Mucho se está hablando de la troica como órgano de decisión en
asuntos económicos, sociales y políticos de la Unión Europea.
Al parecer, el origen de la palabra es ruso,
troika: trineo tirado por tres
caballos.
Castellanizada, troica se define como un equipo dirigente integrado por tres
miembros. Al menos es la acepción que da el diccionario de la Real Academia
Española.
El caso es que no me salen las cuentas, porque siempre
que en los diferentes medios de comunicación se habla de la troica europea se
suele referir a la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Christine
Lagarde, al presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, al presidente
de la Unión Europea, Jean-Claude Juncker y, esto es lo que ya no me cuadra, a
la primera ministra de Alemania, Angela Merkel que, si las matemáticas no
fallan, suman cuatro miembros, no tres.
Por si acaso, he buscado “cuatroica” por si
viniera en el diccionario de la RAE pero no viene, me remite a “cuatrinca” que
se aplica a un tribunal de cuatro miembros en las oposiciones a cátedras, una
acepción demasiado académica para el uso que los medios dan al término. También,
me remite a “cuatropea” que lo define como, 1: Derecho de alcabala (impuesto)
por la venta de caballerías en los mercados. 2: Bestia de cuatro pies (sí, pies
no patas, lo cual puede estar abierto a interpretaciones) y 3: Lugar de la
feria donde se vende el ganado.
Es curioso pero, sin saber muy bien por qué, cuando
he leído las acepciones me ha parecido más apropiada la palabra cuatropea para designar a la troica europea de cuatro miembros tan
cacareada en medios de comunicación. Veamos si tiene algo de fundamento o,
simplemente, se trata de una elucubración mía.
La troica europea exige a los países miembros
el pago de una deuda que han adquirido los diferentes gobiernos y que, en
cambio, los ciudadanos somos los auténticos paganos.
Para la palabra “pagano”, nuevamente la RAE da la siguiente definición: Persona que paga, generalmente por abuso,
las cuentas o las culpas ajenas. Vamos, que no hay una acepción que se
acerque más a la realidad.
Pero, curiosamente, muchos gobiernos de los
países miembros lo único que pueden pagar de la deuda, adquirida por ellos
mismos para salvar su sistema financiero, son los intereses que genera y que
cada año la hacen mayor. La deuda, entonces, se convierte en algo impagable y
la troica europea, lejos de suavizar la presión, la aumenta obligando a los
estados miembros a recortar en derechos sociales básicos, convirtiéndonos a los ciudadanos en paganos de este abuso creado por
cuentas y culpas ajenas. Como ven, efectivamente la troica europea se
convierte en cuatropea.
Tratan a los ciudadanos como ganado al
recortar en sanidad, vivienda, educación, investigación, medio ambiente... aceptando
las condiciones de una deuda impagable. Por
lo tanto, se puede decir que venden a sus propios ciudadanos como ganado
porque les quitan derechos sociales básicos recogidos por la Constitución. Nuevamente,
la troica europea se comporta como cuatropea al convertirse en el lugar donde
se vende el ganado, es decir donde se venden a los sistemas financieros los
derechos de los ciudadanos europeos más desfavorecidos, en muchos países, una
gran mayoría de la población.
La troica defiende más los intereses de la
banca y empresas energéticas que las necesidades básicas de los ciudadanos. Se
comporta como una auténtica plutocracia, de hecho lo es, donde siempre priman decisiones
que favorezcan a los poseedores de las fuentes de riqueza. Muchos gobiernos han
obedecido ciegamente a la troica, incluido el nuestro, de ahí la reforma del
artículo 135 de la Constitución Española pactada entre PSOE y PP en 2011 y que
da prioridad absoluta al pago de la deuda pública en los presupuestos
generales, sin enmienda o modificación posible y por encima de los derechos fundamentales
de los ciudadanos. Vergonzoso, ¿verdad? Ahora encaja todo, dice el refrán que
no hay que buscar tres pies al gato pero, sin lugar a dudas, si buscas cuatro
pies a la troica los encuentras: FMI, BCE, UE y Alemania.
¿Qué derecho tiene Alemania de regir sobre los ciudadanos europeos?, ¿qué derecho tiene el FMI?, ¿qué derecho tiene el BCE?, incluso, ¿qué derecho tiene el presidente de la CE de favorecer intereses económicos por encima de los intereses básicos de los ciudadanos europeos? Así que, finalmente, puedo decir sin temor a equivocarme que
la troica se está comportando como la segunda acepción de la palabra cuatropea, como una auténtica bestia de cuatro pies.
Lo peor de todo es que el resto de los ciudadanos, además de paganos,
nos comportamos como ganado que se puede comprar o vender en la feria de los
intereses, pues aceptamos sin inmutarnos que la troica cuatropea negocie con nuestros derechos, eso sí, preservando
siempre los suyos.