domingo, 14 de febrero de 2016

EL MITO DEL JEFE SEATTLE




A simple vista parece que las sociedades modernas hace poco que hemos inventado el ecologismo, ambientalismo o como queramos llamarlo. Pero, en realidad, el respeto a la naturaleza como madre que nos sustenta es algo que llevamos dentro desde siempre y que las llamadas sociedades desarrolladas parece que hemos olvidado o que no queremos ver.
El siguiente artículo fue publicado en el blog de La Llanura, el 29 de marzo de 2011 con el título "Cuando se cae un mito", sobre el texto atribuido al jefe Seattle, nativo de América del Norte, en el que contestaba al presidente de los Estados Unidos sobre la compra de los terrenos donde vivía su pueblo en el actual estado de Washington, en la costa noroeste del país:

         Todo comenzó hace treinta y tantos años, cuando leí una carta escrita por un jefe indio al presidente de los Estados Unidos de América. Supongo que ya era ecologista, aunque imagino que entonces ni siquiera sabía que lo fuera. El caso es que aquel texto me impresionó y lo he recordado todos estos años. Lo consideré como un documento entrañable, actual, con bellas y duras verdades. En él se decían cosas como que la tierra no pertenece al hombre, sino que es el hombre quien pertenece a la tierra. Que el agua, el aire, los animales y las plantas son nuestros hermanos. Que todo está relacionado, que el hombre no es más que un hilo de la red de la vida, y que todo lo que haga a la red se lo hace a sí mismo, Que todo lo que nos rodea es un préstamo que debemos devolver íntegro a nuestros hijos.
         Muchas veces he pensado en este texto. Muchas veces he utilizado en mis escritos frases sueltas que recordaba. A veces pensé en buscarlo para recordar cada frase, pero siempre se me olvidaba o no daba con él. Hace unos años, gracias a Internet, he podido buscar y al final lo he encontrado. Sólo tuve que recordar que ese texto era una carta escrita por un jefe nativo de Norteamérica al presidente de los Estados Unidos.

Jefe Seattle

         Ese documento es uno de los más preciados por los ecologistas, se trata de la carta que, supuestamente, envió el jefe nativo Seattle, al presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce en 1855, en respuesta a la oferta de compra de las tierras de las tribus Suquamish y Duwamish en el noroeste de los Estados Unidos, lo que ahora es el Estado de Washington. En numerosos ámbitos ecologistas se le considera como "la declaración más hermosa y profunda que jamás se haya hecho sobre el medio ambiente".     
         Desde el movimiento ecologista son muchos los que creen que esta carta existió realmente pero, para hacer honor a la verdad, he de decir que no es así. He consultado referencias, distintas fuentes y he averiguado que, aunque el jefe Seattle sí existió, nunca escribió dicha carta, al menos   tal y como yo la recordaba. Lo que en verdad hizo el jefe Seattle fue pronunciar un discurso el 10 de enero de 1854, ante Isaac I. Stevens, el nuevo Gobernador y Comisionado de Asuntos Indígenas para los Territorios de Washington en respuesta a la oferta de compra de las tierras de los Suquamish. Este discurso fue escuchado por el Dr. Henry A. Smith, el cual publicó un resumen en el semanario Seattle Sunday Star, en 1887, es decir 33 años después, a partir de las notas originales que tomó.

Semanario Seattle Sunday Star de 1887

         Ochenta y cinco años después, en 1972, este artículo fue recreado para un documental sobre medio ambiente "Home" que fue producido en Estados Unidos por la Convención Bautista del Sur. Sólo que los productores hicieron algunos cambios y convirtieron el discurso pronunciado por el jefe Seattle en una carta enviada al Presidente Franklin Pierce. El Jefe Seattle jamás escribió dicha carta. Su discurso, tal y como fue reproducido por Smith, tiene muy poco que ver con el texto creado para el cine que, aunque basado en hechos reales, se crea para la ficción. El documento de la versión cinematográfica es el que más ha circulado, y fue escrito por Ted Perry, profesor de teatro en la Universidad de Texas, para el documental “Home”. Perry jamás imaginó que este guión fuera utilizado como una bandera por el movimiento ecologista, convencidos de su veracidad.
         Aunque comete algunos errores históricos al poner en boca de Seattle las matanzas de bisontes en las praderas desde el ferrocarril, ya que el ferrocarril llegó a esos territorios cincuenta años después de la fecha en que se pronunció el discurso, no quita veracidad al hecho documentado de que esas matanzas se produjeron realmente. Lo cierto es que el texto de Perry relata hechos que sucedieron y describe con un bello lirismo costumbres y formas de pensar de una buena parte de los nativos americanos. Lo único que hizo fue poner todos los sentimientos de varios pueblos en boca de un solo jefe nativo.

Montaña a base de cráneos de bisontes después de la matanza

         Entre la ficción y la realidad, el texto de Perry basado sólo levemente en el discurso que el jefe Seattle pronunció hace 156 años, sigue siendo una obra que impresiona y que a casi nadie deja indiferente. No es la primera vez que una película se convierte en abanderada de algo o contra algo. Ahí tenemos destacados ejemplos como “Apocalypse now” (1979), por citar sólo uno.

         Aunque al reencontrarme con esta carta he descubierto que no todo lo que yo creía era verdad, me he dado cuenta de que lo importante es el mensaje que encierra, que es lo que al fin y al cabo se quedó grabado en mis recuerdos. Ahora ya no me preocupa tanto si lo que en ella se dice fue escrito para una película, lo que realmente importa es que lo que expresa a mí me resulta bello y emotivo y que representa la sabiduría de un pueblo que convivía con la naturaleza y que respetaba y amaba a todo aquello que le rodeaba y que por este motivo estorbaba al hombre blanco y por ello fue recluido en reservas.
         De hecho Perry bien pudo basar parte de su guión en la vida y obras de Búho Gris. Un hombre nacido en Inglaterra en 1888 con el nombre de Archibald Stansfeld Belaney pero que quiso marcharse a Canadá a la edad de 17 años, para vivir como un salvaje. Y que para ello se hizo pasar por un mestizo de padre escocés y madre apache que había huido de los Estados Unidos para unirse a la tribu Ojibwa.  Vivió como un nativo, y adoptó la identidad y modo de vida de los ojibwa con los que convivió toda su vida. Se rigió por un lema: la especie humana pertenece a la naturaleza.
Búho Gris, jefe Ojibwa

         El jefe Seattle cedió sus territorios al gobierno y murió en la reserva. Fue un jefe querido y respetado, de hecho la capital del Estado de Washington, Seattle, lleva su nombre.
         He oído que el guión escrito por Perry es la “biblia” del ecologismo y que en ella todo está escrito. He leído que esta es la bandera del ecologismo. He de deciros que yo no creo en libros cerrados sino en los que están por escribir, en aquellos que se escriben en cada momento y que a todas las banderas las ondea el mismo aire, el que respiró el jefe Seattle, que es el mismo que ahora respiramos nosotros. 

Arévalo a 29 de marzo de 2011
                                                         Luis José Martín García-Sancho. 

Comparad vosotros mismos ambas versiones: 

- La versión original de 1887 escrita por Henry Smith:

- Guión de Ted Perry (1972) para el documental Home:

Artículo publicado en el blog de La Llanura, el 29 de marzo de 2011
 

domingo, 7 de febrero de 2016

CERO

(basado en hechos reales)

1ª inspección:
- autónomo: ¿Por qué pago más que el año pasado si mi negocio ha disminuido?
- Inspectora de Hacienda: Porque solo tiene un trabajador a media jornada y antes lo tenía a jornada completa. Tiene menos gastos y por tanto más beneficios.
- autónomo: Eso no es lo que reflejan mis ingresos, que cada año son menores. De todas maneras tengo dos trabajadores, uno a media jornada y otro a jornada completa.
- Inspectora de Hacienda: A mí solo me consta un trabajador a media jornada, así que lo que debe hacer es dar de alta al trabajador que tenga a jornada completa para regularizar su situación ya que es un trabajador ilegal.
- autónomo: No, señora inspectora, le aseguro que le tengo dado de alta y desde hace treinta y cinco años.
- Inspectora de Hacienda: Debe haber un error porque le digo que a mí en esta empresa solo me consta un trabajador a media jornada.
- autónomo: Claro que le consta señora inspectora, ese segundo trabajador soy yo que llevo cotizando treinta y cinco años por esta empresa.
- Inspectora de Hacienda: No, no, pero usted es autónomo,  no cuenta.
- autónomo: Mire en eso coincidimos, es lo que pienso yo también que los pequeños autónomos no contamos para nada ni para nadie, a pesar de que soportamos el 90% de las cotizaciones a la seguridad social y del IRPF, somos como un cero para el sistema. En cambio, si dejáramos de pagar impuestos y cotizaciones durante seis meses o un año todo el, bien llamado, sistema del bienestar se iría al garete. Pero ya ve, a pesar de eso, de todo el protagonismo que tenemos en nuestra sociedad, como usted dice, no contamos.

Seguramente no tuvo nada que ver este enfrentamiento, pero ese año el pequeño autónomo volvió a pagar más impuestos a pesar de que el negocio le fue peor.
 

2ª inspección:
- Inspector de Trabajo: Veo que tiene un trabajador a media jornada.
- autónoma: Sí, así es, debido a la pérdida de negocio he tenido que hacer un ERE de reducción de media jornada.
- Inspector de Trabajo: La jornada de su trabajador es por la mañana de diez a dos y de lunes a viernes, ¿no?.
- autónoma: Sí, eso es, lamentablemente no hay trabajo para más.
- Inspector de Trabajo: Si por cualquier circunstancia cambia el horario, sabe usted que se lo debe comunicar a su trabajador con quince días de antelación y a la inspección de trabajo también.
- autónoma: Sí, lo sé, lo sé. Lo único que tengo una duda, verá: Mi trabajador puede enfermar de un día para otro y darse de baja, ¿cierto?
- Inspector de Trabajo: Así es, por supuesto, las seguridad social cubre su baja desde el primer día.
- autónoma: Lo cual me parece muy bien y humano que en esta sociedad del bienestar las cotizaciones a la seguridad social le amparen en caso de enfermedad o accidente. Pero no es esa la pregunta que quería hacerle. Verá: si yo me pongo enferma, ¿se lo debo comunicar a usted y a mi trabajador con quince días de antelación para que mi trabajador pueda sustituirme a jornada completa?
- Inspector de Trabajo: ¿Cómo va a saber usted que se va a poner enferma con quince días de antelación?
- autónoma: Eso es lo que pienso yo. Entonces, en caso de que me ponga enferma o me pase algo de repente, ¿cómo lo debería hacer?
- Inspector de Trabajo: (piensa largo rato) Eeeehhh... En ese caso...
- autónoma: Supongo que podré ponerme enferma, ¿o no?
- Inspector de Trabajo: Claro, por supuesto que sí.
- autónoma: Pero cómo lo hago entonces.
- Inspector de Trabajo: Bueno pues imagino que lo debe comunicar a esta inspección de trabajo y a su trabajador para que haga jornada completa o que su negocio funcione solo a media jornada durante su enfermedad.
- autónoma: Y mi trabajador, según dice usted, se podría negar a hacer la jornada completa por no habérselo comunicado con quince días de antelación.
- Inspector de Trabajo: Bueno... Sí... estaría en su derecho.
- autónoma: Entonces, según usted durante mi enfermedad, ¿debería cerrar el negocio?
- Inspector de Trabajo: No, yo no he dicho eso, solo he dicho que, en ese caso, su trabajador no estaría obligado a cubrir su baja durante los primeros quince días.
- Autónoma: Perdone señor inspector, con todos mis respetos y sin querer faltarle al respeto, creo que el que se está equivocando es usted porque...
- Inspector de Trabajo: No, no, es así como se lo digo, créame.
- autónoma: No si yo no dudo en que sea así lo del aviso y lo de los quince días y tal. En lo que creo que se equivoca es en lo de mi baja porque como usted sabe los autónomos no tenemos derecho a baja los quince primeros días, vamos que esos quince días, si nos pasa cualquier cosa, no cuentan, somos un cero, es como si no existiéramos. En cambio, mi trabajador sí tiene derecho a cobrar desde el primer día de su baja y a no cubrir los quince primeros días de la mía, ¿es así?
- Inspector de Trabajo: Bueno técnicamente sí. Pero usted podrá cobrar la baja a partir del día quince.
- autónoma: ¿Podría usted vivir con 400 euros al mes señor inspector?
- Inspector de Trabajo: Bueno creo que eso no viene al caso...
- autónoma: Sí, yo creo que sí viene. Yo tengo que ingresar cada mes a la Seguridad Social por mi trabajador 450 euros de los cuales él solo paga 40 euros. Yo pago por mí esa misma cantidad mensualmente es decir 450 euros. En cambio, si yo enfermo, los quince primeros días no cobro nada y el resto, la cantidad de 404 euros al mes. Mientras que mi trabajador cobra aproximadamente el 80% de su salario desde el primer día de su enfermedad, que es más que lo que ustedes me dan a mí, ¿Es cierto?
- Inspector de Trabajo: Bueno... básicamente sí, pero dese cuenta que antes...
- autónoma: Señor inspector, póngase en mi lugar, ¿le parece justa esta situación?, ¿no le da la sensación de que usted es como el jefe de galeras que azota a los galeotes para que no dejen de remar?
- Inspector de Trabajo: No veo por qué, yo solo cumplo con mi trabajo, si no le gustan sus condiciones de vida haber aprobado una oposición para ser inspector como he hecho yo.
- autónomo: No, si yo no me meto con su libertad, al contrario, me alegro de ella. Pero el hecho de haber aprobado una oposición no le debería servir para quitarme a mí la mía, obligándome a base de azotes a no dejar de remar. Solo le quiero decir que los autónomos somos los esclavos modernos de esta sociedad. Es curioso, remamos y remamos, es decir, pagamos para que otros no sean esclavos pero nosotros mismos lo somos. En cierta forma, se podría decir que pagamos para ser esclavos, para perder nuestra libertad.
­- Inspector de Trabajo: Bueno, que no tengo toda la mañana para tanta gaita filosófica. Tráigame el libro de visitas que tengo más establecimientos que inspeccionar.
 
Seguramente no tuvo nada que ver este enfrentamiento con el inspector de trabajo, pero al año siguiente a la pequeña autónoma no le renovaron el ERE de media jornada y, a pesar que el negoció seguía disminuyendo, se vio en la obligación de cotizar por su trabajador a jornada completa. Quince meses después tuvo que cerrar el negocio.
El trabajador se fue a la calle con 20.000 euros de indemnización (12.000 pagados por la empresaria y 8.000 por el FOGASA) y con dos años de paro. La autónoma se fue a la calle con deudas y sin paro. A los tres meses empezó a cobrar 404 euros de ayuda.
Esta autónoma, durante los 36 años largos de actividad, pagó 270.000 euros a la Seguridad Social (115.000  por ella y 155.000 por su trabajador) y 150.000 euros de IRPF: en total, 420.000 euros pagados a la administración para irse a la calle sin nada.
Se puede decir que esta trabajadora autónoma pagó casi medio millón de euros para ser esclava de esta sociedad del bienestar.. para unos más que para otros.
Arévalo, a siete de febrero de 2016.
Luis J. Martín