foto: el periodico.com.
Por: José Luis Díaz Segovia
Las
prolongadas y elevadas temperaturas de este verano son un tema recurrente en la
calle, en las tertulias, en los medios de comunicación...
Sin
embargo poco o nada se habla de las causas de este calor extremo, y las
consecuencias que implica este fenómeno. Hace poco leía con detenimiento una
noticia en un periódico. Un comunicado de la NASA, y de la propia ONU, advertía
que si no se toman medidas drásticas y urgentes para combatir el cambio
climático, la Civilización sufriría un colapso global en apenas 40 ó 50 años. Y
digo civilización, porque al hablar de destrucción del Planeta cometemos un
error fruto de la ignorancia. Si la especie humana desapareciese, a la Tierra
eso francamente le daría igual. Las plantas y otras criaturas renovarían la
vida, y esta seguiría existiendo sin nuestra presencia. Por supuesto, el
artículo se encontraba escondido en un rincón perdido de un periódico, y en letra
pequeña, evidenciando el desinterés por este tema.
A
fin de cuentas, quien va a perder el tiempo leyendo la opinión de unos
científicos chiflados, y sus locas ocurrencias. En la agenda de los dirigentes
mundiales este asunto ni siquiera merece la más mínima atención. Algo lógico,
si tenemos en cuenta que ellos sólo son meros rehenes, sometidos a la tiranía
de quienes dirigen el Mundo desde la sombra. Las multinacionales, las grandes
corporaciones, y las empresas energéticas, que no están dispuestas a perder el
jugoso pastel de miles de millones de dólares que se reparten cada día. Por su
parte, los ciudadanos tampoco desean renunciar a un modo de vida, basado en el
derroche, el despilfarro y el consumismo compulsivo. Así pues, parece que la
gran mayoría desea mantener este modelo irracional e insostenible, que nos
lleva directamente el precipicio.
De
aquí a tres o cuatro décadas, los pronósticos para la Península Ibérica no son
nada halagüeños. Se preveen temperaturas
de 50 ó 55 grados en Andalucía, Madrid, Extremadura, Aragón… ¿Que ocurrirá si
se cumple semejante vaticinio?. Sencillamente no podremos sobrevivir. Se
calcula que el nivel de los mares subirá más de cinco metros. Las ciudades
costeras, donde vive la gran parte de la población mundial, quedarán anegadas,
lo que provocará migraciones de proporciones inimaginables. Surgirán graves
conflictos por el dominio del agua. Los cultivos no prosperaran, los incendios
forestales se intensificarán y los desiertos avanzarán implacables. Y este
excelente caldo de cultivo facilitará el desarrollo de enfermedades e
insalubridad.
Hay
un principio básico que el ser humano
acostumbra a despreciar con demasiada facilidad. El principio de la
prevención. Este principio rige el equilibrio en la naturaleza, y las criaturas
que no lo respetan están abocadas al desastre. Pero como nosotros somos más
listos, nos permitimos el lujo de hacer caso omiso a las señales y los síntomas
que nos están avisando del peligro, de que algo no va bien.
Deberíamos
actuar de inmediato, y sin embargo nos quedamos con los brazos cruzados, con la
venda en los ojos. Existen alternativas y tecnología para prescindir del
petróleo, pero las grandes empresas petroleras compran las patentes, para
bloquear su utilización, de modo que tengamos que seguir dependiendo de los
combustibles fósiles, que elevan los niveles de dióxido de carbono en la
atmósfera. Y por tanto agravando el problema del efecto invernadero. Los
bosques podrían mitigar y aliviar el problema, pues son sumideros gigantescos
de CO2. En España hay
millones de hectáreas desarboladas, y montañas peladas. Terrenos baldíos que
deberían ser ocupados por bosques inmensos. Esa debería ser una prioridad
estatal, pero sólo se plantan árboles en áreas testimoniales del territorio,
mientras cada verano vemos arder nuestros montes, como un espectáculo mediático
de pirotecnia.
En
la televisión, la radio, la prensa o internet priman otras noticias: la
economía, las finanzas, el deporte, el ocio y como no, excesivas frivolidades y
estupideces. Pero el cambio climático, un asunto de supervivencia global, es
algo irrelevante, una noticia que no vende.
Nos
hemos propuesto caminar hacia un escenario hostil y terrible, en el que
sobrevivir será lo prioritario. Es entonces cuando querremos reaccionar, pero
quizá será ya demasiado tarde.