sábado, 21 de octubre de 2023

Las plantas del sol.

 

Solanum pimpinellifolium, tomatera cherry.


De la excelencia culinaria a la muerte.

Hoy, amigo lector, voy a hablarte de las solanáceas, una familia de plantas conocida para la ciencia como Solanaceae, muy extendida por todo el mundo, aunque muchas de las más conocidas proceden de América y fueron introducidas por los españoles hace más cuatrocientos años en Europa. Es una familia amplísima, con más de 1200 especies, muchas de ellas muy conocidas y cultivadas en infinidad de huertas, muy apreciadas y utilizadas en las cocinas de todo el mundo. Quizás la palabra solanácea no te diga nada, pero si hablamos de especies como el tomate, Solanum lycopersicum, tomate cherry Solanum pimpinellifolium, la patata, Solanum tuberosum, el pimiento, Caspicum annuum o la berenjena, Solanum melongena, que pertenecen a esta gran familia botánica, la cosa cambia, ¿verdad?

Solanum lycopersicum, tomatera silvestre.

La amplísima familia de las solanáceas, también cuenta con infinidad especies silvestres, frecuentes y conocidas, muchas de ellas con propiedades farmacológicas, estupefacientes y tóxicas importantes: Solanun dulcamara, conocida como dulcamara o uva del diablo es una de ellas; otras son la hierba mora o tomatillo negro, Solanun nigrum; el tomatillo del diablo o hierba mora vellosa, Solanum villosum; el estramonio o campana del diablo, Datura stramonio; o la belladona o solana mayor, Atropa belladona. Utilizadas desde la antigüedad en botica, en pequeñas y controladas dosis, por sus efectos para tratar ciertas enfermedades, cardiacas, respiratorias o digestivas.  Aunque las dosis elevadas pueden producir, alucinaciones, pupila dilatada, estreñimiento, taquicardia e, incluso, la muerte.

Flor de Solanum dulcamara, dulcamara o uva del diablo.

La mayoría de las plantas pertenecientes al género Solanum, tienen una flor muy parecida en cuanto a su forma, aunque de diferentes colores. Si comparamos la flor amarilla del tomate, con la morada y amarilla de la dulcamara o con la blanca y amarilla de la patata o de las hierbamoras, su aspecto es muy similar: son péndulas, mirando hacia abajo, con cinco pétalos que al abrirse se retraen hacia el cáliz, y los estambres amarillos agrupados y apretados en torno al pistilo en forma de cono o campana. En cierta manera nos recuerdan a pequeños soles.

El nombre científico de la familia Solanaceae, o del género Solanun proviene del latín y este, a su vez, del griego, y significa “al sol” o “solana”, es decir, expuesto al sol. Entonces quizás el título de este artículo, para ser más exactos, debería ser: “Las plantas al sol”. Solana es una palabra preciosa caída en desuso, debido al uso o al abuso de otra palabra parecida: “solárium”, aunque derivada, igualmente, del latín se considera un anglicismo, porque ha sido introducida desde la Gran Bretaña o desde los Estados Unidos de América. Por lo que, nuevamente, la lengua de Shakespeare gana por la mano, y en su propio terreno, al idioma de Cervantes, el nuestro. Aunque ambas palabras signifiquen lo mismo, en ninguna piscina, hotel o balneario español tienen designado a este espacio, en el que se puede tomar el sol, como solana, que sería muy correcto, castellano y español, sino solárium. Como ves, querido lector, en nuestra querida España, siempre defendiendo lo nuestro; como diría mi abuelo: PeLeCé, es decir, por los cojones.

La mayoría de las plantas descritas se pueden observar en Arévalo, en sus frondosas riberas, empinadas laderas, duras aceras, o agrarias parcelas. Incluso alguna de las “domesticadas” desde tiempos inmemoriales por el hombre, como el tomate, se pueden ver asilvestradas en las riberas de los ríos. A estos tomates “asilvestrados” se los suele llamar con el simpático nombre de cagones o cagalones, ya que proceden de los excrementos de los pájaros que, previamente, han picoteado tomates de huerta. Otra solanácea que ha colonizado todas las laderas de los ríos Adaja y Arevalillo a su paso por Arévalo, es Lyciun barbarum, conocida como cambronera o goji, que produce bayas muy apreciadas en el mercado oriental.

Bayas de goji, procedentes de Lycium barbarum, cambronera.

Los pimientos, ajís, chiles… como decía al principio son también solanáceas, pero del género Caspicum, con varias especies procedentes todas ellas de Latinoamérica como annuum, schottianum, baccatum, chinense, pubescens. El pimiento, Caspicum annuum, es la especie más extendida en España con multitud de variedades: Pimiento morrón con sus coloraciones, roja, verde o amarilla; pimiento de Padrón, pimiento de piquillo, pimiento choricero, pimiento italiano, ñora… etc. Además de su consumo en crudo o cocinado, también se obtienen productos para condimentar embutidos o guisos como el pimentón.

No quiero pensar cómo sería el chorizo antes de que llegara el pimiento de América. Recuerdo que después de una operación de apendicitis, y tras una obstrucción intestinal que alargó el proceso de recuperación, cuando ya podía alimentarme sin sonda me preguntaron qué es lo que más me gustaría comer. Sin dudarlo respondí que huevos fritos con chorizo frito.

Como las solanáceas, amigo lector, disfrutemos de la solana mientras podamos, activemos la vitamina D, también llamada vitamina del sol, para mejor calidad de nuestros huesos.

En Arévalo, a uno de octubre de 2023.

Luis J. Martín.

(Artículo publicado en el número 172 de La Llanura de Arévalo).

 Imágenes relacionadas:

Arriba: detalle de la floración de la dulcamara con sus características flores moradas y amarillas. Solanum dulcamara.

Abajo: Fruto de la dulcamara conocida también como uva del diablo.


Arriba: tomates silvestres, también llamados tomates cagones. Solanum lycopersicum.

Abajo: floración de la tomatera silvestre, Solamun lycopersicum.


Arriba: fruto de la hierba mora o tomatillo negro, Solanum nigrum.

Abajo: Foración de la hierba mora, Solanum nigrum.


Arriba y abajo: patata, Solanum tuberosum.

Arriba: Floración de una tomatera cherry silvestre, Solanum pimpinellifolium.

Abajo: floración del diminuto tomate del diablo, Solanum villosum. 


todas estas solanáceas tienen una flor con una forma muy parecida. Y todas ellas se han fotografiado en Arévalo.

Arriba: flor de la campana del diablo o estramonio, Datura stramonium.
Abajo: fruto del estramonio, Datura stramonium.

Arriba y abajo: flor y hojas de la cambronera o goji, Lycium barbarum, fotografiadas en las cuestas del Adaja y Arevalillo a su paso por Arévalo. Esta planta produce las bayas de goji, muy apreciadas en el mercado oriental.
Detalle de una de las muchas formaciones impenetrables de cambronera en Arévalo. Lycium barbarum.