jueves, 29 de agosto de 2019

TIERRAS DE PAN LLEVAR


Campo de trigo en Arévalo a primeros de julio de 2011.


Tierras de pan llevar” son aquellas que se destinan al cultivo de cereales. Esta poética y sonora expresión se utiliza de manera habitual, pero no de forma coloquial sino, más bien, en la poesía y la literatura referida especialmente a los campos de Castilla.

Tierras de pan llevar en el mes de mayo. El Ajo, Ávila.

En la Tierra de Arévalo y La Moraña el cambio cromático que se produce en muy poco tiempo es ciertamente espectacular. Los cereales cambian del verde intenso al dorado en apenas unos días, generalmente, durante el mes de junio.

las doradas mieses en julio en Gotarrendura.

En verano, cuando maduran los cereales, a estas tierras de pan llevar se les suele denominar mieses y de forma más poética “doradas mieses” porque es el color que toman desde primeros de junio hasta su recolección. "Campos de doradas mieses onduladas por el viento tan extensas que se pierden en la lejanía".

Espigas de trigo en Arévalo.

A su vez, mies deriva del término latino messis que, en realidad no significa espiga sino cosecha. 

Espiga de trigo lista para ser cosechada.

Resulta muy particular el sonido que producen las pajas y las espigas secas cuando las agita el viento, es un sonido único, especial. Y si es acompañado por el canto de la codorniz, se convierte en música.


La recolección del cereal o siega, se realiza generalmente a primeros de julio y se utilizan para ello modernas cosechadoras que separan el grano de la paja y convierten las tierras de pan llevar en extensos rastrojos.

Arévalo, eras sobre el rio Arevalillo.

Los granos se suelen amontonar en las eras listos para ser vendidos y transportados. En las eras, antes, era donde se realizaba la trilla para separar el grano de la espiga y después se venteaba para separar el grano de la paja, pero esa labor, actualmente, la hacen las cosechadoras.

Eras de Aldeaseca.


En los rastrojos queda la paja que es utilizada como forraje para el ganado. Los rastrojos son las tierras de pan llevar una vez que ha concluido la siega, y están formados por el residuo de las cañas de la mies después de haber sido segada.


Las propias cosechadoras o, en su defecto, las empacadoras reúnen la paja en pacas o “alpacas” como también se denominan habitualmente por aquí, aunque este término no es una acepción recogida en el diccionario de la Real Academia Española. Las alpacas se amontonan para ser recogidas por tractores con una pala adecuada para ello.




Hace años los rastrojos se solían quemar, exterminando insectos pero también la flora bacteriana propia del suelo que sirve para fijar el nitrógeno a las plantas y acababa, igualmente, con el alimento de ovejas y varias especies de aves esteparias e insectívoras. Hoy por hoy, la quema de rastrojos está muy restringida y su práctica se ha convertido en la excepción.

Los rastrojos son utilizados como pastos para las ovejas.

Avutardas alimentádose de grano y saltamontes en un rastrojo en Barromán, al fondo se ve Villanueva del Aceral.

Sisones sobrevolando un rastrojo en Castellanos de Zapardiel.

Collalba gris en un rastrojo de la Tierra de Arévalo.






miércoles, 21 de agosto de 2019

"DESALAMEDAR"

Álamos del paseo de la Alameda que han desaparecido.



DESALAMEDAR

El dos de agosto fue el día
que fueron a castigar
paseo de la Alameda,
una calle principal.
Terciaron a cinco álamos
con un calor infernal
y después los arrancaron
con grúa y sin piedad.
Buscando sombra pasea
un elefante triunfal
camina, camina lento
con su correa y trompal.
Por qué cortan los árboles,
le pregunta al concejal,
por qué quitan de esta calle,
su signo de identidad.
Los álamos que arrancamos
Los vamos a trasplantar
al parque que hay en las eras
para el asfalto arreglar.”
El elefante cavila
piensa y lo vuelve a pensar:
¿Por qué no arreglan el piso
y los respetan sin más?
El hombre transpira mucho,
El calor aprieta ya,
busca una pequeña sombra
y responde al animal.
Estos álamos tan grandes
estaban enraizando mal
y se estaban inclinando
con gran peligrosidad.
Una antigua carretera
que bajo este suelo está
será la principal causa
de su inestabilidad.”
El elefante introduce
su trompa en el arenal
y no encuentra carretera
ni otra vía similar.
Aquí abajo no hay asfalto,
algún cascote gordal
empleado de relleno,
¿no nos querrán engañar?
Más el edil se hace el sordo,
como el que oye barritar,
saltando de sombra en sombra
que el calor pueda paliar.
Hace poco que ha cambiado
Gobierno municipal,
mas no ha cambiado, parece,
su manera de actuar.
Paseo de la Alameda
es ya su estreno estelar:
cinco percheros-álamo
en las eras callan ya.
Un álamo de hoja estrecha
de aspecto fenomenal
fue el principal agraviado
por su belleza sin par.
Jamás había sido podado,
su porte era singular,
en las eras calla y muere
nadie lo quiere mirar.
En Arévalo, a veinte de agosto de 2019.
Luis J. Martín.
(De la serie “Romances con trompal”).



INCONGRUENCIAS:

Estas son las explicaciones que ha dado la nueva corporación municipal respecto a los árboles desmochados y arrancados el pasado dos de agosto de 2019 en el arevalense paseo de la Alameda:
1- “Estaban peligrosamente inclinados”.
2- “Ya se había caído uno el año pasado aplastando a un coche”.
3- “habían sido plantados sobre una antigua carretera por lo que las raíces eran muy superficiales”.
4- “Si no se llevaba a cabo la pavimentación de este tramo del paseo de la Alameda enseguida, se perdía la subvención concedida a tal efecto”.
5- “Los árboles no han sido talados, se han trasplantado al parque de las Eras”.

Álamo de hoja estrecha (Populus angustifolia) a la altura del nº 13 del Paseo de la Alameda.

1- Bien, este magnífico ejemplar de álamo de hoja estrecha (Populus angustifolia), especie foránea originaria de Norteamérica, jamás había sido podado, curiosamente, se había salvado de las podas salvajes y sistemáticas a las que la anterior corporación municipal sometía al arbolado urbano, por lo que tenía un aspecto sano y robusto y un porte excelente, el propio de su especie. Tenía una inclinación despreciable inferior a 5º. Ninguno de los cinco álamos arrancados tenía una inclinación superior.
Había enraizado correctamente y resultó muy difícil y costoso su "trasplante", por lo que se hizo casi sin cepellón y, además, por la dificultad y brutalidad del tirón para arrancarlo, tanto por parte de una excavadora como de  una grúa, se le provocó una gran erosión en su tronco dejándole descortezado en una gran herida de algo más de un metro de longitud.

2- La caída de uno de los álamos blancos, no ocurrió el año pasado sino al poco tiempo de su plantación cuando las raíces aún no habían profundizado lo suficiente.

3- Respecto a la misteriosa carretera antigua, he de decir que la calzada siempre ha pasado por donde pasa en la actualidad, que entre las tapias de los chalés y la vía asfaltada solo había tierra y que el desnivel entre la carretera y las tapias era evidente, por lo que ese espacio se solía inundar en momentos de intensas lluvias aunque, el agua se filtraba rápidamente al subsuelo, lo que indica un sustrato arenoso y profundo. Lo que sí es posible, es que para realizar la acera actual a ras de la calzada se utilizaran escombros o cascotes de obra para cubrir el desnivel existente. En la zona donde se han arrancado los cinco álamos siempre han existido árboles de gran porte, especialmente olmos como puede apreciarse en las dos siguientes fotografías, y siempre han tenido un enraizado vertical correcto, por lo que la afirmación de una antigua carretera que no dejaba que enraizaran convenientemente, como puede observarse en las fotos históricas aportadas, no procede.
Tanto en foto superior como en la inferior se aprecia que la carretera iba por donde pasa actualmente y que todo lo demás era tierra, fotos realizadas en 1978 y 1986 a la altura del nº 13 del paseo de la Alameda. Colección Martín García-Sancho.

En todo caso, me atrevo a preguntar que si se tenía constancia o se sospechaba que una antigua carretera pasaba por el espacio ocupado por los árboles arrancados: ¿se han realizado las correspondientes catas arqueológicas para comprobarlo?, me temo que la respuesta es no y, por lo tanto, que esa pretendida escusa es tan poco creíble como la antigua y misteriosa carretera.
Me atrevo a apuntar que lo que sí pudo existir por la zona, tal y como apunta Juan C. López Pascual, es un antiguo viacrucis, como así lo atestiguan varias peanas de granito, visibles por los alrededores, que pudieron alojar las cruces ya desaparecidas.

4- Respecto a la pérdida de subvención me atrevo a preguntar de nuevo: ¿La subvención era simplemente para asfaltar un tramo del paseo de la Alameda o, en cualquier caso, obligaba a talar los árboles?, y en este último caso, ¿se podía haber pedido una prórroga para su correcta realización?

Aspecto que presentan dos de los árboles "trasplantados" en el parque de las Eras en pleno mes de agosto.

5- Respecto al último punto, Aunque los árboles no hayan sido talados, en la práctica es como si lo hubieran sido: se han arrancado casi sin cepellón y en el momento menos indicado: en plena actividad vegetativa del árbol. Lo lógico y aconsejable hubiera sido realizar este “trasplante” con el paro vegetativo, es decir, durante los meses de noviembre, diciembre, enero o febrero. Pero el dos de agosto no es el momento más indicado para un trasplante, ni por el propio árbol, ni por la vida que acoge, sean diversas especies aves o invertebrados. 
Aunque, bajo mi punto de vista, el trasplante es completamente innecesario y se deberían haber dejado los árboles como estaban: vivos, produciendo oxígeno y sombra, depurando el aire de partículas contaminantes y suavizando las temperaturas y los vientos.


El pasado dos de agosto el paseo de la Alameda se convirtió en un paseo al sol, una alameda sin álamos, una vez más, por una incongruencia municipal.

En Arévalo, agosto de 2019.
Luis José Martín García-Sancho.

ENLACES RELACIONADOS:




Los cinco álamos arrancados del paseo de la Alameda en su nuevo emplazamiento del parque de las Eras.

miércoles, 7 de agosto de 2019

LUNA DE MIEL




Los grillos dan un concierto
en esta noche de estío,
la luna brilla que brilla,
raja de melón partido.
El chico se asoma asoma
sobre la loma del río,
ve a la muchacha bailando
con el mandil encendido.
La espalda tiene de nácar,
nácar muy brillante y vivo
y por su boca se escapa
fuego con cada suspiro.
Es un baile cadencioso
muy lento, pero con brío,
llega la miel a la luna,
llega el final del camino.
Nadie más está en el campo
el campo parece vacío,
solo el chico y la muchacha
con un centenar de grillos.

Arévalo, a siete de agosto de 2019.
Luis J. Martín.

Foto Internet.