“Me importa un bledo” es una expresión coloquial utilizada para referirse a algo de muy poca importancia, insignificante, de poco o ningún valor. Otras frases similares son: me importa un huevo, un pimiento, un comino, una mierda o tres pares de cojones.
El término bledo proviene del blitum romano, que significa destello.
En realidad, el bledo es una planta anual, de la familia de los Amarantos (Amaranthaceae), procedente del continente americano, y que en España tiene varias especies representadas, bastantes. Dos de las más corrientes y abundantes son Amaranthus deflexus, conocido como bledo rastrero, muy frecuente tanto en zonas urbanas como silvestres, y Amaranthus retroflexus, conocido como bledo o amaranto común. Otra especie muy frecuente, y de la misma familia que las dos anteriores, es Chenopodium vulvaria, conocido como cenizo urbano por la frecuencia con que crece en pueblos y ciudades, en cualquier grieta del suelo. Acompañando a estas líneas, les muestro una imagen de cada uno de ellos.
Aunque
en España, actualmente, no se consume, al menos no de manera generalizada, en
algunos países americanos sí. De hecho, varias especies de bledos, en América
reciben el nombre de quelite, que en
castellano significa verdura. Allí se utilizan las hojas jóvenes para comer en
ensalada o guisadas y las semillas se muelen para hacer harina. Aunque, en
realidad, el consumo excesivo de varias especies de bledos puede ser tóxico por
el alto contenido en nitrógeno, en especial, para los herbívoros que pasten
varios días en terrenos con abundancia de bledos.
Antiguamente,
sí debió usarse para consumo humano en España, pues Don Miguel de Cervantes ya
utiliza el término bledo en El
Quijote con el significado de planta comestible, a través de un refrán dicho
por Sancho para rechazar una penitencia que, a modo de broma, querían hacerle los
duques. Reproduzco para usted, amigo lector, un fragmento del Capítulo LXIX, correspondiente
al pasaje de la fingida muerte de Altisidora, donde aparece el vocablo bledos:
“Apenas
hubo dicho esto Minos, juez y compañero de Radamanto, cuando levantándose en
pie Radamanto dijo:
—¡Ea,
ministros de esta casa, altos y bajos, grandes y chicos, acudid unos tras otros
y sellad el rostro de Sancho con veinte y cuatro mamonas, y con doce pellizcos
y seis alfilerazos brazos y lomos, que en esta ceremonia consiste la salud de
Altisidora!
Oyendo
lo cual Sancho Panza, rompió el silencio y dijo:
—¡Voto
a tal, así me deje yo sellar el rostro ni manosearme la cara como volverme
moro! ¡Cuerpo de mí! ¿Qué tiene que ver manosearme el rostro con la resurreción
desta doncella? Regostóse la vieja a los bledos...
¡Encantan a Dulcinea, y azótanme para que se desencante; muérese
Altisidora de males que Dios quiso darle, y hanla de resucitar hacerme a
mí veinte y cuatro mamonas y acribarme el cuerpo a alfilerazos y
acardenalarme los brazos a pellizcos! ¡Esas burlas, a un cuñado, que yo
soy perro viejo, y no hay conmigo tus, tus!”
El refrán que Sancho deja incompleto es: “Regostóse la vieja a los bledos, ni dejó verdes ni secos”, se aplica a los que se aficionan desmedidamente a algo. Siendo el significado de regostarse: aficionarse a algo, tomarle el gusto, enviciarse en ello. Es decir: tanto se envició la vieja a comer bledos, que no dejó ni verdes ni secos.
En
este mismo pasaje del Quijote, sí se utiliza una frase con un significado similar
al que aquí se trata y es: “Estimar en
dos ardites”, expresión caída en desuso, siendo el ardite una moneda de muy
poco valor que hubo en Castilla: “Mirábase
Sancho de arriba abajo, veíase ardiendo en llamas, pero como no le quemaban no
las estimaba en dos ardites.” Es decir, aquellas llamas a Sancho, como no
quemaban, no le importaban un bledo.
Para otros autores, un bledo es una acelga o remolacha. Según recoge Covarrubias en el año 1611 en su diccionario: "Bledos. Hortaliza conocida: hay dos especies de ellos, unos son blancos y otros rojos, son de suyo desabridos, si no los guisan con aceite, agua, sal y vinagre y especias". Se trata de la acelga silvestre, Beta vulgaris, perteneciente a la misma familia de los bledos que aquí estamos tratando: Amaranthaceae. La Beta vulgaris, o acelga silvestre, es la especie natural de la que derivan diversas variedades de hortalizas tratadas genéticamente para mayor producción agrícola, como la acelga, la remolacha roja, la remolacha forrajera y la remolacha blanca o azucarera, alguna de ellas, como sabe, amigo lector, muy utilizada en la actualidad.
Seguramente,
la definición de Covarrubias “son de suyo
desabridos” es la que nos da la llave del uso de la sentencia “me
importa un bledo” que aquí tratamos. Pues la primera acepción de
desabrido que recoge nuestro diccionario de la RAE es: “Dicho de una fruta o de otro alimento: Que carece de gusto, o apenas lo tiene, o lo
tiene malo.”
Para
terminar, en la actualidad hay algunas tendencias sociales o políticas a las que
les importa un bledo los logros
conseguidos a lo largo de los años contra la violencia machista, a favor de la
igualdad de género o entre heterosexuales, homosexuales, transexuales,
bisexuales o intersexuales. Tendencias discriminatorias radicalizadas que hacen
peligrar la convivencia, el respeto y la tolerancia y que generan odio hacia el
diferente, a todo aquel que piense, crea o actúe de forma distinta a la que
ellos postulan. Tendencias peligrosas a las que les importa un bledo el artículo 14 de la Constitución que dice: “los españoles son iguales ante la ley, sin
que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo,
religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Pero
mucho más peligroso aún es que a una buena parte de la población española le importe un bledo el odio, el retroceso
y la inseguridad que esas tendencias provocan.
En
Arévalo, a seis de agosto de 2023.
Luis J. Martín
García-Sancho.