En Castilla y León el servicio de extinción de incendios forestales está privatizado. Iba
a poner el servicio público de
extinción de incendios forestales, que es lo que es, ahora explicaré por qué,
pero no lo debo poner porque la Junta de Castilla y León se lo contrata a una
“empresa privada” y entrecomillo las palabras empresa y privada porque el
objetivo de una empresa privada es el de ganar dinero o, dicho de otra manera,
obtener beneficios económicos.
Ustedes, señores y señoras lectoras, se
preguntarán dónde está el beneficio en apagar incendios forestales, y se
preguntarán muy bien ya que la respuesta es clara: apagar incendios forestales,
en sí, solo produce pérdidas a cualquier empresa. Es, por tanto, un gasto
social que la Administración debe asumir, igual que asume los gastos en
apagar incendios urbanos, educación, sanidad y seguridad pública. Para que ustedes
me entiendan, una empresa fabrica, por ejemplo, una caldera con un coste de 800
euros, se la vende a la empresa instaladora a 1200 y esta a su vez la vende al
usuario a 2100 euros, dos empresas salen ganado por esta transacción comercial,
el fabricante y el instalador. Las dos empresas, entonces, obtienen un
beneficio económico, el cual, repito, es la finalidad de cualquier empresa. Con
este beneficio el empresario vive, paga a sus trabajadores, la Seguridad Social
y puede invertir para mejorar o modernizar el servicio que presta.
Pero, apagar fuegos en el monte… ¿qué
beneficio puede producir a la empresa encargada de ello? En principio ninguno,
los incendios forestales no se venden como una mercancía, al menos que yo sepa.
Un incendio no es un coche, o un bocadillo que la empresa encargada de
apagarlos pueda vender a un consumidor. Entonces, dónde está el truco, cómo
puede sobrevivir una empresa que se dedica a apagar incendios, cómo puede pagar
los helicópteros, las horas de vuelo (creo que una hora de vuelo de un
helicóptero cuesta unos seis mil euros), cómo puede pagar a los bomberos que
apagan los incendios, sus entrenamientos, su estancia en la base, el material
anti incendios, el equipamiento de los bomberos
forestales…
¡Ah!, perdón, me dicen por la otra línea que
los bomberos que apagan bosques en llamas y arriesgan su vida para salvar
pueblos, vidas, propiedades, naturaleza viva y productiva no son bomberos, son peones especialistas, que no cobran el
sueldo de un bombero ni los pluses de peligrosidad… Pero, vamos a ver, con todo
el respeto para los peones que realizan trabajos forestales de desbroce,
limpieza, talas, podas cuyo trabajo es loable, un bombero forestal, ¿no se
entrena física y mentalmente para realizar el trabajo de bombero, de apagar
incendios forestales, para meterse en el fuego en lugar de huir de él?, ¿no va
equipado con trajes ignífugos?, ¿no se sube a vehículos aéreos o terrestres que
se dedican a apagar incendios forestales?... no creo que se suban a estos
aparatos para irse de picnic al campo.
Entonces de qué estamos hablando. Al parecer
de bomberos forestales que hacen el trabajo de bomberos forestales, pero que en
el contrato y en la nómina constan como peones especialistas, con un salario de
peones, no de bomberos. Estamos hablando de que trabajadores preparados
física y mentalmente para arriesgar su vida, para meterse en un incendio, para
apagar espacios en llamas, para que no se extiendan a zonas pobladas, a
espacios naturales relevantes, no cobran como bomberos sino como peones.
Vaya, me dicen por WhatsApp que me estoy
liando, que lo que digo es correcto pero que estaba hablando de empresas.
Cierto, es que me encabrono cuando a personas que deben ser consideradas héroes
se las maltrata o no se las trata como merecen. Pero vamos al tema de las
empresas, ¿por dónde iba?, ya, ya, por el asunto de los beneficios que mantienen
a cualquier empresa. Bien, puedo afirmar y afirmo que no hay beneficio alguno
en apagar incendios forestales, y por ello afirmo nuevamente que el servicio
debería ser Público en vez de
privado. Como la educación, cuando
es obligatoria y no se cobra es pública,
como la sanidad, cuando es universal
y no se cobra es pública, como la seguridad, cuando la ejercen las
distintas administraciones es pública, como apagar incendios urbanos, cuando es responsabilidad de la administración
es un servicio público. Entonces, los
maestros, profesores, médicos, enfermeras, auxiliares, celadores,
administrativos, policías, bomberos urbanos… no reciben su salario de una
empresa privada sino de la administración correspondiente, sea esta nacional,
regional, o local. Entonces, qué diferencia hay.
Vuelvo a afirmar que no hay ninguna
diferencia en cuanto al trabajo realizado entre un bombero forestal y un
bombero urbano, los dos están bien preparados para luchar contra el fuego y
salvar vidas. Lo que pasa es que en Castilla y León el servicio de apagar
incendios forestales es contratado por la Junta a una empresa privada que es la
que se encarga de facturar a la Administración el trabajo realizado, es decir,
a todos nosotros. El beneficio, entonces, radica en que lo facturado debe
exceder a lo gastado o, dicho de otra manera, que lo gastado siempre sea menor
a lo que la Junta paga por apagar incendios forestales.
Sí, lo sé, parece estúpido que la
Administración, es decir todos nosotros, paguemos más por apagar incendios
forestales para que una empresa privada
tenga beneficios, que es su razón de ser. Sí, ya lo sé, ustedes se preguntan
que si no sería más rentable que fuera la Junta de Castilla y León la que se
hiciera cargo directamente de apagar y prevenir los incendios forestales de
forma pública, que los profesionales
que ahora son considerados y pagados como peones especialistas, sean considerados
como lo que son: bomberos forestales
públicos, y reciban el tratamiento como tales en salarios, seguridad,
dignidad y continuidad laboral.
Porque, esa es otra, me están diciendo
mediante mensajes de humo que a los BOMBEROS
FORESTALES, vamos a llamarlos de una vez por todas lo que son, no tienen trabajo fijo, que les
contratan de junio a septiembre y luego a la puta calle. O sea, que en Castilla
y León no se puede vivir como bombero forestal y aquellos profesionales,
preparados física y mentalmente para arriesgar su vida por nosotros, por el
medio ambiente, para que no haya que evacuar pueblos, para que no haya que
cortar carreteras, para que no haya muertes entre la población civil, son despedidos en septiembre o en octubre.
Que por ahorrar o por no gastar, las empresas que les contratan les dotan de una
equipación de una calidad inferior a la de los bomberos urbanos. Que se meten
en el humo con un simple tapabocas, por citar solo un ejemplo. Que reciben un
salario muy inferior al trabajo que realizan…
A mí, personalmente, me parece una faena y un
agravio comparativo con respecto a otros trabajadores de lo público. Creo que
la Junta debería reflexionar y tratar a los bomberos forestales como lo que son, darlos la estabilidad laboral
y el reconocimiento que se merecen: trabajadores públicos que arriesgan su vida
por nosotros.
La palabra que más se me asemeja a la labor que hacen los bomberos forestales es la de héroes.
En cambio la palabra que más se asemeja al trato que reciben estos trabajadores por parte de la administración es tiranía.
Verano de 2020.
Luis J. Martín.