martes, 11 de mayo de 2021

HAGO LO QUE ME DA LA GANA

 



Braulio y libertad.


Tras el fin del estado de alarma unos cuántos fueron a altas horas de la madrugada hasta el olmo dónde se encontraba Braulio y le llamaron a voces.

Querían que se uniera a ellos. Querían invitarle a beber, a bailar, a cantar, a pasárselo bien, a gritar ¡Libertad!

Braulio se limitó a hablarles con calma, sin acabar de descender del olmo.

- Ha ganado un mensaje muy simplón -gritó Braulio- “hago lo que me da la gana y por eso soy libre”.

"Compro donde quiero, consumo donde me da la gana y si voy a misa, a los toros o a la discoteca lo hago porque me da la gana. Vivo en Madrid y por eso soy libre".

La candidata que repitió hasta la saciedad este mensaje tan simple en las pasadas elecciones madrileñas ha resultado ganadora de forma clara.

Lo cierto es que, tras el fin del estado de alarma, se han repetido muchos comportamientos y comentarios como estos, no solo en Madrid, sino en toda la geografía española.

Os acabo oír gritar: “Me junto con mis amigos haciendo botellón y sin mascarilla hasta las tantas porque me da la gana”, o: “¡Libertad! Ahora ya puedo hacer lo que me dé la gana”.

Me pregunto si ese concepto de libertad es real y si es aconsejable pronunciar este tipo de discursos con la que aún está cayendo. Siempre es peligroso juntar la palabra libertad con el concepto “hago lo que me da la gana” porque ahí entra en juego la responsabilidad de la que muchos adolecen y más con una pandemia activa que ha causado y sigue causando muchos muertos, demasiados, cada uno de ellos con un nombre y una historia, no lo olvidemos.

Esa libertad engañosa puede propiciar comportamientos peligrosos que pueden dar al traste en muy poco tiempo lo que, entre todos y de forma solidaria, hemos conseguido con mucho sacrificio.

¿Ha sido entonces una decisión acertada, por parte del gobierno, terminar con el estado de alarma y dejar en manos de las comunidades autónomas la responsabilidad de gestionar la pandemia?

Parece que el fin del estado de alarma no ha empezado demasiado bien. Pues, al parecer, las CC.AA. no tienen demasiado claro dónde empieza la libertad y dónde la responsabilidad. Vosotros mismos sois prueba de ello.

Lo cierto es que tras el fin del estado de alarma, inmediatamente después de unas elecciones tan mediáticas, se ha impuesto el "hago lo que me da la gana". Así, mientras unos hacen exactamente eso, "lo que les da la gana" como símbolo de una mal entendida libertad, la muerte, que se alejaba lentamente y con desgana, vuelve a sonreír, agradeciendo al político y al joven, y no tan joven, su irresponsabilidad teñida de libertad. Y todos los que han visto la sonrisa a la muerte y lo han contado o nos han salvado de ella, se estarán preguntando si es sensato ganar unas elecciones con este tipo de mensajes y si su lucha contra la muerte ha merecido la pena. Y se revuelven por dentro porque saben de sobra que en política no debería valer todo.

Si no sabemos ser libres de qué nos sirve la libertad.

Alberto, levantando una botella de ron hacia Braulio, gritó: “Os lo había dicho, este tío es un estúpido y un aguafiestas, venga, ¡Libertad!

 

En Arévalo, a once de mayo de 2021.

Luis J. Martín.


En la foto: Vladimir Mayakovsky (Autor: Alexander Rodchenko).

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Imágenes de internet.

 

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