En Pueblo, a dos de julio de 2020.
Admirados e ilustres políticos procuradores en cortes de Castilla y
León que regulan y legislan para el buen gobierno de nuestra región.
Lo
primero de todo, quiero pedirles perdón por mi atrevimiento al escribirles estas
líneas, ya que solo soy un paleto que no entiende de casi nada, y menos aún de
política, y ustedes son personalidades extremadamente preclaras, que pertenecen
al selecto grupo de personajes esclarecidos que iluminan con su sola presencia
el buen gobierno de esta gran comunidad autónoma, extensa donde las haya, que
no es otra que Castilla y León, cuna de la hispanidad, germen de España. Por
ello, seguramente, el egregio don Claudio Sánchez Albornoz, dijo en su día eso
de que “Castilla hizo a España y España deshizo a Castilla, y la sigue
deshaciendo”.
Mi ignorancia me empuja a preguntarles por asuntos que mi corto
entendimiento es incapaz de comprender, pues pertenezco al caduco y agonizante
medio rural, donde la gente escasea y desaparece, dejando pueblos y campiñas
desolados, abandonados, envejecidos, marchitos. Les escribo estas líneas porque
recientemente han aprobado en las Cortes regionales, con los votos favorables
del PP y Ciudadanos, el Decreto de Simplificación y Agilización Administrativa,
que permitirá, entre otras cosas, que las macrogranjas puedan implantarse en un
municipio sin que sea necesaria la exposición pública del proyecto o un informe
de impacto ambiental, (esto último me ha salido tan cabal porque lo he copiado
del diario).
Como soy un paleto que no entiende de casi nada, quiero preguntarles
por las granjas de cerdos, y repito que perdonen mi atrevimiento, ya que muchas
veces la ignorancia hace atrevido al necio. Y es que en algunas comarcas ya hay
más cerdos que personas, por eso no entiendo eso que dicen de que permitir la
implantación ilimitada e incontrolada de macrogranjas de cerdos frenará el
despoblamiento que padecemos en Castilla y León, a no ser que se refieran
ustedes al aumento desmesurado de la población porcina. Será eso, sustituir
personas por cerdos, y como soy un paleto que no entiende de casi nada, no me
entero de la misa la media.
El caso es que ahí, en “La
Coralina”, deben tener treinta mil cerdos o más, atendidos solo por dos o
tres trabajadores que no viven en el pueblo, que ya me dirán ustedes que
despoblación frena eso, cuando el hijo del Arecio vendió el ganado que tenía y
se marchó a la ciudad, a una portería fíjense, porque decía que esto no era
vida, que el pez grande se come al chico y que tanto tienes tanto vales, que no
le faltaba razón al chaval, y nada, para allá que se fue con toda la familia.
Por eso les digo que no me salen las cuentas. Que aquí ya quedamos cuatro gatos
viejos y mal pelados.
Dicen que el Decreto ese que han aprobado ustedes, permite abrir
granjas de cerdos sin licencia, que solo con que los empresarios porcinos digan
me pongo, pues eso, se ponen donde quieran. Y a mí eso me da un poco de miedo,
porque vamos a tener cerdos hasta debajo de la cama, de la mía me refiero, no
de la suya, ni de la de los empresarios porcinos, que esos no viven aquí sino
en urbanizaciones de postín, donde no dejan poner granjas de cerdos. No, allí
no dejan, por algo será, digo yo. Fíjense ustedes, que dicen las malas lenguas
que algunos de estos empresarios son familia del señor Casado, casualmente,
presidente del partido que gobierna Castilla y León con la ayuda de Ciudadanos.
Y esas malas lenguas dicen también, que eso tiene menos de trasparencia que los
lodos de un pozo negro. Y eso que los señores del partido de Ciudadanos en las
elecciones, que si trasparencia para arriba, que si trasparencia para abajo,
que si ellos entraban iban a exigir la trasparencia, que no digo que no sea
buena, pero yo es que no la veo por ningún lado, debe ser porque soy un paleto
que no entiende de casi nada, va a ser eso.
Y es que, deben perdonarme porque hoy me he levantado cabreado. Antes
de abrir la ventana ya olía a rayos podridos por las tres macrogranjas de
cerdos que rodean el pueblo. Que dirán ustedes que cómo huele eso, y yo les
invito a mi casa para que lo comprueben. Y para más inri me he quedado sin agua
para beber y me toca coger el coche para ir a comprarla, pues el agua que sale
del grifo no es apta para el consumo, que no es potable vamos, y aquí ya no
queda ni una tienda ni un mal bar. Que ya me dirán ustedes, que estamos peor
que cuando íbamos a la fuente a por agua, porque al menos esa se podía beber y
bien buena que era. Pero ahora, si no es por arsénico, es por nitratos y si no
porque se ha secado el sondeo y así llevamos décadas, oigan ustedes, que ya va
para largo sin que nadie lo solucione, que tanta mierda de cerdo envenena el
agua de los acuíferos de los que nos abastecemos. Pero nada como, somos cuatro
gatos, como si no existiéramos.
Y luego los de Europa con una Directiva que si hay que consumir el
agua del grifo, que ya me dirán ustedes como lo hacemos si aquí el agua es
mala, antes no lo era, pero ahora dicen que es veneno.
Al final, va a tener razón don Claudio y va a ser verdad que Castilla
se deshace, que a Castilla la deshacen, tal vez quienes tienen el deber de
hacerla. Pero ya les digo que perdonen mi atrevimiento, pues solo soy un paleto
que no entiende de casi nada.
Por ello, para no importunarles ya más, se despide de ustedes su
seguro servidor, suyo afectísimo,
Braulio.
(Luis J.
Martín).
Artículo publicado en La Llanura de Arévalo 134, de julio de 2020.
Artículo publicado en La Llanura de Arévalo 134, de julio de 2020.
Un millón de cerdos y sólo un sensato, diría yo. Ya vemos las consecuencias que tiene lo de forzar los ritmos de la naturaleza, pero nada, que no queremos aprender.
ResponderEliminarJavier.
Cierto Javier, a veces parece que se legisle contra natura.
ResponderEliminarMuy buen articulo, denuncia, pero los intereses económicos primero...la gente de los pueblos,que los den, Castilla se amarrana nos epera una cerda vida...
ResponderEliminarLos cercos (casi todos con traje y corbata) no van a tirar piedras (legislar) contra sus propias pocilgas. A ver si hay suerte y a estos cerdos (algunos incluso casados) les llega su particular San Martín político.
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