Piedra caliza en Arévalo.
Luis J. Martín.
El diccionario de la Real
Academia Española define rajuela
como piedra delgada y sin labrar que se utiliza en obras de poca importancia y
esmero.
Lo cierto es que en el magnífico mudéjar arevalense se
usa este tipo de piedra de forma habitual, principalmente, en muros y cimientos
de múltiples construcciones tanto civiles como religiosas: castillo, murallas,
puentes, iglesias y palacios, algunas declaradas Bien
de Interés Cultural (BIC), en todas ellas se ha utilizado este
tipo de piedra delgada, sin labra y, en todos los casos, caliza procedente de
las inmediaciones. Y siempre con unos resultados excepcionales, elevando materiales humildes a la categoría de Arte, con mayúsculas, de una belleza
sobresaliente e indiscutible.
De hecho, Arévalo cuenta con ocho monumentos o conjuntos monumentales declarados BIC:
- Iglesia de Santa María de la Lugareja (en el año1931).
- Iglesia de San Martín (1931).
- Murallas de Arévalo (1949).
- Castillo de Arévalo (1949).
- Parte antigua de la ciudad (1970).
- Puente de Medina (1983).
- Iglesia de San Miguel (1991).
- Iglesia de Santa María (2006).
Este tipo de piedra caliza
es, por tanto, muy abundante en las construcciones mudéjares arevalenses o en
las de La Universidad y Tierra de Arévalo. Lo que no es tan frecuente, incluso
raro, es encontrar piedra caliza en forma de sillares, labrada o esculpida.
Pero en varias construcciones históricas, tanto civiles como religiosas, sí la
encontramos. Voy a poner algunos ejemplos:
El ejemplo más claro y representativo lo encontramos en el atrio porticado de la iglesia mudéjar de San Martín, declarada BIC en 1931.
Al final de este reportaje
veremos con detalle algunos pormenores de la piedra caliza
utilizada en la iglesia de San Martín, especialmente en su entrada norte y en el atrio orientado al sur.
Pero veamos primero otros ejemplos distribuidos por el casco histórico y monumental de Arévalo, es decir, de la parte antigua de la ciudad, declarada BIC con esa denominación en 1970:
-
Arco del Mirador
No muy lejos de la iglesia de San Martín, en lo que fue
Cine Cervantes, podemos ver algo menos de la mitad de un arco construido en
piedra caliza y que daría acceso desde la calle de San Ignacio de Loyola a un
noble edificio anejo a la muralla sobre el Adaja.
Arco del mirador, Arriba: vista delantera. Abajo: vista interior.
Este antiguo edificio
estaría anejo a la muralla del Adaja y a la puerta de San José, una de las tres
con que contaba el lienzo sur de la muralla de Arévalo. Por lo que, inicialmente, pudo ser un edificio defensivo sobre las cuestas del Adaja, de características similares a
las del arco del Alcocer, única puerta de la muralla que se conserva, situada
entre las plazas del Arrabal y del Real.
Detalle de los restos del arco del mirador, por el exterior e interior de lo que fue Cine Cervantes.
-
Arco en la esquina de la calle del Obispo con la de La Alhóndiga:
Muy cerca de la iglesia de San
Martín, en las ruinas de un inmueble, del que solo quedan los muros, que hace
esquina y chaflán con las calles del Obispo y de La Alhóndiga, encontramos otro
arco, en esta ocasión completo, realizado con sillares labrados de piedra
caliza. Lo que ahora solo es un corral, antes, con toda seguridad, fue una noble
edificación ya que, tanto la estructura potente de sus muros, como sus adornos
en piedra o ladrillo formando arco y alfiz, nos recuerda que allí debió existir un edificio que se construyó hace varios siglos, con la intención de
perdurar en el tiempo.
Fachada en el chaflán que hace esquina con las calles del Obispo y de la Alhóndiga.
Detalle de los sillares del arco en su fachada en chaflán.
Detalle de las dovelas calizas.
Esta portada es de características
muy similares a la del edificio cercano de La Alhóndiga, hoy convertida en
biblioteca municipal.
Portada de La Alhóndiga. Se puede ver el arco, en este caso, de granito y el alfiz que recuadra tanto el arco como un escudo de Arévalo de 1729.
-
Arco de la casa de Nicasio Hernández Luquero:
Muy cerca del ejemplo
anterior, en la calle que lleva el nombre del insigne escritor Nicasio
Hernández Luquero, en la trasera de lo que fue su vivienda en los últimos años
de su vida, encontramos otro ejemplo de arco de medio punto construido con
dovelas de piedra caliza. Arco que, felizmente, ha sido salvado tras el
incendio que destruyó por completo la casa del escritor y posterior
restauración.
Arco de piedra caliza en la casa de Nicasio Hernández Luquero.
Detalles del arco de la casa de Nicasio Hernández Luquero.
Detalles del arco de la casa de Nicasio Hernández Luquero.
-
Puente de Valladolid:
Recientemente, durante la restauración del antiguo puente de Valladolid, según Rodríguez Almeida de origen romano, han salido a la luz varios sillares de caliza, que no son otra cosa que las dovelas de antiguos y potentes arcos del puente y que, en alguna restauración o reconstrucción realizada entre el siglo XIV y el XVIII, fueron tapados por ladrillos y rajuelas unidos por argamasa de cal y arena, al más puro estilo mudéjar. Lo que nos hace pensar que esta importante e imponente construcción viaria ya existiría antes del siglo XIV con otra morfología muy distinta a la actual, y que, posiblemente, Rodríguez Almeida pudiera tener razón al decir que este puente, el de Valladolid, el del cementerio, la puente llana, el del Adaja, que de todas estas maneras se le ha denominado a lo largo de la historia, pudiera existir ya en época romana.
Dovelas en piedra caliza aparecidas en el puente de Valladolid. Cara río arriba.
- Iglesia de San Martín.
Puerta norte:
Hace no mucho
tiempo, en una de las últimas restauraciones, se sacó a la luz la antigua y
primitiva entrada a la iglesia, que había sido tapada con una portada
de ladrillo. Se trata de un arco de medio punto de piedra caliza, que tuvo triple arquivolta, que, aunque
está muy deteriorado, merece la pena contemplarlo por la fina labra que aún
conserva alguno de sus sillares.
Llaman también la atención los adornos de ladrillo intercalados, que se han conservado entre las piedras de blanca caliza, y que debió de dar a esta puerta un aspecto muy especial.
Arriba y abajo: detalle de algunos capiteles del arco de la puerta norte.
Atrio:
La Iglesia de san Martín es uno de los edificios más antiguos y mejor conservados de la ciudad de Arévalo, declarado Bien de Interés Cultural en el año 1931. La iglesia fue construida en el siglo XII, el atrio, que es lo que ahora nos ocupa, se añadió a finales del siglo XII o en el siglo XIII. Los muros, varias columnas, los dos arcos de medio punto de la entrada a la iglesia y varios rosetones con adornos florales, están realizados con sillares de piedra caliza labrada o esculpida.
Vista general del atrio de San Martín construido, inicialmente en piedra caliza.
Este atrio porticado, tal y como lo vemos ahora, cuenta con doce arcos, once en su fachada sur y uno en la oeste junto a la esbelta torre “nueva”; todos ellos y los muros que sujetan son de piedra caliza. Primitivamente el atrio era más largo hacia el este, pero fue cortado al hacer la capilla anexa al altar mayor por este lado.
Los doce arcos descansan sobre dieciséis columnas de diferente aspecto, fruto de varias restauraciones a lo largo del tiempo:
Enumeración de los arcos en amarillo y de las columnas en rojoInicialmente, los doce arcos descansaban
sobre dieciséis columnas, también de piedra caliza, de fuste pareado y capiteles
todos esculpidos con diferentes motivos humanos, animales
y botánicos.
De los dieciséis capiteles
primitivos, solo se conservan once en las columnas números 1, 2, 3, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15 y 16, los cinco restantes (4, 5, 6, 7 y 8) fueron sustituidos por sencillos
capiteles dóricos de granito, en una reforma llevada a cabo en el siglo XVI.
De la misma forma los fustes primitivos, pareados y de piedra caliza solo quedan cuatro correspondientes a los números 1, 2, 3 y 16.
En la imagen superior, columnas originales, seguramente del siglo XII o XIII, con fustes pareados, basa y capitel, finamente esculpido, de piedra caliza.
Estos fustes han debido sufrir dos reformas en fechas diferentes. En la más antigua se sustituyeron siete fustes pareados de caliza y sus respectivas basas por fustes pareados y basas de granito de las mismas dimensiones. En este cambio se respetaron los capiteles primitivos realizados en caliza. Las siete columnas que nos ocupan, corresponden a los números: 9, 10, 11, 12, 13, 14 y 15, de las imágenes anteriores.
Detalle de los fustes pareados en granito que sustituyeron a los originales en caliza.
En 1587, se realizó otra reforma en la que se sustituyeron otras cinco columnas pero, en esta ocasión, no se respetó ni el capitel ni la longitud de los fustes primitivos. Estas columnas corresponden a los números 4, 5, 6, 7 y 8. Como puede observarse en las imágenes, se pusieron columnas de estilo renacentista, de fuste único, medio metro más largo y de capiteles dóricos, mucho más sencillos que los anteriores. Para ello, el muro del atrio se tuvo que rebajar medio metro, quedando a dos alturas lo que inicialmente estaba al mismo nivel, tal y como puede verse en la recreación que se muestra a continuación, comparando el aspecto actual con el que debió tener inicialmente en el siglo XII o XIII.
Arriba: estado actual del atrio en su fachada sur. A la derecha, la parte
antigua con sus columnas pareadas y sus capiteles esculpidos en piedra caliza.
En este tramo solo se conserva uno de los fustes pareados originales
realizados en caliza, el primero empezando por la derecha. A la izquierda, el
tramo que más se ha modificado; se han sustituido columnas románicas calizas de fuste pareado, por
otras renacentistas de granito de fuste único, con basa y capitel también de granito. También
se ha rebajado medio metro la altura del muro sobre el que se apoyan las columnas
Abajo: Recreación del aspecto aproximado que debió de tener el atrio en el momento de su construcción en el siglo XII o XIII con todos los fustes de las columnas pareados, capiteles de caliza, con diferentes motivos y el muro sobre el que se asientan las columnas medio metro más alto que el actual.
Igualmente el atrio primitivo solo tenía dos entradas, una por el sur y otra por el oeste, como así lo atestiguan los arcos números 1 y 8, que son de mayor dimensión que el resto y, además, las dovelas presentan un labrado vegetal en su parte superior, a modo de guirnalda, que el resto de los arcos no tienen. Por otro lado, las columnas 9, 10, 11 y 12, en lugar de ser libres, están adosadas al muro de la entrada sur. Pero en reformas posteriores se rebajaron los muros hasta el suelo para hacer dos nuevas entradas a la altura de los arcos 4 y 12, tal y como se observa en una de las fotos anteriores.
Arriba: detalle de las guirnaldas vegetales labradas en el arco número 8, donde se encuentra la entrada sur del atrio, una de las dos primitivas. La otra está en su orientación oeste, en el arco número 1, con un diseño muy similar al de la imagen.
Abajo: vista del arco número 1 que da entrada al atrio por el oeste.
Debido a estas reformas, aún se pueden ver las cicatrices, marcas, que dejaron los canteros o albañiles en los arcos, al retirar los capiteles originales de piedra caliza para suplirlos por los actuales de granito. Daños que no presentan los arcos donde se han respetado los capiteles originales.
Numeración de todos los arcos y capiteles del atrio.
Resumiendo, solo quedan cuatro columnas que aún conservan su aspecto original, es decir, con capiteles, fustes pareados y basas, labrados todos ellos en caliza. Son las columnas números 1, 2, 3 y 16. A continuación se muestran algunos detalles de las mismas:
Arriba: vista general de la columna número 1, con su basa, fuste pareado y capitel de caliza.Abajo detalle del capitel de la columna 1, con figuras humanas entre las que se aprecia un ángel y ábaco labrado con motivos vegetales.
Arriba vista general de la columna número 2, con basa, fuste pareado y capitel de caliza.
Abajo: detalle del capitel de la columna número 2, con motivos vegetales de hojas de acanto y ábaco también labrado con motivos vegetales.
Arriba: vista general de la columna número 3, con su basa, fuste pareado y capitel de caliza.
Arriba: detalle de la columna número 16 con representación mitológica de
centauros de cuerpo de caballo y torso humano y arpías con cabeza de mujer,
cuerpo de águila, cola de reptil y patas de cabra.
Abajo: detalle de una de las arpías de la columna número 16 con rostro de
mujer, cuerpo de águila, cola de reptil y patas de cabra.
Hay otras siete
columnas que han conservado el capitel original de caliza, pero los fustes
pareados y basas han sido sustituidos por granito. Estas columnas son los
números 9, 10, 11, 12, 13, 14 y 15. A continuación se muestran con detalle:
Arriba: detalle del capitel número 10 con dos personas y un caballo.
Representa a San Martín partiendo su capa para dar la mitad a un pobre.
Abajo: detalle del capitel número 11 con un santo en burro o caballo entre dos torres
o castilletes.
Arriba: detalle del capitel número 13 labrado con motivos vegetales de hojas de acanto.
Arriba: detalle del capitel número 15,
donde las volutas de las hojas de acanto, conocidas como caunículos, se convierten en los ojos de búhos en las cuatro
esquinas del capitel, aunque solo se conserva esta, las otras tres esquinas han sido mutiladas.
Abajo: detalle de la original composición
de este capitel formando un búho en cada esquina. También se aprecian restos de
policromía.
Vista del capitel
número 15 con los fustes pareados de granito y el capitel de caliza.
El conjunto eclesiástico con las dos torres mudéjares, la nave, capillas y el
atrio románico porticado es espectacular, a pesar de las reformas, tal vez, algo
desafortunadas, y del estado en el que se encuentran algunos
de sus capiteles de piedra caliza.
A continuación,
se muestran algunas imágenes de este monumento declarado BIC digno de ser visitado,
estudiado y conservado.
Florones situados
entre los arcos.
Arriba y abajo: fotos de 1929 de fondos de la Diputación de Ávila.
En Arévalo, a cuatro de diciembre de 2022,
© LJM: todas las fotos son propiedad de Luis José Martín
García-Sancho
(Excepto las que se cita el propietario)
Quiero expresar mi agradecimiento a Almudena, que me permitió visitar el claustro por dentro.
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Un excelente reportaje, como siempre.
ResponderEliminarGracias Vicente.
EliminarPrecioso reportaje, me encanta Arevalo y su cultura.
ResponderEliminarGracias, es cierto, Arévalo da para mucho y bueno.
EliminarMaravilloso trabajo, GRACIAS, FELIZ 2023
ResponderEliminar✌️❤️
Gracias, igualmente.
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