Puerta del Sol de Madrid la tarde del 14 de abril de 1931.
SE
CUMPLEN NOVENTA AÑOS DE LA PROCLAMACIÓN DE LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA.
Antecedentes:
- Tras
la caída de la dictadura de Primo de Ribera (1923-1930), durante la cual el monarca Alfonso
XIII siguió siendo el rey, se nombra un gobierno de concentración monárquica que, el lunes 23 de
marzo de 1931, restablece las garantías constitucionales, suprime la
censura y reconoce la plena libertad de reunión y asociación. También, convoca
elecciones municipales para el domingo 12 de abril de 1931, en las que las
candidaturas republicanas consiguen la mayoría absoluta en 43 de las 50
capitales de provincia.
Portada de un periódico de la época, el 13 de abril de 1931.
- El
lunes 13 de abril Aznar-Cabanas, presidente del gobierno monárquico responde a
un periodista que le pregunta si habrá crisis de gobierno: “¿Que si habrá crisis? ¿Qué más crisis desean
ustedes que la de un país que se acuesta monárquico y se despierta republicano?”
(Suárez, Eduardo (2006). «Tres días de abril que revolucionaron España»)
-
Tras este claro resultado, Alfonso XIII pide a Gabriel Maura, ministro de
Trabajo y Previsión del gobierno monárquico, que se ponga en contacto con
su hermano Miguel, miembro de la Derecha Liberal Republicana, para conocer las intenciones de los
republicanos. Miguel Maura no deja duda alguna en cuanto a sus intenciones de pedir
la abdicación del Rey, al ser el suyo uno de los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián, una conjunción de partidos republicanos de toda índole con la finalidad de poner fin a la monarquía de Alfonso XIII y proclamar la II República.
- Finalmente,
el 13 de abril de 1931, Alfonso XIII abdica con el siguiente manifiesto:
Al país: Las elecciones celebradas el
domingo (12 de abril) me revelan claramente que no tengo el amor de mi pueblo.
Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre
servir a España, y puse el único afán en el interés público hasta en las más
críticas coyunturas. Un rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez;
pero sé bien que nuestra patria se mostró en todo momento generosa con las
culpas sin malicia. Soy el rey de todos los españoles, y también un español.
Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz
forcejeo con quienes las combaten. Pero resueltamente, quiero apartarme de
cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No
renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado
por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa. Espero
a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y
mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del poder real y
me aparto de España, reconociéndola, así como única señora de sus destinos.
También ahora creo cumplir el deber que me dicta el amor a la patria. Pido a
Dios que tan hondo como yo lo sientan y lo cumplan los demás españoles.
Alfonso XIII.
(Manifiesto
de despedida de Alfonso XIII, 13 de abril de 1931).
Retrato de Alfonso XIII
- Esa
misma tarde el Comité Revolucionario Republicano-Socialista
hizo público un comunicado en el que decía que el resultado de las elecciones
había sido «desfavorable a la Monarquía y
favorable a la República» y anunciaba su propósito de «actuar con energía y presteza a fin de dar inmediata efectividad a los
afanes implantando la República» (Juliá, Santos (2009). Ibid.)
Proclamación, elecciones y Constitución.
- La tarde del 14 de abril de 1931, miembros del Comité Revolucionario, firmantes del pacto de San Sebastián, asumen el
poder, así lo describe Miguel Maura:
"Tardamos cerca de dos horas en recorrer
el trayecto de la calle de Alcalá que une la plaza de la Cibeles con la Puerta
del Sol, o sea poco más de un kilómetro. El gentío nos abría camino a fuerza de
empujones y apreturas... En la Puerta del Sol, la aglomeración desbordaba toda
medida imaginable. Por fin llegó mi coche ante la puerta principal del
Ministerio. La puerta estaba cerrada... Ante la puerta cerrada sólo estábamos
Largo Caballero y yo, rodeados, claro es, de una masa vociferante que pedía se
abriesen las puertas. De pronto, se abrieron éstas de par en par, y apareció en
el zaguán un piquete de la Guardia Civil cerrando el paso. Me cuadré delante de
ellos, me descubrí y les dije: «¡Señores: Paso al Gobierno de la República!». Los soldados, como si lo hubiesen ensayado previamente, abrieron el
paso y, en dos filas, una a cada lado, presentaron armas... Éste fue, querido
lector, el ceremonial del famoso “traspaso de poderes”... Diez palabras de cada
lado bastaron, y en realidad sobraron, para tomar las riendas de un poder que
yacía en el arroyo”.
(MAURA,
M. Así cayó Alfonso XIII, 1962).
Puerta del sol de Madrid la tarde del 14 de abril de 1931.
-
Inmediatamente, a las ocho de la tarde del 14 de abril de 1931, se instaura un
Gobierno Provisional que nombra presidente a Niceto Alcalá-Zamora. A esa misma
hora el rey se marcha de Madrid hacia Cartagena en un coche, para abandonar
definitivamente España de madrugada en un barco.
- El
gobierno provisional convoca elecciones generales que tienen lugar el 28 de junio
de 1931, tras las cuales se forman las Cortes Constituyentes. Las elecciones,
libres y democráticas, las ganó la Conjunción Republicana por amplia mayoría
(cerca del 90% de los escaños) formada por el Partido Socialista Obrero Español,
partido Republicano Radical Socialista y Acción Republicana, entre otros.
Siendo elegido presidente del Gobierno Manuel Azaña Díaz, líder de Acción
Republicana, el 14 de octubre de 1931.
Seguidamente, se redacta La
Constitución española de la II República, que fue aprobada el 9 de diciembre de
1931. Estos son algunos de sus Artículos:
“España, en uso de su soberanía y
representada por las Cortes Constituyentes, decreta y sanciona esta
Constitución.
Art. 1. España es una República
democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de
Libertad y de Justicia.
Los poderes de todos sus órganos emanan
del pueblo.
La República constituye un Estado
integral, compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones.
La bandera de la República española es
roja, amarilla y morada,
Art. 2. Todos los españoles son iguales
ante la ley.
Art. 3. El Estado español no tiene
religión oficial.
Art. 4. El castellano es el idioma
oficial de la República.
Todo español tiene obligación de saberlo
y derecho de usarlo, sin perjuicio de los derechos que las leyes del Estado
reconozcan a las lenguas de las provincias o regiones. Salvo lo que se disponga
en leyes especiales, a nadie se le podrá exigir el conocimiento ni el uso de
ninguna lengua regional.
Art. 6. España renuncia a la guerra como
instrumento de política nacional.
Art. 7. El Estado español acatará las
normas universales del Derecho internacional, incorporándolas a su Derecho
positivo.
Art. 11. Si una o varias provincias
limítrofes, con características históricas, culturales y económicas, comunes,
acordaran organizarse en región autónoma para formar un núcleo
poliadministrativo, dentro del Estado español, presentarán su Estatuto con
arreglo a lo establecido en el artículo 12.
Art 21. El derecho del Estado español
prevalece sobre el de las regiones autónomas en todo lo que no esté atribuido a
la exclusiva competencia de éstas en sus respectivos Estatutos.
Art 26. Todas las confesiones religiosas
serán consideradas como Asociaciones sometidas a una ley especial. El Estado,
las regiones, las provincias y los Municipios, no mantendrán, favorecerán, ni
auxiliarán económicamente a las iglesias, Asociaciones e Instituciones
religiosas.
Art. 27. La libertad de conciencia y el
derecho de profesar y practicar libremente cualquier religión quedan
garantizados en el territorio español, salvo el respeto debido a las exigencias
de la moralidad pública.
Artículo 43.
La familia está bajo la salvaguardia especial del Estado. El matrimonio se funda en la
igualdad de derechos para ambos sexos, y podrá disolverse por mutuo disenso o a
petición de cualquiera de los cónyuges, con alegación en este caso de justa causa.
Art. 44. Toda la riqueza del país, sea
quien fuere su dueño, está subordinada a los intereses de la economía nacional
y afecta al sostenimiento de las cargas públicas, con arreglo a la Constitución y a las leyes.
Artículo 48.
El servicio de la cultura es atribución esencial del Estado, y lo prestará mediante
instituciones educativas enlazadas por el sistema de la escuela unificada.
La enseñanza primaria será gratuita y obligatoria.
Los maestros, profesores y catedráticos de la enseñanza oficial son funcionarios públicos.
La libertad de cátedra queda reconocida y garantizada.
La República legislará en el sentido de facilitar a los españoles económicamente
necesitados el acceso a todos los grados de enseñanza, a fin de que no se halle
condicionado más que por la aptitud y la vocación.
La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se
inspirará en ideales de solidaridad humana.
Se reconoce a las Iglesias el derecho, sujeto a inspección del Estado, de enseñar sus
respectivas doctrinas en sus propios establecimientos.
Art. 52. El Congreso de los Diputados se
compone de los representantes elegidos por sufragio universal, igual, directo y
secreto.
Art. 53. Serán elegibles para Diputados
todos los ciudadanos de la República mayores de veintitrés años, sin distinción
de sexo ni de estado civil, que reúnan las condiciones fijadas por la ley
electoral.
Artículo 67. El Presidente de la
República es el Jefe del Estado y personifica a la Nación.
Artículo 68. El Presidente de la
República será elegido conjuntamente por las Cortes y un número de
compromisarios igual al de Diputados. Los compromisarios serán elegidos por
sufragio universal, igual, directo y secreto, conforme al procedimiento que
determine la ley. Al Tribunal de Garantías Constitucionales corresponde el
examen y aprobación de los poderes de los compromisarios.
Así
empezaba la II República española. Una forma de estado democráticamente constituida que emanó de la
voluntad del pueblo, que quiso modernizar la
sociedad española y equipararla a otras democracias avanzadas.
Pero,
aunque los logros fueron notables, fue un sueño muy efímero. La peor de todas las violencias, una guerra
civil forzada por un levantamiento militar, acabó demasiado pronto con las ilusiones de
libertad, justicia, progreso y modernidad compartidas por una gran mayoría de
españoles.
Estoy
convencido de que, si se hubieran respetado todas las administraciones y
poderes del Estado, la Democracia y la Justicia impulsadas por la II República,
tarde o temprano, hubieran triunfado ante cualquier tipo de violencia o
imposición. Y otro gallo nos habría cantado.
No
hay dos sin tres.
Manuel Azaña Díaz.
En
Arévalo, a 14 de abril de 2021, noventa años después.
Luis
J. Martín.
Plaza Sant Jaume, Barcelona, 14/04/1931
Ayuntamiento de León, 14/04/1931.
Plaza de la República de Éibar, 14/03/1931.