viernes, 28 de diciembre de 2018

ADORNOS NAVIDEÑOS


LAS OTRAS BOLAS DE NAVIDAD.


El hecho de que el Ayuntamiento no haya podado los plátanos de la plaza del Arrabal, ha posibilitado que sean decorados con luces como árboles de navidad.


Pero por encima de las luces se pueden observar unas bolas sin luz. Como las que se aprecian dentro del círculo rojo.
Acerquemos un poco más la imagen para ver de qué se trata:


Cientos, tal vez más de un millar, de pájaros duermen apaciblemente hechos una bola, buscando la temperatura más suave del interior de la ciudad.


Se trata de la lavandera blanca (Motacilla alba) que algunos conocen como pajarita de las nieves. Frecuente en ríos, riberas y humedales de la comarca.


Todos los días, al caer la tarde, se empiezan a juntar en estos árboles de la Plaza que utilizan como dormidero y, hechas una bola, pasan la noche agrupadas. Solo, de vez en cuando, una lechuza altera su paz y captura a algún individuo.


Esta es una lavandera blanca una mañana de invierno en un cable de tendido eléctrico en su hábitat natural: la ribera del Adaja a la altura de la Pesquera.
El hecho de que el Ayuntamiento no haya podado los árboles de la plaza como venía haciendo en los últimos años, favorece la formación de estos dormideros de lavanderas.
Lo que no es aconsejable es dejar el coche aparcado durante la noche debajo de alguno de estos plátanos, porque las lavanderas duermen… pero también cagan.

En Arévalo, a veintisiete de diciembre de 2018.
Luis José Martín García-Sancho.





martes, 25 de diciembre de 2018

CIGÜEÑAS PARA MAFALDA




CIGÜEÑAS PARA MAFALDA.

Desde ese día le miré con desprecio. No era nada. Nunca había hecho nada, nunca lo había intentado. Desde entonces me pareció un cobarde.
Todos en la clase se rieron de mi redacción, bueno casi todos, especialmente, mis amigas, eso es lo que más me dolió.
- No lo olvidéis -había gritado la maestra al finalizar la clase-, para el lunes la redacción sobre vuestro padre. Tiene que ocupar, al menos, media página del cuaderno de lengua.
Todas mis amigas escribieron que si su padre era un abogado que trabajaba en el mejor bufete de la ciudad, que si era el jefe de una importante empresa de la industria del automóvil, que si uno de los mejores cirujanos del hospital, que si el arquitecto que había construido el colegio… pero yo solo puse que mi padre se quedaba en casa haciendo la comida, fregando los suelos y los baños, lavando la ropa, planchando los pantalones, haciendo la compra… Aunque la profesora pidió silencio y respeto, mientras leía mi redacción podía oír los murmullos y las risitas de mis mejores amigas. Así que no pude acabar, el hipo del llanto impidió que continuara.
Dejé de hablar con él como lo hacía. Desde entonces ya no quise que me volviera a leer por las noches antes de dormirme. Empecé con alguna excusa: tengo sueño, estoy muy cansada, hoy no me apetece, quiero oír un rato música, mientras por los auriculares salía el sonido atenuado de un perreo, que era lo que más les gustaba a mis amigas. Y, cada mañana, rompí las figuras de papiroflexia que me dejaba en el desayuno al lado de la taza, hasta que dejó de hacérmelas.
Mamá solo le dijo que no me hiciera caso, que la adolescencia era así, que un día adoras a tus padres y al siguiente los odias. Luego me acercó hasta el cole y me dijo que el finde iríamos las chicas solas de compras. Y yo pensaba que tenía que haber hecho la redacción sobre mamá para igualarla a la de mis mejores amigas.
Ese mismo sábado pregunté a mamá que por qué se había casado, que padre era mucho mayor que ella. Me dijo que le conoció cuando estudiaba económicas, haciendo las prácticas en la empresa en la que él trabajaba. Que la ayudó mucho y sacó una buena nota. Padre era unos diez años mayor, salieron un par de días, pero la cosa quedó en el olvido.
Doce años después coincidieron nuevamente. Ella daba un curso de formación y empleo sobre contabilidad informatizada aplicada a la pequeña y mediana empresa y él era uno de los alumnos que acudían para mejorar en su puesto de trabajo. Ella había roto hacía poco con una relación un tanto dolorosa y padre supo consolarla, volvieron a salir. Primero un par de días, luego todos los fines de semana, después se fueron a vivir juntos. Luego nací yo, y a los tres años la empresa de padre quebró y se quedó en la calle con 48 años. Desde entonces se dedicó en exclusiva a la casa y a cuidar de mí.

Desde el derrame, padre es como un mueble, nunca he entendido por qué mamá no ha querido internarlo en una residencia. Hoy he roto con Eloy, mi pareja. No me había percatado antes de lo dominante que era o, peor aún, no había querido darme cuenta. Y he vuelto a casa de mis padres a ordenar mis ideas y, aunque no lo diga, en busca de algo de comprensión y consuelo materno.
Mamá se ha ido a trabajar muy temprano. No sé por qué he arrastrado la silla de padre por toda la casa, tal vez, en busca de recuerdos. Pero no he encontrado nada que me calmase. He entrado en mi cuarto y le he dejado aparcado junto a mi cama. Al curiosear entre los libros de la estantería, me ha llamado la atención uno que me resultaba especialmente familiar, de Mafalda.
Entonces he recordado que ese era uno de los que más me leía padre. Al sacarlo del estante y abrirlo, algo ha caído al suelo. Una figurita de papel, una cigüeña, de las que me hacía cada mañana. Estaba marcando una página en la que solo hay un dibujo: Mafalda en pie con el puño en alto grita “¡Basta!”.
Entonces he pensado en darle un beso, pero hace tanto tiempo que no lo hago, tanto tiempo que no le muestro ni un atisbo de cariño porque le veo como un fracasado, que no me he atrevido. Y mientras estaba pensando, he empezado a mover la cigüeña de papel igual que él lo hacía, haciendo batir sus alas.
Luego le he mirado, y he visto como una lágrima se deslizaba lentamente por su rostro inerte. Y, por un instante, me ha parecido que sonreía.

En Arévalo, a 21 de diciembre de 2018.
Luis José Martín García-Sancho.





domingo, 16 de diciembre de 2018

ME LO QUITAN DE LAS MANOS.





ME LO QUITAN DE LAS MANOS.
(Versión castiza y arevalense del “Bonito barato”)

“Enajenación onerosa de los Bienes Patrimoniales mediante subasta pública para la construcción de un Museo de Arte Contemporáneo”.
Enajenación onerosa es un término que significa traspasar el derecho de propiedad sobre una cosa a cambio de un precio, como ocurre en un contrato de compra venta. Por otra parte, el término onerosa significa pesada, molesta, gravosa.
Con este pomposo título el Ayuntamiento de Arévalo, el de usted, el mío, el de todos los arevalenses, se va a librar de la carga onerosa, es decir gravosa, pesada, molesta que supone una parte importante del Patrimonio que, como tal, pertenece a todos los ciudadanos de este histórico pueblo con título de ciudad que es Arévalo.
Y lo va a hacer con el antiguo Colegio de Santiago que empezó a funcionar como colegio de la Compañía de Jesús en el año 1595. Es decir, hace 423 años, o hace cuatro siglos y cuarto, por lo que se le conoce como colegio de los Jesuitas, donde se impartieron clases de gramática y latinidad durante casi dos siglos, hasta que en 1767 los Jesuitas fueron expulsados de la villa por orden real.
Más recientemente el histórico edificio ha funcionado como escuelas públicas durante una buena parte del siglo pasado. Nos contaba mi abuelo que a este colegio conocido como El Corralón, acudió hasta los doce años, es decir hasta 1914, edad en la que tuvo que ponerse a trabajar por necesidad, al ser hijo de viuda.
Con esta enajenación onerosa, pesada, molesta, gravosa, el Ayuntamiento de Arévalo, el de usted, el mío, el de todos los arevalenses, venderá por 600.000 euros el colegio junto a otros edificios anejos a la iglesia de San Nicolás, a la Fundación Adrastus-Lumbreras, con la intención de que ésta ponga en marcha un Museo de Arte Contemporáneo ubicado tanto en iglesia, como en colegio y edificios colindantes.

"Se vende colegio histórico de los Jesuitas. 
Razón Ayuntamiento de Arévalo."

Y, además, en el último pleno del 13 de diciembre, el Ayuntamiento, el de usted, el mío, el de todos los arevalenses, supedita una buena parte del presupuesto municipal para el próximo año a la venta de patrimonio, lo que significa, si no entiendo mal, que el gasto municipal, para el próximo año, en empleo, educación, cultura, deporte, infraestructuras, parques, jardines… queda condicionado a la venta de bienes patrimoniales o, dicho de otra manera, a la enajenación onerosa de los mismos.
Entonces, se podría decir que el Patrimonio Municipal, que es nuestra historia, nuestro arte, nuestra cultura, molesta a nuestro querido Ayuntamiento, le resulta una carga, y por eso se desprende de él mediante enajenación onerosa.
Pero, afortunadamente, aún queda mucho Patrimonio del que ir tirando los próximos años, para ir cumpliendo con los presupuestos municipales y así poder adoquinar parques, pagar deudas contraídas por la construcción de edificios como el de la plaza de toros, enderezar murallas inclinadas o inventar otras nuevas.
Así que no sería de extrañar que en próximos años en el cartel de enajenación onerosa de Patrimonio pudieran aparecer los siguientes anuncios de venta:

- Palacio de Gutiérrez Altamirano. (Anuncio ficticio).
Se vende palacio de la familia de Hernán Cortés con precioso balcón esquinado y con pasaje directo al Paraíso.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo.

- Puente de Valladolid. (Anuncio ficticio).
Se vende ruina de puente de origen romano, apto para ser olvidado por el propietario.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo.

- Puente de Medina. (Anuncio ficticio).
Se vende puente mudéjar con las dimensiones de una catedral gótica.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo.

- Puente de los Barros. (Anuncio ficticio).
Se vende coqueto puente mudéjar de la baja edad media.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo.

- Molino de Don Álvaro de Luna. (Anuncio ficticio).
Se vende antiguo molino harinero en un enclave natural único.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo.

- La Alhóndiga. (Anuncio ficticio).
Se vende biblioteca infravalorada, situada en la antigua Alhóndiga de la Tierra de Arévalo y sus Sexmos.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo.

- Casa de los Sexmos. (Anuncio ficticio).
Se vende la antigua Casa de los Sexmos en el “incomparable marco” de la Plaza de la Villa.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo.


- Casa de Nicasio Hernández Luquero. (Anuncio ficticio).
Se vende la casa de un famoso escritor arevalense, en el conjunto histórico de la Plaza de la Villa.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo.


- Arco del Alcocer. (Anuncio ficticio).
Se vende la única puerta fortificada de muralla que queda en pie en Arévalo, usada como cárcel en siglos pasados.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo.


- Casa del Concejo. (Anuncio ficticio).
Se vende la Casa del Concejo de Arévalo lugar histórico de encuentros y desencuentros territoriales.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo.


- Pinar de Arévalo. (Anuncio ficticio).
Se vende el Monte de Utilidad Pública número 25 de Arévalo, un espacio natural de valor incalculable.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo.


- Parque Vellando.(Anuncio ficticio).
Se vende parque urbano, conjunto de pinos negrales singulares, listos para ser talados y vendidos como madera.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo.


- Parque Gómez Pamo. (Anuncio ficticio).
Se vende parque urbano de estilo ramántico, recientemente adoquinado, asfaltado y desmochado con primor.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo. 

Que nadie se preocupe ya que aún nos queda patrimonio gravoso del que desprendernos para “ir tirando” de presupuesto en los próximos años. Y así, poco a poco, el Ayuntamiento, el suyo, el mío, el de todos los arevalenses, se irá desprendiendo de esos edificios o espacios onerosos, es decir, molestos, gravosos, pesados, que pertenecen al Patrimonio histórico, cultural, artístico o natural de Arévalo, es decir pertenecen al común de todos los que somos y nos sentimos arevalenses. Y, de esta manera, con el paso del tiempo, Arévalo, la ciudad de un castillo, de los dos ríos, de los cuatro títulos, de los cinco linajes, de los siete sexmos y de las siete torres, se convertirá en el primer conjunto histórico-artístico de propiedad y gestión privada, porque poco a poco, año tras año, sus bienes patrimoniales se irán vendiendo por el procedimiento de enajenación onerosa.
Ya se ha dado el segundo paso con el Colegio de los Jesuitas, el primero fue hace más de cuarenta años con la venta y derribo del Palacio Real.

- Casa Consistorial.
Se vende la Casa Consistorial de Arévalo porque resulta muy costoso su mantenimiento.
Razón: Ayuntamiento de Arévalo. (Les atenderemos en el espacio multifuncional de la magnífica plaza de toros situada en la Avenida Emilio Romero). (Anuncio ficticio).

En Arévalo, a 16 de diciembre de 2018.
Luis José Martín García-Sancho.

Colegio de los Jesuitas, vendido por el Ayuntamiento a la Fundación Adrastus Lumbreras en 2018.

Palacio Real, vendido y demolido en la década de los 70 del pasado siglo.
Foto: Biblioteca Digital de CyL.



lunes, 10 de diciembre de 2018

MEMORIA







MEMORIA (asoneto)

Por qué te vas, amada compañera,
y abandonas a mis seres queridos,
por qué te llevas los muebles contigo
y vacías de trastos la cabeza.
Por qué esperas tranquila y con pereza,
entre los campos de ondulados trigos,
a que florezca el pino y el membrillo
y marchitas sus flores con maleza.
No habrá frutos, solo erial y vacío,
el olvido arruinará la cosecha
de recuerdos pasados y vividos.
No quedará nadie, pues nadie espera,
borrarás los senderos y caminos.
Por qué te vas y tan solo me dejas.

En Arévalo, a doce de octubre de 2018
Luis José Martín García-Sancho.





martes, 4 de diciembre de 2018

LA ARDILLA CURIOSA






Luis José Martín García-Sancho.

La ardilla roja es como un duende, se deja ver cuando quiere. Es más cola que cuerpo. Un roedor arborícola que, a diferencia de sus parientes ratas y ratones, no suele causar desagrado a los humanos, al contrario, es raro que alguien se asuste de una ardilla.
Además, a este animal le tengo una especial simpatía porque se podría decir que es el causante de mi afición por natura. El hecho de ver montones de piñas roídas al pie de algunos pinos despertó en mí el interés por la vida silvestre, aunque, imagino que esa curiosidad estaba latente desde el principio de mi vida y este tipo de estímulos la despertaron.
Hace unos días, estando de paseo por El Soto, oí una serie de silbidos cortos y repetitivos que no identificaba con ninguna especie de ave, procedían de una chopera cercana. En poco tiempo descubrí que quien los emitía era una ardilla roja, que trepaba por el chopo tanto cabeza arriba como cabeza abajo y, seguramente, intentaba llamar la atención a otro individuo que se encontraba más abajo, al cual yo no llegaba a ver. Lo que no sabía era si esa serie de gritos eran persuasivos, es decir, para defender el territorio ante otra ardilla invasora o, simplemente, de alerta al haber descubierto mi presencia.

Hembra adulta de ardilla roja. "Trepaba por el chopo tanto cabeza arriba como cabeza abajo".

Busqué por la parte baja de los chopos y pronto descubrí el motivo de tal algarabía. Un cachorro de ardilla se escondía entre las ramas bajas y me miraba tranquilo, mientras la madre repetía una y otra vez los gritos de alarma. Es como si le estuviera diciendo: “sube ahora mismo hasta aquí, no te fíes de ese animal que, aunque parezca torpe, te puede matar”.
Hasta aquí todo normal, dentro de las leyes o costumbres animales aprendidas, donde las posibles presas alertan a sus semejantes sobre la presencia de un potencial depredador. Pero lo más curioso o anómalo, era que aquel cachorro no hacía caso a los gritos de la madre, al contrario, permanecía inmóvil observándome tranquilo, incluso, en uno de los momentos de más griterío materno, descendió aún más para mirarme directamente a los ojos. Durante esos instantes nuestras cabezas estaban a la misma altura.

Cachorro de ardilla roja. "Durante esos instantes nuestras cabezas estaban a la misma altura".

La madre conocía de lo que es capaz mi especie, pero el cachorro no, desconocía la irracional violencia humana hacia sus vecinos, una violencia que no es alimenticia, ni siquiera de supervivencia. Simplemente, una violencia destructiva cuyo único fundamento es la destrucción en sí misma.
Porque hay conductas en natura que, a primera vista, nos pueden parecer de violencia extrema, incluso, repulsivas, pero tienen su por qué. Cuando escasea la comida, el pollo mayor de águila imperial mata a su hermano menor en el nido para que sus padres lo ceben solo a él. Con esta conducta, que se conoce con el nombre de cainismo, el hermano mayor asegura su supervivencia. También, cuando un macho de león conquista el territorio de otro macho, lo primero que hace es matar a la camada de su rival, para que las hembras entren nuevamente en celo y para no malgastar energías en cachorros que tienen genes diferentes a los suyos.
Pero, aunque en la especie humana no se producen este tipo de conductas, se han generado otras nuevas que nada tienen que ver con la supervivencia. El mal llamado “instinto venatorio” es un claro ejemplo de lo dicho ¿Cuál es la finalidad de matar a un animal libre en el campo? En nuestra sociedad el cazador no cobra una presa para dar de comer a la familia. La alimentación de la prole no depende de lo que los progenitores maten o dejen de matar en el campo sino, más bien, del dinero que aporten con su trabajo. Entonces, el acto de matar a un animal de esta forma individualizada es más una diversión que un acto alimenticio. Hoy en día, para muchas personas, matar es una forma de ocio, se paga por matar, hasta el punto de que, en muchas ocasiones, se pueden llegar a pagar auténticas fortunas por cobrar una sola pieza. Lo que resulta contradictorio es que con tal cantidad de dinero se podrían alimentar varias familias durante varios años.
Todo esto se me pasaba por la cabeza durante los breves segundos en que la mirada del cachorro de ardilla coincidía con la mía a escasos metros de distancia. Así que me agaché hasta el suelo, cogí un pequeño palo y lo lancé a una rama cercana. Ante esta agresión, el cachorro subió raudo y ágil hacia donde se encontraba su madre y, juntos, se perdieron por las altas copas de los chopos cercanos.
Con esto, seguramente, la pequeña ardilla aprendió que la llamada de alerta de la madre era real y que, aunque yo parezca una persona inofensiva, mi especie no lo es.

En Arévalo, a uno de octubre de 2018.

Texto y fotos: Luis José Martín García-Sancho.

Publicado en la Llanura 114, en noviembre de 2018.

Hembra adulta de Ardilla roja. Nótense los largos penachos  de pelo en de las orejas.

Cachorro de Ardilla Roja. Aún no tiene los largos penachos de las orejas.

Restos de piñas de pino resinero  que han sido roídas por una ardilla, para sacar los piñones.