martes, 26 de enero de 2021

HABITANTES DE LA NOCHE (2)

 





DE NOCHE POR TIERRA DE  ARÉVALO.

 

El verano del 98 no ha hecho más que empezar. Continúo con los trabajos de campo para realizar la guía de las aves de La Moraña y Tierra de Arévalo que gestiona ASODEMA. Pero hay algunas especies que se resisten a ser observadas por los cauces habituales, es decir, paseos o escuchas. Así que hay que provocarlas para hacerlas salir de su invisibilidad, para que se muestren de forma corporal o auditiva.

Quieren los resultados de presencia de especies por términos municipales, para reflejar en un mapa de la comarca aquellos en los que cada especie ha sido observada. Así que suelo elegir áreas en las que coincidan varios términos municipales y que sean aptas para la presencia de determinados grupos de aves.

La hora crepuscular es un espectáculo visual, siempre diferente. El sol aún está sobre el horizonte reflejando una paleta de colores de encendido fuego entre las nubes bajas. Empezamos por los Lobos. Me acompaña Ana. Escucho atentamente sobre la entrada del puente. A este no ha hecho falta provocarle, un autillo emite su chillido corto y lastimero mientras decrece la luz del fondo del valle del Arevalillo. Le contesto cuando calla y vuelve a emitir su reclamo que nos recuerda al pitido del sonar que se escucha en todas las películas de submarinos: "ii-iip", dos sílabas muy seguidas y muy agudas. El autillo es la rapaz nocturna más pequeña de Europa, apenas un puño, con unos graciosos penachos de plumas en la cabeza a modo de orejas. Al alimentarse de insectos viene a reproducirse en el periodo de primavera-verano y se marcha en octubre cuando sus presas comienzan a escasear, aunque en algunos años de tiempo benigno he escuchado autillos en pleno mes de diciembre, caprichos del clima. Oírle es relativamente fácil, verle casi misión imposible pues, tanto su tamaño, como su plumaje mimético y sus costumbres nocturnas dificultan su observación visual. Escuchamos al menos a dos individuos, uno río arriba y otro en la alameda a la altura del puente.

Nos encaminamos hacia la Lugareja con la intención de poner el reclamo de lechuza pero los ladridos de unos perros me hacen desistir. En uno de los caminos entre este fabuloso monumento mudéjar y Vinaderos, junto a un campo de girasol y un pastizal, pongo el reclamo del alcaraván, como la grabación es muy corta, también imito con la boca su lastimero canto. Es como si estuviera mandando a dormir al resto de las aves, un agudo y repetitivo "dormiiir, dormiiiir..." por eso algunos lugareños también le conocen como dormilero. Aunque ya casi es de noche, al cabo de unos minutos contesta un alcaraván que se posa en el prado, lo bastante cerca del coche como para distinguir a simple vista sus enormes ojos, tan amarillos como el sol que se despide. Al rato se pierde correteando hacia la oscuridad y no vuelve a contestar. Pongo ahora el reclamo del búho campestre, pero después de cinco minutos sin resultados desisto. Realmente esta rapaz nocturna es escasa como nidificante en la Tierra de Arévalo, sólo tengo anotados dos o tres citas a lo largo del trabajo de campo.

Una luna llena anaranjada comienza a elevarse por encima de la línea de pinares situada entre Arévalo y la Nava. En apariencia es enorme pero dicen los expertos que no es más grande que cuando está sobre nuestras cabezas, que solo se trata de un efecto óptico al tener en el horizonte algo con lo que comparar su tamaño, pero que a ambas lunas, a esta que parece gigante y a la que estará en lo alto horas después, no se las llega tapar con un pulgar extendido mientras guiñamos un ojo. Lo comprobamos Ana y yo, y sí es cierto.

Hacia esos pinares nos encaminamos. Durante el recorrido se cruzan algunos topillos, un par de conejos, varias liebres y una comadreja no más grande que uno de los perritos calientes que ahora mismo estarán sirviendo en las ferias de Arévalo. Apagamos las luces del coche dejándonos guiar solo por la luz del crepúsculo. Nada más entrar en el pinar pongo el reclamo del chotacabras gris, una de las aves nocturnas más desconocidas de la comarca, gran devorador de insectos voladores nocturnos. Los caza en vuelo abriendo considerablemente la boca y ayudado por unos pelos rígidos que tiene en la base del pico llamados vibrisas. Contesta uno y nos sobrevuelan dos. Ana se pone contenta, es la primera vez que los ve. Se distinguen perfectamente los cuatro puntos blancos que posee en su plumaje gris, dos en la cola y uno en cada ala. Aunque Ana me dice  que los puntos los veré yo porque ella no distingue más que su contorno mientras vuelan y escucha su vibrante reclamo. Uno de ellos se posa en un pino cercano en el que descubrimos siete siluetas iguales alineadas en la misma rama, son pollos volanderos.

Para terminar he quedado en el Adaja con el gran duque. Espero que no falte a la cita. No hace falta llamarle ni provocarle. Nada más llegar, a la hora convenida, su grave y profundo saludo se escucha por todo el valle "buubu, buubu".

Ana y yo reímos y respondemos a su saludo bajo las ramas del gran pino de dos copas, iluminados solamente por la luz azulada de la primera luna llena del verano. El brillo alegre de sus ojos refleja su luz... recuerdo entonces unos versos que escribí hace muchos años...

"Ojos negros los míos,

iris blancos de luna."


En Arévalo, a tres de julio de 2016.

Luis José Martín García-Sancho.

(Artículo publicado en La llanura nº 86 de julio de 2016)


ENLACE RELACIONADO:

HABITANTES DE LA NOCHE 1


Habitantes por orden de aparición:

Ana y Luis (Foto Pepe Rodríguez)

Autillo (Otus scops) (SEO Birdlife)

Perro mastín español (Canis lupus familiaris)

(Imagen de Antonio Ojea Gallegos)

Topillo campesino (Microtus arvalis) (foto Luis J. Martín)

Conejo (Oryctolagus cuniculus) (Foto David Pascual Carpizo)

Liebre ibérica (Lepus granatensis)

Comadreja (Mustela nivalis) (Foto de Internet)

Chotacabras gris (Caprimulgus europaeus) (Foto de Internet)

Búho real (Bubo bubo) (foto de Internet)

"Ana y yo reímos y respondemos a su saludo bajo las ramas del gran pino de dos copas, iluminados solamente por la luz azulada de la primera luna llena del verano."






miércoles, 20 de enero de 2021

CHEMA, UN ORNITÓLOGO DE ALTOS VUELOS

 



Chema, un ornitólogo de altos vuelos.

A sus 54 años, José María García Jiménez, “Chema”, es todo un referente en el estudio de las aves, especialmente, en Ávila. Y no me equivoco ni un ápice al decir que es uno de los más expertos ornitólogos, ya sea a nivel local, regional o nacional. Aunque él prefiere ser considerado un pajarero.

Nació en Gallegos de Altamiros en 1966 y aunque se fue a vivir a Ávila con solo un año, ciudad en la que reside actualmente, no ha perdido su vínculo con el pueblo, donde ha plantado decenas de árboles, mantiene los pequeños huertos de su padre y conserva los muros de piedra.

Profesionalmente, es técnico auxiliar de carreteras y, por tanto, personal fijo de la consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León. Pero, en sus ratos libres, su verdadera pasión son las aves. Según dice, cuando era joven voló en parapente durante varios años para saber interpretar el vuelo de las aves veleras.

Cuenta, que el gusanillo del campo se lo inculcó su abuelo, que era un furtivo de los de aquellos tiempos. Los programas del Hombre y la Tierra de Félix Rodríguez de la Fuente y varios amigos con los que compartía inquietudes de infancia y juventud, le hicieron cambiar el tirachinas por los prismáticos.

Fue socio fundador de ADECAB, mítica asociación que, durante casi dos décadas, se dedicó al estudio y la defensa de los ecosistemas abulenses. También perteneció a ADENEX y a la Sociedad Española de Herpetología. Actualmente es miembro de la Sociedad Española de Ornitología.


Ha participado en innumerables trabajos de campo dedicados al estudio de la naturaleza, sobre buitre negro, buitre leonado, águila real, águila imperial, halcón peregrino, milano real, avutarda, aves acuáticas, migración de aves por el estrecho de Gibraltar, cigüeña blanca, cigüeña negra, grulla, anfibios y reptiles, lobo, atlas de fauna, guías de aves, zonas húmedas, arbolado, fauna atropellada… entre muchos más. En algunos casos, como destacado colaborador, en otros, como coordinador.

Desde el año 2009 censa de forma prácticamente continua las lagunas de El Oso, uno de los parajes naturales más destacados de La Moraña, con un prestigio a nivel internacional fuera de toda duda. El primer año por encargo de la fundación Global Nature para el Ayuntamiento de El Oso, con nuestro común amigo Pepe Rodríguez.  Después, como él dice, por inercia, para el blog del que es editor: “Aves Acuáticas de La Laguna de El Oso (Censos Quincenales de La Laguna de El Hoyo, El Oso, Ávila)”. Salvo contadas excepciones, ha realizado censos de la laguna del Hoyo, cada quince días y durante un periodo de once años, los cuales publica puntualmente en su blog, al que ayuda a mantener M. Cruz González. En estos censos han participado de forma puntual la flor y nata de la ornitología abulense.

Ha publicado varios artículos sobre sus trabajos de campo. El último es:  La Grulla Común (Grus grus) migración e invernada en la laguna del Hoyo, El Oso, Ávila. 2010-2020. II jornadas nacionales sobre grulla común en España. Pero tiene otras publicaciones sobre anfibios y reptiles, milano real, buitre leonado y vertebrados muertos por causas no naturales. Además, ha participado como colaborador en decenas de publicaciones. Por poner dos ejemplos cercanos: “Guía de las aves de La Moraña y Tierra de Arévalo” o “La avutarda en Ávila y Madigal-Peñaranda”.

Chema dedica a las aves todo el tiempo libre que le permiten sus obligaciones familiares o laborales. Y dice que lo que más le ha decepcionado en su relación con natura es la destrucción progresiva de sus hábitats. Reconoce que su afición le ha aportado momentos inolvidables, muchos amigos y algún que otro coscorrón con otros colegas. Confiesa que, con la experiencia vivida, no volvería a hacer ciertas cosas, pero que eso ahora no tiene sentido, pues si no las hubiese hecho no habría llegado hasta aquí, a lo que es actualmente. “El balance, por supuesto, es positivo. y disfruto como un niño con zapatos nuevos saliendo al campo y haciéndome constantemente preguntas de por qué este pájaro hace o viene o va”.

A nivel personal, he de reconocer que he tenido la inmensa suerte de contar con su colaboración en varios trabajos de campo y, desde que nos conocemos, que ya ha llovido y se ha secado, con su grata amistad, lo que nos ha llevado a compartir momentos inolvidables en plena naturaleza.

En Arévalo, a 31 de octubre de 2020.

Luis J. Martín.

(Publicado en La Llanura número 138, de noviembre de 2020)




Fotos de Pepe Rodríguez y LJM: Luis J. Martín.



viernes, 8 de enero de 2021

PÉRDIDA IRREPARABLE: MURALLA DEL RINCÓN DEL DIABLO

 

Vista de la muralla de Arévalo, monumento declarado Bien de Interés Cultural, con el Rincón del Diablo en primer término



En la foto que encabeza este artículo puede verse la muralla de Arévalo o el Arévalo amurallado, tres elementos: muralla, parte antigua de la ciudad e iglesia de San Miguel que son Bien de interés Cultural, tres de los ocho monumentos o conjuntos históricos que están protegidos y reconocidos con esta máxima distinción.

Pero de muy poco ha servido:

A las 13:30 horas del pasado cinco de enero de este recién estrenado 2021, la muralla del Rincón del Diablo cayó a las cuestas. 

No por haberlo advertido en varias ocasiones durante los últimos nueve años causa menos dolor la pérdida de patrimonio. De nuevo, una parte importante de nuestra historia se pierde para siempre. Como ya pasó con el arco ojival del Puente de Valladolid, el torreón de la puerta de San Juan y, más recientemente, el Palacio Real, por citar solo tres ejemplos.

Sobre esta última pérdida irreparable, la muralla medieval del Rincón del Diablo, La Asociación la Alhóndiga ya advirtió sobre su estado en el año 2012. Ante la pasividad institucional, hice un trabajo bastante descriptivo durante el verano de 2018, donde avisaba sobre su estado y sobre la necesidad de empezar cuanto antes las obras de restauración y consolidación para evitar que se derrumbara, cosa que, por desgracia, ha pasado. Solo se ha mantenido en pie el más oriental de los cuatro cuerpos que lo formaban, cayendo los tres restantes a las cuestas del Arevalillo.

Como este tramo del lienzo sur de muralla era uno de los pocos que quedaban de la muralla medieval original del siglo XII, por el interés histórico del monumento, repito, Bien de Interés Cultural, a continuación, reproduzco la parte descriptiva de la muralla conocida como “el Rincón del Diablo”. (No obstante, pueden consultar el trabajo completo en el enlace que se facilita al final del artículo). También publico algunas de las fotos del artículo de 2018 y las comparo con otras que muestran el estado actual en que ha quedado el monumento:

Muralla del rincón del diablo antes y después de su pérdida

“En Arévalo, con el nombre de “Rincón del Diablo”, se conoce la calle que va desde el torreón del palacio de Valdeláguila, “La Fonda”, hasta las cuestas y que hace esquina con las calles Principal de la Morería y San Juan y, también, al paraje que desde el final de la calle se abre a las cuestas del Arevalillo, justo por encima del puente de los Barros.

Este espacio se extiende desde las partes traseras del restaurante “La Posada” y del patio de “casa Hurtado” y está flanqueado, por un lado, por un magnífico tramo de muralla medieval y, por otro, por las ruinas de una de las dependencias del antiguo palacio de Valdeláguila, “Fonda del Comercio” hasta 2007.

En sus “Rimas Callejeras”, Marolo Perotas describe así el Rincón del Diablo en un romance dedicado al puente de los Barros:

 “El puente, por su estructura,

tomó el nombre de los Arcos,

y al guardián de aquella mole

que era un astuto criado

de la iracunda nobleza,

la gente llamaba «El Diablo»,

por su rara vestimenta

y por su picudo casco.

El sujeto se ocultaba

siempre en el rincón más alto

del lienzo de la muralla

por almenas flanqueado,

y desde allí vigilaba

los caminos del Oraño.

He ahí por qué al rincón

que hay detrás de casa Hurtado

el pueblo, por tradición,

le llame «El rincón del Diablo».”


Vista del puente de los barros y el Rincón del Diablo, antes y después de su pérdida.


El trozo de muralla que se encuentra en este espacio es el único y por tanto último resto perfectamente visible que sigue en pie del tramo oeste del lienzo sur de la muralla de Arévalo, que iba desde las cuestas del Arevalillo hasta la Puerta de San Juan, desaparecida en 1885 víctima de la ignorancia.

(...)

4.- El tramo que nos ocupa del Rincón del Diablo, continúa al anterior y llega hasta las cuestas. Es un resto de muralla medieval del siglo XII construida a base de ladrillo mudéjar, piedra rajuela y argamasa de cal y arena. Aunque, en una construcción que tiene más de ochocientos años, habrán sido cuantiosos los cambios o restauraciones llevadas a cabo a lo largo del tiempo como, por ejemplo, rellenar el espacio comprendido entre las almenas, quedando estas embutidas, aunque visibles, en un claro recrecimiento de la construcción, o la diferente estructura entre la parte basal y la superior, pueden ser un claro ejemplo de lo dicho. Así que lo que tenemos hoy ante nuestros ojos, con toda seguridad, no será exactamente igual que la muralla que levantaron nuestros antepasados arevalenses allá por el siglo XII.

Tramo de muralla conocido como El Rincón del Diablo, antes y después de su pérdida.

Actualmente, el tramo que se asoma al Rincón del Diablo tiene 18 metros de largo por siete metros y medio u ocho de alto. Consta de dos estructuras constructivas claramente diferenciadas: La parte inferior realizada solo a base de piedra rajuela y argamasa y la parte superior formada por cinco grandes pilares o machones de ladrillo mudéjar entre los que se forman doce cajones de mampostería a base de piedra rajuela unida por argamasa y sin revocar, los cuales se encuentran separados horizontalmente por tres verdugadas de dos o tres filas de ladrillo. En lo alto aún se distinguen, al menos, seis almenas de ladrillo mudéjar embutidas en lo que es un recrecimiento de la estructura a base de mampostería.

Detalle de las almenas embutidas en un recrecimiento de la muralla desaparecida.

El estado actual de este tramo de muralla medieval es bastante preocupante por las múltiples y profundas grietas y por el palpable desplome de algunas partes de su estructura. Hay dos grandes grietas muy evidentes, que recorren la muralla verticalmente entre los cajones de mampostería y el segundo y cuarto machón. Y, además, el desplome es muy evidente entre el cuarto machón y los cajones de su parte este y en primer machón de esquina y las paredes adosadas a la muralla por su parte interior. Graves y preocupantes desperfectos que hacen que amenace ruina, a no ser que se tomen medidas urgentes de restauración.

Arriba: Grieta que recorre la muralla verticalmente a la altura del cuarto machón.

Abajo: evidente desplome a la altura del cuarto machón.

5.- El Rincón del Diablo hace esquina con el inicio del lienzo oeste de la muralla que, desde aquí, siguiendo la loma de las cuestas del río Arevalillo, llegaba hasta el Castillo, originalmente mota defensiva. La esquina tenía un cubo semicircular o tronco cónico, ya que era más ancho en la base, realizado con piedra rajuela y argamasa. Debido a la inestabilidad del terreno de las cuestas, y tras varios deslizamientos de ladera, se ha perdido más de la mitad y se ha desplazado unos tres metros hacia abajo, dejando un gran boquete perfectamente visible en la zona donde se insertaba con la muralla.

Restos del cubo que hacía esquina y contrafuerte con el Rincón del Diablo, se aprecia perfectamente cómo se ha deslizado ladera abajo más de tres metros. Antes y después de su pérdida.


Esquina entre el lienzo Oeste de la muralla y el lienzo sur a la altura del Rincón del Diablo.

Todos los restos de muralla descritos corren serio riesgo de desaparición por ruina evidente, especialmente el tramo del Rincón del Diablo, claro exponente del mudéjar civil arevalense, ya que, durante muchos años, demasiados, no ha sido objeto de las obras de mantenimiento necesarias en cualquier construcción, especialmente en aquellas que cuentan con muchos siglos a sus espaldas y que tienen un gran valor histórico, artístico y patrimonial.

Resulta, como poco, chocante que el Plan Director de la Muralla no dé prioridad absoluta a conservar y restaurar convenientemente los pocos restos de muralla auténtica, como es el caso que nos ocupa, antes que a levantar e inventar nuevos muros con un criterio más que discutible, y con unos resultados nada satisfactorios, como es el caso de la neo muralla de San Miguel o el neo cubo, neo puerta y neo arco de las escalerillas. Sin duda alguna, mejor le vendría a la auténtica muralla de Arévalo, en lugar de inventar o crear neo estructuras, conservar y consolidar lo poco que queda pero que tiene un valor cultural incalculable.

Por todo ello:

- Dada la pasividad que han demostrado tanto el Ayuntamiento de Arévalo como la Junta de Castilla y León a la hora de conservar y poner en valor los auténticos restos de la muralla medieval de Arévalo.

- Dado el estado lamentable y preocupante en que se encuentra el tramo de muralla aquí descrito, conocido como El Rincón del Diablo.

- Dado el estado lamentable en que se encuentra el espacio descrito, por estar sucio, abandonado, intransitable, inestable, peligroso, olvidado.

- Dado que el presupuesto destinado a restauración de las murallas de Arévalo, no contempla el tramo descrito.

Desde la Alhóndiga de Arévalo, nos vemos obligados a solicitar que se incluya el tramo de muralla medieval conocido como “El Rincón del Diablo” en la Lista Roja del Patrimonio, junto a la neo muralla de San Miguel, incluida el 23 de marzo de 2014 por el riesgo de pérdida de los restos de la cimentación de la muralla primitiva del siglo XII. Todo ello por ser un claro exponente del arte mudéjar civil arevalense.

 

En Arévalo, a uno de agosto de 2018.

Luis José Martín García-Sancho.

Artículo publicado en el número 111 de La Llanura, de agosto de 2018.”

Imágenes relacionadas. Antes y después de la pérdida:








Hasta aquí los datos, saquen ustedes sus propias conclusiones.

Duele perder patrimonio.

Duele perder historia.

 

En Arévalo, a ocho de enero de 2021.

Luis J. Martín.

ENLACE RELACIONADO:

LA MURALLA DEL RINCÓN DEL DIABLO (versión bog)

EL RINCÓN DEL DIABLO (versión PDF)