miércoles, 30 de marzo de 2022

Cuando ya no quede nada

 



Recordarás el hogar que destruyeron.

Añorarás al amor que ya no está contigo.

Soñarás con la vida que te robaron.

Querrás volver, pero ya no tendrás

ni hogar,

ni amor,

ni vida.

Entonces,

cuando estés rota,

cuando el fuego del dolor 

te abrase desde dentro,

cuando ya no quede nada,

te exigirán

que perdones,

que calles

y olvides.


L.J. Martín                             


sábado, 5 de marzo de 2022

"Atocha"

 


Atocha es esparto: planta silvestre conocida por la ciencia como Macrochloa tenacissima (antes Stipa tenacissima), propia de climas áridos, perteneciente  a la familia Podaceae, en la que están incluidos todos los cereales o gramíneas. 

Tal era la importancia de esta planta fibrosa que la estación madrileña de Atocha se llama así porque era el lugar donde terminaba el camino real de Alicante, que traía a Madrid los carros de esparto o atocha, procedentes de Valencia y el sureste español. Lo que lo convertían en el mayor atochar del reino, de donde se surtían multitud de artesanos e industriales.

Durante muchos siglos, el esparto fue un material muy importante para la economía nacional. Se utilizaba para la confección de alpargatas (usadas por una inmensa mayoría de la población) y otros enseres de uso doméstico y laboral, como cestos, serones, pleitas, aguaderas... Por lo que daba trabajo a muchos artesanos e industriales. 

Por eso, y aunque es una especie silvestre, no cultivada, en determinadas épocas como en la posguerra, su recolección estaba prohibida, y solo podían recolectar atocha o esparto quienes pagaran por ello.  Lo que provocaba un contrabando, generalmente en forma de tiras trenzadas, llamadas pleita, gracias al cual pudieron comer y subsistir muchas familias humildes. Precisamente, en "El lector de Julio Verne" (2012), Almudena Grandes hace referencia a este comercio de esparto.



L.J. Martín.

Arévalo, a cinco de marzo de 2022.