lunes, 15 de mayo de 2023

ADONIS

 

Adonis aestivalis.


Adonis y la belleza.

El término adonis se refiere a un joven de gran belleza.

Mayo es el mes de las flores, uno de los elementos de natura que más nos llaman la atención por su delicada belleza. Por lo tanto no es raro que varias flores tomen el nombre de personajes, relacionados con la mitología y famosos por su hermosura. Quizás el ejemplo más conocido sea el de Narciso, un joven sumamente hermoso que enamoraba a todos los hombres y mujeres que le conocían y que rechazaba a cualquiera que le propusiera su amor. También Jacinto, joven hermoso amante del dios Apolo.

Otras flores, como rosa, violeta o iris están relacionadas con Afrodita, diosa del amor y la belleza. De hecho, en la mitología griega se dice que las rosas eran las lágrimas, que la diosa Afrodita había derramado por el joven Adonis mientras él agonizaba en sus brazos. Como ven, ya nos vamos acercando al encabezamiento de este artículo.

El origen de Adonis es semítico, es decir, de un grupo de lenguas del sudoeste de Asia y del norte de África, entre las que destacan el árabe, el hebreo, el asirio, el arameo, el acadio y el fenicio. Proviene de Adón o Adonai, término usado para referirse a Yahbeh, dios único de los judíos y cristianos en el antiguo testamento.

En la mitología griega, el mito Adonis proviene de Judea o Fenicia. Fue uno de los amantes de Afrodita, diosa del amor en el sentido sexual, que se enamoró de él por su extremada hermosura. Murió asesinado por Ares, dios de la guerra y otro de los amantes de la gran diosa, el cual, a causa de los celos, se transformó en jabalí para acabar con la vida del hermoso joven un día que andaba de caza. Luego, ya saben, Afrodita lloró por Adonis, mientras él agonizaba en sus brazos, y sus lágrimas se convirtieron en rosas blancas. Como ven, todo, hasta el llanto, muy bello, a pesar de la tragedia.

Fragmento de cerámica griega que reproduce la fiesta de las Adonias.

Adonis, por tanto, representa una belleza efímera. De hecho, las mujeres griegas solían celebrar las Adonias, ritual que consistía en sembrar semillas de crecimiento rápido en cuencos casi planos, con muy poco fondo, por lo que las plantas recién germinadas morían enseguida. Se conocían como “jardines de Adonis” por la efímera belleza de las plantas y se solían situar en las azoteas de las casas.

Entonces, si Rosa, Narciso, Violeta, Iris o Jacinto tienen su representación en nuestra flora más hermosa, Adonis no podría ser menos. Las flores que les muestro se conocen para la ciencia como Adonis aestivalis, para el pueblo llano, como adonis de verano y, también, ojo de perdiz, gota de sangre… entre otros muchos nombres populares.

Flores de Adonis aestivalis en las laderas del Arevalillo, con los puentes de los Barros y Medina al fondo.

Si Adonis pertenece a la mitología por su belleza, esta pequeña flor que les muestro, sin duda, es bella. Juzguen ustedes mismos. Esta primavera hemos podido disfrutar de su efímera presencia entre los meses de abril y mayo en las laderas de nuestro Arevalillo.

Grupo de flores de Adonis aestivalis con sus hojas muy lobuladas.

El adonis es una pequeña planta de la familia de las ranunculáceas que apenas sobresale 20 o 30 centímetros del suelo, pero con una floración muy vistosa por su colorido a base de rojo en los pétalos y negro en estambres y pistilo, por lo que también se conoce popularmente como ojo de perdiz. Las hojas son verdes con peciolo y multífidas, es decir, muy lobuladas, con múltiples lacinas. El fruto es una especie de piñita o racimo, conocido como aquenio.

Adonis aestivalis, con flores y aquenios.

Hay otras especies similares, aunque algo más pequeñas que también reciben el nombre de adonis u ojo de perdiz, como Adonis annua, Adonis flamea o Adonis microcarpa.


Adonis annua en el las laderas de la Junta, Arévalo.

Como vemos la hermosura ha tenido su culto desde tiempos remotos. Con nombres o historias comunes para varias religiones o mitologías. Se podría decir que religiones y mitos, al fin y al cabo, beben de las mismas fuentes. Aunque, a lo largo de la historia, parece que algunas de estas creencias han intentado e intentan castigar la belleza, ocultarla, por oscuras motivaciones “pecaminosas”, especialmente si es femenina. Pero, de momento, y afortunadamente, nada pueden hacer ante la efímera, pero cierta, belleza de las flores.

Disfrutemos mientras podamos. La belleza de las flores es muy efímera, como la vida de Adonis.

En Arévalo a quince de mayo de 2023.

Luis J. Martín García-Sancho.


Imágenes :

Arriba y abajo, Adonis aestivalis en las laderas del Arevalillo.
Arriba y abajo, Adonis aestivalis en las laderas del Arevalillo.
Arriba y abajo, Adonis aestivalis en las laderas del Arevalillo.
Arriba y abajo, Adonis aestivalis en las laderas del Arevalillo.

Adonis flamea en el lugar de interés botánico de Cantazorras.

Adonis annua, en las laderas de la Junta, Arévalo. 

Detalle de la flor de Adonis aestivalis.





miércoles, 10 de mayo de 2023

"Don Luis"


Doña Candelas, Candelitas y don Luis.  


Presentación de la novela “Don Luis”, de Juan Martín García-Sancho

 

Arévalo, a seis de mayo de 2023, Casa del Concejo.

Introducción de Luis J. Martín, hermano del autor.


Mi hermano Juan nació en Arévalo el 16 de enero de 1965. Hijo de Candelitas y César, nieto de Candelas y Luis y de Dolores y Domingo.

La educación básica la cursó en varios colegios: Amor de Dios, D. Hilario y Salesianos; el bachillerato y COU en el Instituto Eulogio Florentino Sanz. Estudió la carrera de medicina en la Universidad de Salamanca, cuna del saber, y encontró a la rana de su fachada, pues se licenció seis años más tarde con notas brillantes, lo que le ayudó a que, tras el examen de MIR, ingresara durante cuatro años como residente de inmunología en el Hospital Universitario La Paz de Madrid, centro de referencia para esta especialidad. Allí le ocurrieron dos acontecimientos importantes para su vida: En la faceta profesional, su impecable formación como inmunólogo. Y a nivel personal, conoció a Carolina González, que trabajaba en el mismo departamento como química becaria, y que se convirtió en su compañera, su amor y madre de Juan y César, sus dos hijos.

Tras un año de propina en el laboratorio de La Paz, marchó al hospital de León, donde, años más tarde, consiguió su plaza de inmunólogo; a donde también le acompañó Carolina y donde formaron su familia. Lo que le proporcionó, según él mismo reconoce, su trabajo más importante y satisfactorio: el de padre.

El autor junto a su obra.

Seguramente, gracias a nuestros padres, nunca ha perdido el vínculo con Arévalo, donde acude cada poco tiempo. Y sé, ahora que han fallecido los dos, que este vínculo no se perderá, por lo que es muy probable que continúe con sus hijos.

Su formación Cultural, debido al ejemplo de nuestros padres y abuelos, lo convirtieron en un gran lector, lo que le proporcionó una amplia cultura literaria, y le llevó a escribir desde la tierna infancia convirtiéndose en el escritor que es. También es muy cinéfilo, lo que le ha llevado a escribir un guion de cine. También melómano, con una amplia cultura musical.

En cuanto a la faceta de escritor: tiene dos novelas y un relato publicados: Secundarios (2011), novela finalista en los premios Azorín en 2002 y Río Manzanares en 2008. Angustia, Relato breve seleccionado en el Premio Orola y editado junto a otros 150 seleccionados (2012). El sueño de la hormiga gigante (2013). Además de otras obras inéditas, novelas, relatos y cuentos, poemas, guiones cinematográficos…

Juan es una persona alegre y bromista, motero (no por su afición a las motos, sino por su afición a poner motes a “to quisque”), gran contador de historias, irónico sin ser sarcástico, heredado de nuestro padre y, casi siempre, con la sonrisa de nuestra madre en los labios. 

Luis J. Martín, Juan Martín y Fabio López, durante la presentación.

Aunque él hablará sobradamente sobre “Don Luis”, valga una pequeña introducción:

Se trata de una novela que gira en torno a la figura de Luis García Sancho, nuestro abuelo, muy conocido y querido en Arévalo y comarca como Don Luis el dentista.

La novela se centra en los años en los que fue médico de Montuenga, en la novela Alpende, durante los últimos años de la II República y el inicio de la guerra civil. Aunque, a través de algunos personajes, el relato se extiende hasta la década de los 60, que ya vivía como médico dentista en Arévalo.

Juan Martín durante la presentación de su novela "Don Luis".

A través de cuatro narradores, cuenta la vida de la España rural de aquellos años, con la figura de Don Luis como personaje coincidente en todas ellas, lo que eleva al personaje de secundario a protagonista indiscutible de la historia.

La primera narradora es Candelitas, nuestra madre, fallecida muy recientemente. En tercera persona, reproduce y novela los recuerdos que nos contaba sobre su vida cuando era niña en Montuenga; sus amigos, sus juegos y anécdotas muy concretas y muy detalladas, muchas de ellas relacionadas con sus padres y, de forma especial, con su padre, Don Luis, que por aquella época era el médico de Montuenga.

El segundo narrador es Práxedes, maestro del pueblo, junto a su esposa, Catalina que también era maestra a pesar de ser ciega. Amigo íntimo del médico, de nuestro abuelo. Personaje real, que existió, pero con otro nombre y que Juan describe como una persona culta y con unos valores humanos y solidarios destacados.

La tercera narradora es Amelia, sobrina de los anteriores personajes y que vivía con ellos en los años descritos. Y su narración se alarga hasta bien entrada la década de los 60. Otro de los personajes que existieron en la realidad con otro nombre, y que Juan recrea y novela, ganando en fuerza narrativa a lo largo que avanza la novela.

El cuarto narrador es Arsenio, personaje totalmente inventado por el autor, natural de Cumbrios, un pueblo creado para la novela. Se trata de una persona acomplejada por una tara física, y bastante reprimida por su ideología política y sus creencias religiosas, lo que le convierte en un personaje un tanto desequilibrado en cuanto a sus relaciones, en especial con las mujeres. Se podría decir que es el contrapunto a la figura de don Luis.

Estos cuatro narradores se van intercalando de forma magistral y amena a lo largo de la novela, creando o convirtiendo a la figura de Don Luis en indiscutible protagonista de la obra.

Sala de conferencias de la Casa del Concejo de Arévalo durante la presentación.

En el texto se intercalan de forma audaz aspectos de la época narrada relacionados con la cultura, principalmente, literatura y música. También sobre los acontecimientos históricos y políticos acaecidos durante la II República y la guerra civil. También es un fiel reflejo de la vida rural del segundo tercio del siglo pasado, e intercala, con gracia y maestría, letras de canciones del momento relacionadas principalmente con la cultura popular o los juegos tradicionales, algunos ya desaparecidos.

Juan nos demuestra la riqueza del castellano, nuestro idioma, usando gran cantidad de términos, preciosos y precisos, como: cenceño, alharaca, agorero, bagatela, acoquinar, lenguaraz, remoquete, guedeja, befa, huesa, añagaza, arrapiezo… entre otros muchos, utilizando en todo momento un lenguaje comprensible, pero lleno de matices y términos que encuentran un encaje perfecto con los textos. Y su habilidad para poner motes queda demostrada, pues casi todos los personajes tienen su apodo: Palomino, Mascabotas, Colodrillo, Mancaburros, Boquirrubio, Patato, Rindecuentas, Conejero, Pimiento Morrón, Calamillo, Bandurriano… son solo algunos ejemplos.

Hablando del Bandurriano, voy a leer un breve texto que he seleccionado para la ocasión:

Escena del reclutamiento de jóvenes de Alpende para ir al frente:

Camiones llenos de soldados jóvenes, entonando canciones alegres, divertidas, joviales. Risas, carcajadas, bromas… “quien canta sus males espanta”, nunca mejor dicho. Se produce la despedida del Bandurriano, que ha sido reclutado para ir al frente, a su novia, Rufina, sirvienta en casa de don Luis. 

Justo después, escena en el interior de la casa del médico, personajes: Candelitas, Candelas, Don Luis y Rufina.

“La niña se despide de sus amigos. Le taconea por dentro una risa rítmica y guerrera. Entran en casa. Oscuridad. En el pasillo, junto a la mesilla, doña Candelas llora en silencio. Candelitas se asusta,

¿Qué te pasa, mamá?

Nada, hija, esos soldados, procura contenerse sonándose los mocos.

¡Pero si estaban muy contentos!

Don Luis abandona la mano de Candelitas. Se llega hasta su esposa. La abraza tenuemente, con ternura. Doña Candelas se aferra a su talle escurrido. Apoya la cabeza en su hombro. Llora abiertamente, sin ningún pudor,

¡Ay, Luis! ¡No son más que niños! ¡Ni siquiera se dan cuenta de dónde los llevan! ¡Ay, Luis, tan jóvenes!

Rufina pasa rápidamente al lado de Candelitas. Observa a la pareja y se cubre los labios con la mano,

¡Ay, señorita!

Corre hacia el patio. Doña Candelas la ve esfumarse. Levanta una mano,

¡Perdóname, hija, no lo puedo evitar!

Oculta el rostro en el hombro de don Luis. Él le acaricia la espalda. Le besa la frente, los párpados mojados. En silencio.

¡Tan jóvenes, Luis, tan jóvenes!

Candelitas redondea la mirada. Sus padres abrazados, en el pasillo. La silueta de Rufina, a contraluz, en el patio, los hombros agitados por el llanto.

Siente frío.”

Genial, frases muy cortas, sencillas, pero con un resultado inmejorable. Como decía Don Miguel Delibes: “En literatura nada hay más difícil que la sencillez”, el párrafo anterior es una buena muestra de ello.


Ya para terminar dos anotaciones:

La primera: La novela de Juan es una de las mejores que he leído últimamente. Su lectura podrá gustar más a unos que a otros, pero seguro que a nadie dejará indiferente y le hará reflexionar en torno a la figura de Don Luis, en torno a nuestra historia como pueblo. Y, aunque no podemos cambiar la historia, lo que pasó, pasó; sí podemos y debemos recordarla para evitar que se repita:

“No podemos cambiar la historia, pero sí ayudar a nuestros semejantes, el tono de don Luis es pausado, firme.”

La segunda: quiero agradecer a Juan, muy especialmente, el que haya recopilado los recuerdos de nuestra madre, todas las anécdotas que nos contaba antes de perder la memoria. Pues esa pérdida de memoria fue muy dolorosa para todos los que la conocimos, especialmente para nuestro padre y para todos sus hijos y familiares.

Muchas veces nos arrepentimos de no haber hablado más con nuestros padres o abuelos, de no haberles preguntado más sobre diferentes acontecimientos de su vida, que no es otra cosa que la historia lisa y sencilla de nuestra tierra contada por personajes reales y anónimos.

Con nuestra madre recientemente fallecida, esta obra es el mejor tributo que podrías rendir a su vida, a su memoria, pues sus recuerdos, querido hermano, ahora, gracias a ti, ya son inmortales.

Muchas gracias.

Una de las últimas fotos de Candelitas García-Sancho junto a su hijo Ignacio.

Venta de la Novela: 
Tienda Domingo (Arévalo, Ávila).
Puesto de libros de Alberto (Ambulante).
Por internet en el siguiente enlace:

Algunas imágenes del Acto:

 


Carolina y Juan entre el público.