Quiero compartir con vosotros el lanzamiento de la novela “Secundarios”, la última obra de Juan Martín García-Sancho, que quedó finalista del Premio Azorín de 2002 y del Río Manzanares de 2008. Narra el acoso que sufre Queque por dos personas marginales, Pinky y Albino, que le persiguen siendo testigos varios vecinos del barrio. Mientras, la historia principal transcurre por otros cauces, cada buen vecinio nos abre las puertas de su propia historia. Puertas sucesivas que nos dejan al descubierto pasajes desolados. Cuando todo confluya y se mezcle con la historia principal, quizás ya nada tenga remedio.
jueves, 24 de marzo de 2011
lunes, 7 de marzo de 2011
FLORES
Flores
Levantó la tapa y la dejó caer hacia atrás. Comenzó a remover las bolsas mientras un olor nauseabundo comenzaba a surgir del interior. Su escasa estatura le impedía llegar a las más profundas. Si tuviera unos cuantos años menos y un poco más de fuerza volcaría el contenedor para rebuscar con mayor comodidad. Pero tenía que conformarse con lo que sus cortos brazos alcanzasen.
No parecía haber nada que mereciera la pena. Hacía tiempo que el supermercado no tiraba nada aprovechable. Se puso de puntillas y alargó el brazo todo lo que pudo para mover una última bolsa ayudado por su cachava. Por fin encontró algo debajo: un cartón de huevos y unos champiñones ennegrecidos. Apiló varias bolsas de basura para subirse a ellas y poder alcanzar aquel manjar metiendo medio cuerpo dentro.
- Hoy cenaré revuelto de champiñones –pensaba mientras se le hacía la boca agua-. Lástima, de unos trigueros para acompañarlos.
Andaba despacio, arrastrando los pies bajo miles de luces de colores. Pero él ni las miraba, avanzaba cabizbajo con la mirada perdida en el suelo. Al pasar por la frutería de Gómez, se quedó clavado en el escaparate. Junto a las granadas, escarolas, turrones, nueces y demás frutas y hortalizas, había un manojo de trigueros. Entró. Una de las clientas le miró con desagrado al mismo tiempo que hacía un gesto al tendero tapándose la nariz.
- Pepe, ¿me puedes vender medio manojo de trigueros? –preguntó el anciano.
- No, se vende el manojo entero –contestó el frutero.
- No, se vende el manojo entero –contestó el frutero.
- ¿Y cuanto cuesta?
- Tres cuarenta.
- ¿Euros?
- Claro, no van a ser pesetas.
Florencio, se metió la mano en el bolsillo y examinó unas cuantas monedas. Volvió a guardarlas y salió de la tienda arrastrando los pies. Mientras parecía musitar algo parecido a un adiós.
La puerta volvió a abrirse y apareció de nuevo Florencio con una leve sonrisa en su rostro.
- Pepe, he pensado que me vas a dar ese manojo de trigueros ¡Qué coños! Para un capricho que tengo… Pero acaba de despachar a la señora que yo espero mi turno.
- No Pepe, despacha a Flores que tendrá más prisa que yo – mientras suplicaba al frutero con la mirada que lo atendiera para que se marchara cuanto antes.
- No señora, por favor, no quiero colarme, que la despache a usted primero que estaba antes. Además yo no tengo nada que hacer.
- Ten, Flores –cortó Pepe tajante-, tus trigueros. Son tres cuarenta.
Ya en su pequeña casa, se quitó los zapatos, se puso las zapatillas y un mandil. Lavó cuidadosamente los champiñones cortando las partes ennegrecidas, los partió en cuartos y los echó a una vieja sartén con una miaja de aceite y un diente de ajo en finas láminas. Luego troceó la mitad de los trigueros y los añadió al guiso. Cuando comenzó a espesar la salsita, los revolvió con dos de los huevos caducados que había cogido de la basura y añadió una pizca de sal. Mientras los cuajaba pensó en Lola, su mujer. Cuántas veces había hecho ese mismo revuelto para Clarita y para él. La mueca de sonrisa que tenía mientras guisaba se tornó en puchero. Se limpió las lágrimas, derramó el contenido de la sartén en un plato. Se sirvió medio vaso de vino y se sentó a la mesa camilla frente al televisor apagado. Alzó el vaso hacia el retrato en que aparecían Lola y Clarita abrazadas y comenzó a comer despacio, saboreando cada bocado, recuperando la sonrisa.
Esa noche, Florencio cenó como un rey.
En Arévalo, a veintitrés de enero de 2011.
por: Luis José Martín García-Sancho
Publicado en la llanura en febrero de 2011:
Dicen que las comparaciones son odiosas:
- Esperanza Aguirre (PP): "No tener pagas extra me tiene mártir, las he tenido toda mi vida y las echo de menos en Navidad y en verano. No es que haga números a final de mes, ¡es que muchas veces no llego!".
- Leire Pajín (PSOE): como secretaria de Organización del PSOE, como senadora y como ex secretaria de Estado de Cooperación ha cobrado 200.000€ en 2010 (20minutos.es)
Dos pequeñas flores de nuestra clase política aunque hay cientos. A ellos y a ellas, políticos poco solidarios, dedico este relato, minúsculo ejemplo de realidad social.
P.D.: Una vez escrito este relato, algunos políticos tuvieron una idea brillante: multar a aquellos que rebuscaran en la basura. Típico entre la clase política: pretenden solucionar un problena sin buscar la causa.
P.D.: Una vez escrito este relato, algunos políticos tuvieron una idea brillante: multar a aquellos que rebuscaran en la basura. Típico entre la clase política: pretenden solucionar un problena sin buscar la causa.
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