lunes, 27 de noviembre de 2017

EL OSO, TODO UN EJEMPLO.





El Oso es un pequeño municipio del norte de la provincia de Ávila, perteneciente a la comarca de La Moraña. Tiene una superficie pequeña, de 18,49 kilómetros cuadrados y una población también pequeña, solo 176 habitantes. En la década de los cuarenta del pasado siglo contaba con 624 habitantes, por lo que es un claro ejemplo de la despoblación que sufren los pueblos de la región, uno de los principales y más graves problemas a los que se enfrenta el mundo rural.


Vista de El Oso desde la torre del centro de interpretación

Se encuentra en medio de la llanura cerealista castellana, su extensión mayoritaria son las tierras de cultivo, destinadas principalmente a los cereales de secano. También, como otros muchos municipios de la comarca, cuenta con pinares isla y pequeñas choperas aisladas en el cauce de algún arroyo. Como la mayoría de los pueblos de la zona, cuenta con algunas zonas húmedas de escasa extensión, en forma de saladares, lagunas y lavajos.
Por tanto, en cuanto al aspecto físico del municipio, no hay nada especial que le diferencie del resto los municipios de la comarca. Excepto por una salvedad: tiene agua y el agua es sinónimo de vida.


Laguna del Hoyo (Foto: Pepe Rodríguez)

Una buena parte del municipio de El Oso se considera una zona de descarga del acuífero. Varios pozos artesianos y manantiales no dejan de manar, incluso, en épocas de prolongada sequía. Esto ha hecho que varias zonas húmedas mantengan agua durante casi todo el año. El conjunto de humedales conocidos como las Lagunas de El Oso, sí son un rasgo diferenciador del municipio, especialmente la laguna del Hoyo, la mayor de todas ellas y la más interesante por su variada fauna y flora acuática.
Esta peculiaridad no pasó nunca desapercibida a grupos conservacionistas, como ADECAB, que realizaron censos periódicos de aves acuáticas, algunos de los cuales fueron incluidos en los censos nacionales de aves acuáticas invernantes coordinados por la SEO. Tampoco pasó desapercibida para la fundación alemana “El camino hacia Doñana”, cuando se puso en contacto con ADECAB para recuperar o preservar algunas lagunas de La Moraña con una parte de los beneficios obtenidos por el pabellón alemán durante la Expo de Sevilla 92. Esta fundación invirtió dinero en la laguna del Hoyo, en un observatorio, y en recuperar un pequeño lavajo cercano al pueblo para convertirlo en una especie de centro de interpretación.


Grupo de visitantes durante la visita de 26/11/2017

También hay que decir que el Ayuntamiento creyó desde el principio en el proyecto, en el potencial del agua, de sus manantiales, de sus lagunas y lavajos y apostó fuerte por su conservación y, también, por un incipiente turismo ornitológico. Delimitó la zona inundable y llegó a acuerdos con cazadores y ganaderos para que se respetara el ciclo de la vida asociado a la laguna del Hoyo creando una zona de reserva, cuando todavía la ceguera o la falta de reflejos de la administración autonómica no había incluido tan siquiera a este importante humedal en el catálogo de zonas húmedas de interés especial. Eso, afortunadamente, llegó unos años más tarde, después de la insistencia de varios grupos ecologistas y del propio ayuntamiento de El Oso.
El dinero de la Expo de Sevilla 92 destinado a medio ambiente del pabellón alemán se agotó unos años más tarde, pero no las ganas del ayuntamiento de El Oso de seguir conservando la laguna, su fauna, su flora y en mantener el enorme interés que había suscitado en el mundo de la ornitología. Ahora El Oso estaba en el mapa, en un mapa mundial, gracias a la laguna y a las citas y publicaciones de muchos ornitólogos. Por lo tanto, no se amedrentó y llegó a un acuerdo con SEO Birdlife y Diputación Provincial para seguir por un camino que ya se estaba consolidando, el de un pequeño pueblo volcado en la conservación de la vida silvestre y su entorno natural como una apuesta de futuro.


Nuevo observatorio de la chopera de la fuente.

Se contrató a personal especializado en materia medioambiental para que, desde el ayuntamiento, se trabajara en mantener lo ya conseguido y, a ser posible, mejorarlo y aumentarlo. Se abrieron dos nuevos observatorios, se instaló una cámara de vigilancia en la Laguna y se contó con personal voluntario para realizar estudios periódicos de aves acuáticas en la laguna. Así, poco a poco, El Oso fue ocupando el lugar que le correspondía en el mundo de las aves y empezó a aparecer en estudios y listados internacionales. 
Y el proyecto continuó sin flaquear, contando con aportaciones como Global Nature, y la implicación, ahora sí, de la Junta de CyL (Fama+ escaparate=votos). Hace poco, esta primavera, se ha inaugurado un magnífico espacio cultural que con el nombre de “Lagunas de La Moraña” es un centro de interpretación de la naturaleza señero y de referencia, no solo del municipio de El Oso, sino de toda la comarca e incluso, me atrevería a decir, de toda Europa.


Centro de interpretación "Lagunas de La Moraña".

Las Lagunas y el entorno de El Oso cuentan con poblaciones de importancia internacional para varias especies de aves. Importancia que está reconocida por organizaciones nacionales y europeas. No así, para la administración autonómica que no pasa de la figura de “zona húmeda catalogada”, a todas luces insuficiente, y no da el paso siguiente, completamente necesario y merecido, que es solicitar la declaración de una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).


Bandada de grullas en El Oso el 26/11/2017.

El Oso es un municipio pequeño con una superficie destinada mayoritariamente a los cereales de secano y que, a pesar de haber quedado fuera del área de regadío de la Cogotas, ha sabido encontrar y encaminar su futuro ligado a la conservación de espacios y especies naturales y, ciertamente, parece que con un éxito rotundo.
Otros municipios que agonizan mirando al cielo y dando la espalda a natura, tal vez deberían preguntarse si este no es un ejemplo a seguir.

En El Oso, a veintiséis de noviembre de 2017.

Luis José Martín García-Sancho.

Fotos: Pepe Rodríguez y LJM (Luis J. Martín)

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sábado, 25 de noviembre de 2017

DESPROTECCIÓN DE RIBERAS



Las riberas del Arevalillo y, especialmente, las del Adaja son las zonas con mayor biodiversidad de la comarca de la Tierra de Arévalo. Al ir acompañadas de extensos pinares, hace que el espacio conocido como el corredor del Adaja sea uno de los más valiosos para la flora y fauna de las llanuras castellanas que se extienden tanto al norte como al sur del padre Duero.
En una estrecha franja de terreno podemos encontrar todos los hábitats presentes en la comarca:
- El casco urbano de Arévalo se asoma como a un balcón a ambos ríos que, a lo largo del tiempo han excavado profundos valles. Los pueblos, creados por y para el hombre, tienen una fauna y una flora propia ligada a zonas rurales y urbanas, por lo tanto aportan su granito de arena a esta diversidad biológica.

- El propio cauce del río, ya sea permanente como en el Adaja o intermitente como en el Arevalillo, aporta la vida acuática: Invertebrados, peces, crustáceos, moluscos, anfibios, reptiles, mamíferos, aves, plantas… suman especies al cesto de la vida.

- Los bosques de ribera, o sotos, aumentan notablemente el número de especies animales o vegetales que utilizan este hábitat para reproducirse, alimentarse, viajar, esconderse, descansar… en definitiva vivir.
- Los pinares que acompañan a ambos ríos son el último reducto forestal de entidad que queda en la comarca. En ellos hay muchas más especies vegetales que a las que a primera vista parece. Alguna de ellas amenazadas o escasas no solo en la comarca sino en España. También son el lugar elegido por un buen número de especies de fauna forestal o ligada a los árboles, alguna de ellas seriamente amenazadas a nivel mundial o, incluso, en peligro de extinción.

- Por último, todo este cóctel de biotopos, está rodeado de extensas llanuras cerealistas donde, a duras penas, sobrevive uno de los grupos faunísticos más amenazados a nivel europeo, las aves esteparias o aves de llanura, que dependen fundamentalmente del buen hacer del agricultor y de los ciclos agrarios tradicionales.
Por tanto, en esta estrecha franja de terreno tenemos especies urbanas, acuáticas, forestales, riparias, rupícolas, campestres y esteparias. Todo un récord.
Las riberas de ambos ríos, periódicamente, se han plantado casi exclusivamente con chopos como monocultivo forestal, para ser talado para su aprovechamiento maderero. Cada quince o veinte años los chopos plantados en hileras se talan a matarrasa, es decir se cortan todos los pies existentes, pero también los arbustos y otros árboles que a lo largo de los años han ido apareciendo de forma espontánea diversificando el monocultivo inicial.
TALA A MATARRASA EN EL RÍO ADAJA EN EL AÑO 2017.

Para esta práctica tan radical, de forma generalizada, se han venido concediendo las correspondientes autorizaciones tanto por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) como por la Junta de Castilla y León (JCyL) para que las cortas se realizaran y, además, hasta el mismo borde del río. En este aspecto, el colectivo ecologista exigía que se respetaran los metros correspondientes de dominio público hidráulico y que, en ningún caso, se permitiera que se talase hasta el mismo cauce, dejando una banda de protección a cada lado del río para que se preservarse una mínima parte del importante corredor biológico que suponen los bosques de ribera.
Pues bien, actualmente estas prácticas están prohibidas por el REAL DECRETO 1/2016, de 8 de enero por el que se aprueba la revisión del plan hidrológico de la parte española de la demarcación hidrográfica del Duero (entre otras cuencas). Publicado en el BOE número 16 de 19 de enero de 2016.
En el Anexo IV: DISPOSICIONES NORMATIVAS DEL PLAN HIDROLÓGICO DE LA PARTE ESPAÑOLA DE LA DEMARCACIÓN HIDROGRÁFICA DEL DUERO; el punto 2 del art. 17 referente a las bandas de protección de los ríos ordena:
2. Bandas de protección de la morfología fluvial de los cauces:
a) Con la finalidad de mejorar la protección de la morfología fluvial ante la incidencia ecológica desfavorable de los aprovechamientos de áridos, de pastos y de vegetación arbórea o arbustiva, el establecimiento de puentes o pasarelas, embarcaderos e instalaciones para baños públicos, y en particular, a los efectos de su autorización o concesión, en función de su importancia y magnitud, los ríos de la cuenca del Duero se clasifican en:
- Clase 1: Ríos principales de la cuenca, con largos recorridos, importantes caudales y extensas formaciones de ribera. La banda de protección para estos ríos se fija en 15 m en cada margen.
En el apéndice 10.1 de este Real Decreto quedan reflejados todos los ríos de clase 1, es decir, ríos principales de cuenca con importantes bosques de ribera. En la provincia de Ávila solo hay dos ríos que merezcan esta protección, uno es el Tormes y el otro el Adaja:
Por lo tanto, las talas que se han realizado recientemente en el Adaja tanto en Arévalo a su paso por el casco urbano, como en Orbita a la altura de los Merenderos, como en El Fresno, cerca de Ávila, entre otras, al haberse talado la ribera a matarrasa hasta el mismo borde del río, no respetan la banda de protección, por lo que incumplen el reglamento y tanto CHD como JCyL no deberían haberlo autorizado.
TALA A MATARRASA HASTA EL MISMO BORDE DEL RÍO ADAJA EN VERANO DE 2017 EN EL TÉRMINO MUNICIPAL DE ORBITA

Según el Real Decreto, esta banda de protección se reduce a cinco metros en el caso del Arevalillo, pero también debe respetarse.
Esperemos que en el futuro desde la CHD y la JCyL se cumplan las normas jurídicas establecidas a la hora de conceder autorizaciones para aprovechamientos forestales de ribera y se respeten los 15 metros obligatorios como banda de protección en el Adaja y los cinco en el Arevalillo.
La diversidad aumenta. La vida gana. Ganamos todos.

En Arévalo, a cuatro de agosto de 2017.
Luis José Martín García-Sancho.

MIENTRAS TANTO EL CORREDOR DEL ADAJA SIGUE AMENAZADO Y DESPROTEGIDO.

Artículo publicado en el número 99 de La Llanura de Arévalo en el mes de agosto de 2017.


miércoles, 8 de noviembre de 2017

QUE BONITAS SON LAS FLORES





Que bonitas son las flores
que nacen en primavera,
que bonitas son las flores
que tapan toda la mierda.
Si solo vemos colores
que atenúan las miserias,
gritemos como tenores,
aunque asome la tragedia
¡Qué bonitas son las flores!
***
En medio del vertedero
nació una sola flor.
En aquel estercolero
la flor creció
y lo llamaron jardín.

En Arévalo, a ocho de noviembre de 2017.
Luis José Martín García-Sancho.





viernes, 3 de noviembre de 2017

MIÉRCOLES DE LUGAREJA


MIÉRCOLES DE LUGAREJA

La ermita de la Lugareja o iglesia de Santa María de Sánchez Román es un monumento de arte mudéjar declarado Bien de interés Cultural (BIC), Monumento Nacional desde 1931. Se encuentra en una pequeña loma al sur de Arévalo en la carretera que va a Palacios Rubios.
Fue construida como iglesia del monasterio de canónigos regulares en 1179, el cual pasó a ser monasterio de religiosas cistercienses en 1240, hasta el año 1524 que se trasladan al tristemente desaparecido Palacio Real de Arévalo. Desde entonces y hasta 1911, es decir durante casi cuatro siglos, es parroquia del Lugarejo de Sánchez Román, anejo perteneciente al Ayuntamiento de Arévalo y, por tanto, parroquia del obispado de Ávila. En 1911 al perder la categoría de parroquia, y durante muchos años, es utilizada como ermita en casos puntuales en celebraciones religiosas como, por ejemplo, bodas y, especialmente, en la festividad de la Virgen de la Lugareja, que se solía celebrar el segundo fin de semana de junio. Durante la fiesta tenía lugar junto al monumento una alegre y bulliciosa romería que gozaba de una gran aceptación popular. Concretamente, la última vez que se celebró fue entre el ocho y el trece de junio de 2005.
Después de junio de 2005, los propietarios de la finca donde se encuentra el monumento y el poblado, prohibieron e impidieron la subida y, años más tarde, cercaron el camino de acceso impidiendo el paso a vehículos y personas de forma libre. También hicieron desaparecer el camino vecinal que unía Arévalo con la localidad de Vinaderos y que pasaba junto a la ermita.

Al ser BIC los propietarios están obligados a permitir el acceso a los turistas con un horario concreto. Desde entonces, solo se puede visitar la ermita los miércoles de una a tres de la tarde. Claramente, un día y un horario nada apropiados para la visita turística y cultural que demanda un monumento de tal magnitud, ejemplo por excelencia del arte mudéjar castellano. Todo un despropósito que lleva más de doce años sin encontrar una solución pactada que contente a todas las partes implicadas.

Por eso desde hace tiempo, todos los miércoles festivos asociaciones como la Alhóndiga y particulares como Mario Gonzalo, vienen haciendo un llamamiento a través de las redes sociales para subir a disfrutar de la Lugareja.

Como el pasado uno de noviembre fue miércoles festivo un gran número de personas interesadas por el patrimonio de Arévalo acudieron a la invitación de la Asociación de Cultura y Patrimonio la Alhóndiga de Arévalo y subieron a la Lugareja.

Estos son algunos de los momentos del paseo desde las ruinas del convento de los Trinitarios hasta la Lugareja:

- Camino de la Lugareja:





El acceso a la ermita se hace a través de la carretera Av-P-116 que une las localidades de Arévalo y Palacios Rubios. Para ir andando no hay camino ni sendero practicable, por lo que hay que ir por la cuneta de la propia carretera, peligroso acceso para un monumento tan importante.




- La Lugareja es presa:






El monumento está rodeado de alambrada para impedir el libre acceso al mismo, incluso hay vídeo vigilancia.



- La visita y los visitantes:




Entre los presentes se encontraban Julio Pascual Muñoz, y Mario Gonzalo Cachero, muy conocidos ambos por la calidad de sus fotografías






Durante la visita Juan Carlos López Pascual, presidente de la Alhóndiga de Arévalo, hizo un resumen de la historia de la iglesia, una breve descripción de su arquitectura y elementos constructivos, así como el estado en que se encuentra en la actualidad tanto el monumento como la propiedad y los litigios por recuperar el espacio para todos los arevalenses y todos aquellos que quieran visitarla o estudiarla.







- La Lugareja por fuera:







Ladrillo mudéjar, piedra caliza irregular conocida como rajuela y argamasa de cal y arena son los principales y casi únicos elementos constructivos, que consiguen unas dimensiones y formas espectaculares. Arte mudéjar primitivo y genuino en estado puro. Arte con mayúsculas.











- El interior:








La escueta decoración interior hace aún más grande al monumento. El rojo arcilloso de los ladrillos resalta sobre el blanco dominante de la cal. Las formas conseguidas por la simple alineación de los ladrillos separados por hiendas de argamasa son sencillamente únicas.








- El pueblo:
Alguno de los asistentes había vivido en el pueblo del Lugarejo, una pedanía de Arévalo, y recordaba perfectamente la casa en la que residió y a muchas familias que fueron sus vecinos o, incluso, a varios que habían nacido allí mismo.







Solo los miércoles es visitable una joya como La Lugareja. Solo los miércoles y apenas durante dos horas, de 13 a 15 de la tarde, se puede contemplar de cerca un monumento de la categoría de Bien de Interés Cultural. Uno de los mejores y más reconocidos ejemplos de arte mudéjar castellano.
Quizás sea ya el momento de que cesen los litigios y diferencias entre propietarios, obispado y ayuntamiento. Quizás sea ya el momento de recuperar como espacio público el lugar donde se asienta la Lugareja para que sea visitable de forma normal y racional, tal y como se merece. Ni más, ni menos.

En Arévalo, a uno de noviembre de 2017.
Fotos y textos: Luis J. Martín