martes, 26 de junio de 2018

TRECE AFORISMOS POLÍTICAMENTE INCORRECTOS.





En política, por regla general, se premia antes al obediente ineficaz que al eficaz crítico.
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No te fíes de las capacidades de un político que pide ayuda a los santos para solucionar problemas que él o la política han generado.
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Si mi amigo me tima, deja de ser mi amigo. Si me miente un político, ¿lo vuelvo a votar?
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Se suele apreciar y votar a políticos que tienen la habilidad de convertir la mentira en verdad, cuando esa pretendida habilidad no es más que un fraude.
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Como no le admitieron en el ejército, se hizo militante de un partido político.
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Pensé que el político hacía política para solucionar problemas, pero lo cierto es que los crea, los incrementa o, peor aún, los ignora.
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Decimos expectantes, entusiasmados: “Va a haber un cambio político”. Pero solo hemos cambiado a personas, a líderes. La política sigue igual, incapaz de solucionar antiguos problemas y creando otros nuevos.
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La misión del político en política no es la de aferrarse al poder a cualquier precio, sino la de solucionar problemas, aunque estas soluciones le hagan perder votos.
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Reino, pasado. República, futuro. Hagamos república.
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Desconfía del político que hace política para bajar los impuestos a la tradición o al maltrato y subirlos a la cultura y a la educación.
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Pensé que la prioridad del político era hacer política para solucionar problemas, pero no, los problemas le importan menos que los votos.
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El político que se encomienda a dios, a la virgen o a los santos para solucionar problemas, es como el campesino que pretende sembrar en las nubes.
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No pretendas que el político retire esa piedra de tu camino. Quítala tú y lánzasela para que reaccione.

En Arévalo, a nueve de junio de 2018.
Luis José Martín García-Sancho.




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