domingo, 25 de septiembre de 2022

CASTILLA GOBIERNA CONTRA CASTILLA




¿Se imaginan ustedes que el Gobierno regional de Madrid eliminara la festividad del dos de mayo o el de Cataluña la del once de septiembre?

¿Sabían ustedes que el Gobierno de Castilla y León ha eliminado la festividad del 23 de abril?

Prensa:

“El Consejo de Gobierno ha aprobado este jueves (22/09/2022) la propuesta del calendario laboral presentada por la Consejería de Industria, Comercio y Empleo que incorpora como principal novedad para el año 2023, la supresión de la fiesta de la Comunidad del 23 de abril y la creación de la festividad de Santiago Apóstol el 25 de julio.”

Está claro: una parte o, tal vez, todo el gobierno en coalición de Castilla y León está en contra del Estado de las Autonomías, lo han dicho, lo han repetido. También, que su intención es proclamar un estado centralizado, al más puro estilo franquista. Por eso, como en Castilla y León están en el poder los negacionistas del Estado de las Autonomías, el que emana de la Constitución Española de 1978, uno de los pilares de nuestra democracia, ya han empezado a trabajar desde dentro para destruir esta comunidad autónoma, que es su meta. Ya han dado el primer paso, eliminando la festividad de los Comuneros de Castilla, que se celebra el 23 de abril en Villalar de los Comuneros. Como en 2023 cae en domingo, en lugar de pasar la festividad al lunes, como aconseja el sentido común, se la cargan y punto. Al partido que gobierna en Castilla y León, desde hace tantos años que ni me acuerdo, siempre les ha resultado muy molesto celebrar esta festividad histórica y, desde el principio, han intentado ningunearla, desubicarla, hacer que pase desapercibida. Ahora, con la extrema derecha como socios de gobierno, parece que, por fin, van a conseguir borrar nuestra festividad.

Si parte o todo el gobierno en coalición no comparten ni creen en el modelo de Estado de las Autonomías, muchos de ustedes se preguntarán por qué se presentan a las elecciones en todas ellas. La respuesta es muy sencilla, y en Castilla y León se empieza a ver, su estrategia es la de entrar en las autonomías, en los gobiernos autonómicos, para hacerlas desaparecer desde dentro. En Murcia, en Madrid, en Andalucía, han intentado entrar en el gobierno autonómico sin lograrlo, pero en Castilla y León lo han conseguido. Una manera de comenzar a cargarse el Estado de las Autonomías es eliminar la identidad como pueblo de una determinada autonomía, es decir, cargarse todo aquello que, históricamente, pueda hacernos sentir identificados como colectivo y reescribir la historia a su medida, inventándola si fuera necesario.

Al parecer, el Gobierno en coalición de Castilla y León pretende que todos los que habitamos esta gran región no nos sintamos castellanos o leoneses, solo españoles, cuando un sentimiento, en absoluto, elimina al otro. Y eso que Castilla es la autonomía por excelencia, el germen de España, la madre del idioma de Cervantes, el que hablan más de 500 millones de personas por todo el mundo. A pesar del peso histórico de Castilla y León en el conjunto de la historia de España, nuestro gobierno autonómico se empeña en poner palos en las ruedas al vehículo que mueve la identidad castellana. El Gobierno de coalición de la Junta de Castilla y León ha empezado suprimiendo la festividad de los Comuneros de Castilla para cambiarla por la de Santiago; aquí, algunos con orgullo patrio añadirían ese apelativo mezquino y casposo de “matamoros”. Es un primer paso, al que seguro seguirán otros.

Lo que me pregunto es por qué, ya puestos, el gobierno en coalición de Castilla y León no ha elegido como festividad para la región el día 18 de julio, o como ellos dicen, el día del “glorioso” alzamiento. Sí, ese día en el que comenzó la época más trágica de la historia reciente de España, cuando el ejército golpista, encabezado por Franco, se sublevó contra el legítimo Gobierno de la República, dando comienzo a la guerra civil española; nefasto episodio que les debe parecer bien porque no lo han condenado.

También me pregunto si el castellano se siente como tal, como se pueda sentir el andaluz, el extremeño, el gallego, el catalán o el vasco, por ejemplo. O, por el contrario, piensan que sentirse castellanos es pecar contra la patria, contra la españolidad. Me da la impresión de que aunque nos cambiaran el nombre para llamarnos, en lugar de castellanos, por ejemplo, futuros madrileños o potenciales trabajadores de Madrid, no pasaría nada. Como siempre, aceptaríamos, callaríamos, porque nos da igual lo que seamos o lo que nos llamen.

Nuestra comunidad, histórica donde las haya, hacedora de España y “Las Españas”, está siendo atacada. Don Ortega y Gasset dijo en una ocasión: “Castilla hizo a España”, a lo que contestó Don Claudio Sánchez Albornoz, premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades: “Castilla hizo a España y España deshizo a Castilla”. Y la sigue deshaciendo, se podría añadir sin pudor.

Lo cierto es que en un momento como este, en el que nos atacan desde dentro y nos callamos, me avergüenzo de ser castellano, aunque lo soy.

En Arévalo, a 23 de septiembre de 2022.

Luis J. Martín.

 


CINCO QUINTETOS POR CASTILLA

 

Nos tapan la boca de vil manera

y borran vivencias de nuestra historia

quitando autoestima de la memoria,

Castilla no se siente comunera

reniega de su pasado y de su gloria.

 

Tan cierto es que Castilla hizo a España

como que España deshace a Castilla,

el propio castellano es quien la humilla

desde el poder la vacía y la engaña

haciendo que clave en el suelo su rodilla.

 

Nos hicieron siervos, impusieron dueño.

¿Dónde está el sentimiento apasionado

de los Bravo, Padilla y Maldonado?

Hace quinientos años que acabó un sueño

y así seguimos, amor propio humillado.

 

Que hoy rebrote la dignidad castellana,

pongamos un castillo a un buen palo atado

ondeando al viento, pendón morado,

rompamos el yugo, paisano y paisana,

y así el pueblo no estará arrodillado.

 

Despierta Castilla, a Villalar promuevo,

contra el rey y el tirano se la primera,

que tu orgullo renazca esta primavera,

y gritad con fuerza, gritad de nuevo:

¡Castilla entera se siente comunera!

 

En Arévalo, veintitrés de abril de 2021. 

Quinientos años después.

Luis J. Martín. 





jueves, 8 de septiembre de 2022

REGALAMOS ATARDECERES


Puesta en Arévalo sobre el río Arevalillo.

 


Regalamos atardeceres

 

Que los atardeceres de la Tierra de Arévalo son dignos de ser admirados es algo que casi nadie que los ha visto puede poner en duda. Llevo años contemplando el atardecer desde diferentes puntos de Arévalo y su comarca, y cada día me sorprende un matiz. Pese a ser el mismo espectáculo cada día, no he visto dos exactamente iguales. Incluso al desplazarme a otros pueblos de este paisaje más próximo como pueden ser Aldeaseca, Sinlabajos, Langa o cualquier otro, contemplo unas imágenes únicas y espectaculares.

Esto lo afirmaba Fabio López Sanz en el número 4 de La Llanura de Arévalo, allá por septiembre de 2009, en su artículo “Vendemos atardeceres”. Cierto que en nuestro querido Arévalo se pueden vender muchas cosas, incluidos los preciosos ocasos de los que habla mi amigo y a los que pone precio con fina ironía. El potencial de nuestra ciudad es mucho, aunque de poco sirve si nada se hace al respecto.

Hoy, en cambio, he decidido regalarles algunos de los últimos atardeceres de los que he sido testigo. Ni siquiera sería apropiado hablar de regalo pues, en realidad, yo simplemente comparto con ustedes lo que antes natura me había regalado, lo que puso ante mis ojos en la hora mágica del crepúsculo vespertino, y que mi cámara acertó a captar para mi disfrute y, ahora, para el nuestro.

Entonces, en este caso, lo apropiado no es hablar de venta, tampoco de regalo, sino de compartir aquello con lo que natura, previamente, nos había obsequiado a todos.

Juzguen ustedes mismos si el artículo es de calidad:

Atardecer en el callejón de los novillos de Arévalo.

Puesta sobre el río Adaja en Arévalo.

Arde el cielo sobre los chopos del río.
Arévalo, río Arevalillo

Tonos pasteles de la hora azul en el cielo de Arévalo.

Atardecer en las cuestas del Arevalillo.

La magia del ocaso en la ribera del Arevalillo.

Luces vespertinas en la calle Figones.

Luces de ocaso en la calle Principal de la Morería.

Puesta en la plaza del Real.

Atardecer en la calle del Obispo.

Luces crepusculares en la Alhóndiga.

El cielo del mudéjar.
Puente de Medina, Arévalo.

Dulces sueños.

© Luis J. Martín.

Todas las fotos son propiedad del autor.