Atardecer en rojo de La Moraña.
Silencio quieto,
están naciendo los cereales.
La larga y recta carretera
negra
divide al llano en dos mitades.
Silencio quieto,
el sol se pone tras los
pinares.
Allí, a lo lejos se ve mi
pueblo iluminado.
Castillo y torres se alzan al
cielo
entre dos ríos que corren bajo
sus pilares.
Atardecer en rojo de La Moraña.
Silencio quieto,
la noche nos habla de
intimidades.
fotografía de Juan Antonio Herranz
Escrito en Arévalo en un invierno de hace veinticinco años por:
Luis José Martín García-Sancho
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