El Tormes, un río secuestrado por
Iberdrola en su tramo bajo
Carlos
Bravo Villa/ Portavoz de la Asociación Ecologista Centaurea.
Desde hace 42 años la multinacional
Iberdrola explota el bajo Tormes sin dejar el caudal que exige la normativa y
convierte este río caudaloso en un arroyo.
El
Tormes, uno de los ríos con mayor diversidad de la cuenca del Duero, desaparece
en su tramo bajo. Su caudal, cuyas dimensiones hidrológicas superaba los 1.400
millones de metros cúbicos al año de aportación media al Duero, es decir, más
de 42 m3/s, desaparece, y lo que fuera antaño un río bravo, dinámico
y con un rico ecosistema fluvial lleno de vida, se convierte en un arroyo
prácticamente muerto.
En
el año 1970 entra en funcionamiento la presa de Almendra, cuyo titular es
Iberduero (actual Iberdrola), que represa el Tormes en el embalse del mismo
nombre, cuyos 2.600 hectómetros cúbicos lo convierten en el mayor de la cuenca
del Duero y uno de los más grandes de España. A partir de entonces el tramo
del río Tormes comprendido entre la presa y la desembocadura en el Duero, cuya
longitud es de unos 17 km, deja de funcionar como un río y se convierte en
un arroyo, situación que se viene manteniendo durante los últimos 42 años. Esta
impunidad ha sido posible ya que se lleva a cabo en una tierra de frontera,
alejada de núcleos urbanos importantes, y repleta de grandes presas.
El
tramo internacional del Duero, en el que desemboca el Tormes, más conocido como
Los Arribes es una sucesión de embalses de titularidad privada, en manos de
dos grandes del sector eléctrico: la española Iberdrola y la portuguesa EDP.
La
Presa de Almendra
El
bajo Tormes es un tramo de río secuestrado, pero no uno más de una larga lista,
ya que se trata del mayor impacto hidrológico que se realiza sobre un río en
nuestro país, y uno de los mayores de Europa. A partir de la presa de
Almendra, que puede almacenar dos veces la aportación media anual del Tormes,
el agua se deriva y se turbina en la central hidroeléctrica de Villarino de los
Aires y se devuelve al Duero en el embalse de Aldeadávila. De esta forma
Iberdrola, empresa propietaria del embalse y de medio Duero, detrae todo el
caudal del Tormes, dejando prácticamente secos los últimos 17 kilómetros de uno
de los ríos más escénicos e interesantes de la cuenca. El tramo en cuestión
está encañonado en un espectacular Arribe, que forma parte de los Arribes del
Duero.
Ortofoto de la presa de Almendra. El arroyo posterior es el "gran río Tormes"
De
río a arroyo
En
contra de toda norma y sentido común, esta detracción de caudal se lleva a cabo
sin respetar el más mínimo caudal ecológico ya que el hilillo de agua que se
les escapa de la presa y que nutre el bajo Tormes, que raramente llega a los
400 litros por segundo (l/s), no puede tener tal consideración en ningún caso.
Pensemos
que el caudal medio del Tormes en ese tramo alcanzaría en régimen natural los
42.000 l/s, es decir, más de 100 veces de lo que se escapa de la presa por
un desagüe de obra que fueron incapaces de sellar en su día y que a la
larga les ha servido para tratar de justificar que cumplían con un "caudal
ecológico".
Esta
es una situación sobradamente conocida por la Administración hidráulica y a
propuesta de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) se incluyó este
tramo dentro de las actuaciones de la Estrategia Nacional de Restauración de
Ríos, con el visto bueno de la Dirección General del Agua. Debemos ser
conscientes de que no hay otro río en España con tal grado de impacto
hidrológico, que podemos medir simplemente relacionando las aportaciones
del régimen actual con el natural, lo que nos da un coeficiente de 1:120, es
decir, por el bajo Tormes circula menos de un 1% de caudal que
debería circular.
Ni
siquiera el Eume en el embalse de A Capela de Endesa, otro de los destacados
secuestros de ríos en España, alcanza tal grado de impacto hidrológico. De ahí
el interés del entonces Ministerio de Medio Ambiente dirigido por Cristina
Narbona, en cuya legislatura se impulsó y diseñó la citada Estrategia, de
mejorar la situación medioambiental del tramo. La esencia de la actuación
consistía en recuperar un caudal mínimo que pudiera tener la consideración de
caudal ecológico, caudal que Iberdrola tiene la obligación legal de soltar, y
que contribuyese a recuperar un tramo de río muerto en pleno proceso de
"terrestrificación",es decir, en el que se está configurando un
ecosistema terrestre en el lecho de lo que era un ecosistema acuático lleno de
vida y con una gran dinámica.
Caudales
mínimos
Tras
varios intentos y negociaciones, se llegó a un acuerdo con Iberdrola: se
redotaría el tramo de un régimen de caudales mínimos acordes con la concesión
administrativa vigente que otorga a Iberdrola el derecho a explotar el embalse
y con los caudales ecológicos que establece el Plan Hidrológico del Duero que
se encuentra en tramitación. La aportación global anual desde el embalse
alcanzaría los 70 Hm3 que se sumarían a la aportación intermedia propia del
tramo. De esta forma se multiplicaría por un factor superior a 7 los caudales
que actualmente circulan por el mismo, producto como hemos dicho de la suma de
lo que se les "escapa" y la aportación natural del mismo, suma que
alcanza unos 10 Hm3 anuales. A cambio Iberdrola podría turbinar este caudal
ecológico en una minicentral al pie de la presa de Almendra, con lo que sus
"pérdidas" económicas, no sería tan altas, ya que renunciarían solo a
la mitad del salto, es decir, 200 m. frente a los 400 m. que tiene el de
Villarino, dónde se turbinan y convierten en energía eléctrica las caudalosas
aguas del Tormes.
Un
presidente 'presista'
La
cosa iba bien hasta que se ha producido el relevo de los responsables de la
CHD, con el Presidente Valín a la cabeza que es conocido en el mundillo del
agua como un "presista". De la noche a la mañana la situación ha
cambiado y, tras haberse producido una especie de pacto verbal con Iberdrola, se
ha aplazado sine die el compromiso de liberar al tramo de un caudal mínimo, lo
que supondría acabar con las expectativas de llevar a cabo una recuperación
ecológica, aunque sea mínima, del bajo Tormes.
Esta
es una agresión que no debería quedar impune. Tanto Iberdrola por acción como
los responsables de la CHD por omisión de sus obligaciones para ejercer la
policía de aguas, son responsables del incumplimiento de la concesión vigente,
que obliga al titular del derecho, Iberdrola, a cumplir con un caudal ecológico
de al menos el caudal medio del estiaje del Tormes, que según los modelos
hidrológicos que consideremos, podría llegar a triplicar la cifra de los 70 Hm3
que establece el Plan Hidrológico del Duero.
Ante
la pasividad de las autoridades que deberían velar por el interés público, se
ha llevado a cabo una actuación por parte de la asociación Centaurea y otros
grupos ecologistas, colectivos de pescadores y ciudadanos que mediante escritos
dirigidos a la CHD y al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio
Ambiente solicitan que se den los pasos administrativos necesarios para
conseguir acabar con la impunidad de Iberdrola.
El
negocio de Iberdrola
Iberdrola
es una empresa que está demostrando una actitud que no va en consonancia con
los tiempos y que va de verde sin serlo. Resulta muy curioso conocer la
realidad de las cosas y descubrir cómo se maquilla y transforma: no hay nada
más que abrir su página web, en la que se leen todo tipo de eslóganes de
compromisos corporativos ecológicos y medioambientales que, a la hora de la
verdad, son simple propaganda.
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