Vista de Arévalo desde la Loma
Texto y fotos: Luis
José Martín García-Sancho.
A lo largo de los siglos son varias las deforestaciones
y reforestaciones llevadas a cabo en Arévalo. Desde el neolítico, el paisaje
dominante en lo que hoy son llanuras cerealistas eran cerrados bosques de
encina y enebro, quizás, con pequeños pinares en las zonas más arenosas correspondientes
al interfluvio Adaja/Arevalillo.
Los primeros poblados permanentes fueron poco
nocivos para los bosques, limitándose a deforestar parcelas pequeñas donde
cultivaban diferentes productos y pastaban sus ganados. En la época celtíbera
se sabe que en determinados castros la bellota era un alimento importante tanto
para el ganado como para los humanos que la consumían y conservaban en forma de
harina. Es, por tanto, razonable pensar que no destruirían el bosque de encinas
a gran escala.
Con la romanización se produce una mayor
deforestación pero sólo en las zonas destinadas a villas y granjas. En el
periodo visigodo el paisaje cambia poco, pues se sabe que en la época musulmana
estas tierras no fueron apenas pobladas si se comparan con el sur peninsular.
Al parecer la población visigoda se replegó hacia norte de la península y la
musulmana pobló principalmente el sur, quedando una amplia franja de terreno de
dominio musulmán pero muy poco poblada, con densos y extensos bosques de encina
y enebro prácticamente impenetrables.
Es durante la repoblación acaecida en la baja
edad media cuando se produce una deforestación a gran escala. El número de
villas y pueblos era muy superior al actual y las extensiones de pastos y
tierras de cultivo se multiplican hasta el punto de que en los siglos XV y XVI
se producen las primeras reforestaciones a gran escala por la necesidad de
madera y leña demandada por los pueblos. Pero esta reforestación no se realiza
con encina, de crecimiento muy lento, sino con los pinos existentes en las dunas
del interfluvio Adaja/Arevalillo, de crecimiento mucho más rápido. Desde
entonces, se empieza a reforestar con pino resinero y pino piñonero. Quedando
la encina y el enebro relegados a laderas de ríos y perdiendo, definitivamente,
el protagonismo sobre las coníferas.
Esta
deforestación se viene produciendo hasta la primera mitad del siglo XX debido
al predominio de las tierras de cultivo sobre las forestales. La imagen 2,
tomada en Arévalo en la primera mitad del siglo XX, muestra el grado de
deforestación no sólo de las laderas del río Adaja sino de la propia ribera si
la comparamos con la imagen 3 tomada en el mismo sitio pero en la actualidad.
Imágenes 2 y 3: foto antigua y actual de la ribera del Adaja a la altura del matadero (la imagen 2 pertenece a la colección de la familia García Varas)
Es,
precisamente, en la década de los cincuenta del pasado siglo cuando se acometen
varias reforestaciones en tres zonas de las laderas de los ríos Adaja y
Arévalillo a su paso por Arévalo según se detalla en la imagen 4. Son tres
repoblaciones forestales llevadas a cabo en tres áreas diferentes de las
cuestas de los ríos y que se analizan con más detalle a continuación:
Imagen 4 zonas reforestadas
- Área 1: La Loma A:
Castillo
- Área 2: Butano B:
Puente del cementerio
- Área 3: La Junta C:
Puente de Medina
- Área 4: Casas del castillo D: Almacén de
butano
- Área 5: Caminanta - los
Barros E: Puente de
los barros
F:
Matadero
G:
Colegio del Corralón
-
Área 1: La Loma
Es la más extensa de las
tres. Se localiza en la ladera derecha del Adaja a la altura de la Loma. Ocupa
una superficie aproximada de diez hectáreas desde el puente del cementerio
hasta las escuelas del corralón, aunque a partir de aquí se extiende por una
estrecha franja de terreno hasta las proximidades del puente de la estación. La
especie utilizada es el pino piñonero (Pinus
pinea). Todos los pinos fueron plantados por el sistema de ahoyado,
seguramente, realizado a mano. Esta técnica consiste en realizar un hoyo para
cada pino plantado, sin recurrir a las impactantes terrazas.
La pendiente en esta parte
de la ladera es muy pronunciada. A pesar de la inclinación y del sustrato
esta reforestación ha tenido bastante éxito pues los árboles han llegado a
formar un bosquete cerrado, alcanzando varios pinos un gran porte. El sotobosque
es escaso limitándose a algunos arbustos espinosos de aulaga (Genista scorpius), encina (Quercus ilex), rosal silvestre (Rosa canina), Majuelo (Crataegus monogyna), tomillo (Thymus zygis) y plantas herbáceas entre
gramíneas y leguminosas. En los bordes o límite superior se forman manchas de
piorno blanco (Astragalus granatensis),
retama común (Retama sphaerocarpa), jarilla (Halimiun sp) y
en el inferior se dan frutales como en cerezo (Prunus avium), peral (Pyrus communis) o plantas propias de ribera como el Fresno (Fraxinus angustifolia) o la nueza (Tamus communis). (Ver apéndice fotográfico).
Imagen 5: reforestación de la ladera derecha del Adaja a la altura de la loma, Se aprecia la pronunciada pendiente
A pesar del éxito de esta
repoblación forestal el pinar, como tal, no llega a regenerarse de forma
natural pues no existen retoños de pino. Los más jóvenes tendrán una edad
aproximada de 20 años y son muy escasos. Sí se ha producido una regeneración
natural y, por tanto espontánea, de encina, retamas, piornos, rosales y
frutales pero, curiosamente, el pino no se está regenerando lo que puede ser negativo
de cara a la conservación del espacio en el tiempo. También se ha notado la
ausencia de algunos mamíferos que, como la ardilla, favorecen la reforestación
natural al enterrar una buena parte de los piñones que recolectan. En cambio,
sí existen otros que, como el conejo, pueden consumir brotes tiernos o
plantones de cualquier especie arbórea o arbustiva.
El pinar nunca ha sido
olivado, por lo que todos los pinos tienen las ramas más bajas secas, muchas de
ellas a ras de suelo. El único trabajo forestal al que ha sido sometido tras su
plantación es una tala a lo largo de un tendido eléctrico que lo atraviesa para
impedir que las ramas altas puedan llegar a tocar los cables. Después, se han
triturado los despojos y han sido amontonados en dos o tres puntos.
Este
bosque ha cumplido a la perfección su efecto contra la erosión, ya que se puede
observar como en varios sitios las raíces de los pinos han sujetado incipientes
deslizamientos de tierras que hubieran seguido ladera abajo hasta el fondo del
valle. (Ver Apéndice Fotográfico)
-Imagen 6: En el área de la Loma las raíces de los pinos sujetan el terreno y evitan corrimientos
-
Área 2: Butano
Ocupa una superficie
aproximada de tres hectáreas en la margen izquierda del río Arevalillo entre el
puente de Medina y el Castillo. La plantación realizada también es de pino
piñonero por el sistema de ahoyado. Es probable que esta repoblación sea un
poco posterior a la de la Loma ya que, aunque los árboles gozan de buena salud,
no alcanzan el porte de los pinos de la Loma. La pendiente es también
pronunciada, si bien, es más acusada en las proximidades del puente de Medina. El
estrato arbustivo es aún más escaso reduciéndose a algunas retamas comunes y
tomillos. En la parte baja, cerca del fondo del valle, existen algunos olmos (Ulmus minor)
que se secan por efecto de la grafiosis cuando llegan a alcanzar porte arbóreo,
regenerándose una y otra vez a partir de las raíces. Entre los pinos crecen
algunos pies de encina de escaso porte, especie que hay que entender que ha
progresado allí de forma espontánea. (Ver apéncice fotográfico).
Imagen 7: Reforestación de la ladera izquierda del Arevalillo a la altura del almacén de butano.
Este pinar, como el
anterior, tampoco se regenera de forma natural, no existiendo ningún retoño de
pino. Tampoco se ha detectado presencia de ardillas que pudieran enterrar el
exceso de piñones ayudando así a que broten nuevos árboles. En cambio la
población de conejos de esta ladera es aún mayor que la de la Loma.
Este
pinar, próximo al almacén de butano, sí ha sido olivado recientemente, aunque
los despojos de la poda de las ramas bajas permanecen bajo los pinos en lugar
de haber sido retirados o triturados como procede en un trabajo forestal que
pretenda minimizar el peligro de incendios forestales. (Ver Apéndice Fotográfico)
-
Área 3: La Junta
Esta repoblación forestal
también fue realizada en la década de los cincuenta del pasado siglo. Se
extiende a lo largo de una superficie aproximada de una hectárea y media justo por
debajo del castillo, en la zona que se conoce como la Junta, por ser donde se
produce la desembocadura del Arevalillo en el Adaja. Se encuentra justo en el
pico que forman la ladera izquierda del Adaja con la derecha del Arevalillo.
Aunque la mayoría de los pinos son piñoneros, también hay tres pies de pino
carrasco (Pinus halepensis) en la
vertiente del Adaja. El sotobosque es algo más cerrado que en las dos
repoblaciones anteriores, Existiendo una gran profusión de cambronera (Lycium barbarum) en la zona
más baja y olmos en la parte media que al adquirir porte arbóreo comienzan a
secarse por efecto de la grafiosis. Recientemente han empezado a aparecer pies
jóvenes de ailanto (Ailanthus altissima)
especie foránea e invasora que va ganando espacio entre los olmos y los pinos,
pudiéndose llegar a apoderar con el tiempo de la ladera. (Ver apéndice fotográfico).
Imagen 8: Reforestación en la Junta
Tampoco se ha observado
regeneración natural de pinos, aunque si lo están haciendo las cambroneras, olmos y
ailantos. Tampoco se ha observado la presencia de ardillas que pudieran
dispersar los piñones. Hay una buena población de conejo que se puede alimentar
de retoños y brotes tiernos.
Este
pinar sí ha sido olivado por lo que no hay ramas secas en la parte inferior de
los pinos y la madera ha sido convenientemente retirada para evitar el riesgo
de incendios forestales. (Ver Apéndice Fotográfico)
A parte de estas tres zonas
de repoblación en las laderas de los ríos Adaja y Arevalillo a su paso por el
casco histórico de Arévalo, existen otros dos puntos donde se ha reforestado
con pinos piñoneros. Una treintena de pinos piñoneros frente a las casas del
Castillo y veintidós pinos piñoneros entre la Caminanta y el puente de los
Barros (Áreas 4 y 5 en la imagen 4). Estas dos repoblaciones son más modernas
ya que se realizaron en la década de los ochenta y el sistema también es
distinto pues se trasplantaron árboles jóvenes procedentes del pinar de Arévalo
con una buena parte de su cepellón. De esta misma época son los pinos que hay
en el teso viejo.
Estas
dos últimas repoblaciones no se pueden considerar estrictamente de ladera ya
que se encuentran en la parte más alta del valle del Arevalillo en el área 4 y
junto la Caminanta y el camino que, desde la ermita, baja al puente de los
barros en el área 5.
Es curioso cómo, desde los
años ochenta, en todos los programas electorales de las distintas corporaciones
municipales, se promete o se propone la limpieza y repoblación de las cuestas sin
que hasta la fecha se haya llevado a cabo, salvo una plantación de gramíneas en
una reducida superficie.
- Plantación de gramíneas realizada en las cuestas del Arevalillo en la década de los noventa.
Por otro lado son ya varias
las asociaciones, particulares o estudios medioambientales que proponen o han
propuesto tanto la utilización de riberas y laderas para diversas rutas
eco-deportivas, como su reforestación con un amplio abanico de especies
autóctonas o la adecuación de estas riberas y laderas como un espacio verde más
para el disfrute de todos los arevalenses.
Es de sobra conocido el
proyecto presentado al Ayuntamiento en el año 2010 por la Asociación la
Alhóndiga de Arévalo con el apoyo del club de Senderismo los pinares, el club
ciclista Vázquez Palomo y la asociación de hosteleros de Arévalo ASADHOS. Se
trata de una ruta eco deportiva que une las riberas del Adaja y Arevalillo con
los pinares próximos a la Cañada a través de un sendero que permite tanto el senderismo
como la práctica del ciclismo.
También en 2010, el autor
del presente artículo hizo una propuesta de repoblación de las cuestas del
Arevalillo desde el castillo hasta el puente de los Lobos por ser la zona más
deteriorada y donde se produce un mayor número de corrimientos de tierras.
El pasado año Francisco
Durán, licenciado en Ciencias Ambientales, hizo su proyecto de fin de carrera
sobre estas cuestas y riberas proponiendo su adecuación para poder ser puestas
en valor y para el disfrute de los arevalenses o turistas. Actualmente está
ampliando los estudios sobre esta zona concreta y las actuaciones a realizar.
Hasta
la fecha, ninguna corporación municipal ha realizado una limpieza y
reforestación de cuestas. Incluso en alguna ocasión el presupuesto destinado a
repoblar ha sido utilizado para otro fin como es el pilotaje con hormigón para
que la “muralla” levantada a la altura de la iglesia de San Miguel no se
viniera abajo. Resultan bastante curiosas, por no decir desproporcionadas,
algunas de las obras realizadas en las laderas de los ríos para frenar
deslizamientos, como por ejemplo la nueva "muralla" levantada en el
entorno de San Miguel, las grandes rocas colocadas en esta misma ladera a modo
de malecón, las piedras alambradas y escalonadas situadas en la ladera del
Adaja a la altura del asilo de Ancianos o el arreglo de la ladera de la calle
de los negrillos.
Las laderas del Arevalillo son utilizadas como escombrera ilegal
Corrimiento de tierras a la altura del rincón del diablo en las cuestas del Arevalillo
Las reforestaciones
históricas comentadas en el presente artículo y llevadas a cabo en las laderas
de los ríos Adaja y Arevalillo con muy pocos medios técnicos y bastante mano de
obra, demuestran que sí es posible repoblar para evitar la erosión y los
corrimientos de tierras que de forma periódica se vienen produciendo en el entorno
del casco histórico. Por otro lado, estas reforestaciones y su mantenimiento
proporcionarían empleo a lo largo de varios años.
Erosión de ladera frenada con éxito por la reforestación de la Loma.
Que nadie diga hoy que no se
pueden reforestar las cuestas de los ríos. Cuando sabemos que nuestros
antepasados con menos medios sí pudieron, sencillamente, porque así lo
quisieron.
(Ver Apéndice Fotográfico)
En
Arévalo, a trece de junio de 2014.
Mis agradecimientos a Pepe Rodríguez Matías por la identificación de algunas plantas.
Por una cuestas más bellas (por Luis J. Martín):
Ruta eco-deportiva por Arévalo (Por la Alhóndiga asociación de cultura y patrimonio):
- Piorno blanco o mancaperros (Astragalus granatensis) en floración en el pinar de la Loma:
- Piorno blanco brotando en primavera:
-
Retama común (
Retama sphaerocarpa) presente tanto en la Loma como en el Butano:
- Jarilla (
Halimium sp) en la Loma:
- Cambronera (Lycium barbarum) Foto: Pepe Rodríguez:
- Detalle de la flor de Lycium barbarum
- Erosión de ladera frenada por la repoblación de la Loma:
- Regeneración natural de pinos en el pinar de Orán de Arévalo:
En los pinares de repoblación estudiados no se produce esta regeneración natural.
- Piñas roídas por una ardilla en el pinar de Orán de Arévalo, en los pinares estudiados no se han encontrado restos de ardilla:
- Entre los pinos de la Junta, brotan olmos (Ulmus minor) que se secan una y otra vez por acción de la grafiosis:
- Ailantos (Ailanthus altissima) en la Junta, planta invasora que, con los años se puede apoderar de toda la ladera:
- Las encinas (Quercus ilex) se regeneran de forma natural tanto en la Loma como en el Butano, no así en la Junta. Estas encinas se encuentran en la zona repoblada con pinos del Butano:
- Cuestas del Arevalillo incendiadas, se aprecia como los escasos matorrales leñosos verdes de las cambroneras se han librado de la quema. Una plantación ordenada podría hacer el efecto de cortafuegos.
"Que nadie diga hoy que no se pueden reforestar las cuestas de los ríos. Cuando sabemos que nuestros antepasados con menos medios sí pudieron, sencillamente, porque así lo quisieron".