martes, 26 de septiembre de 2017

SOBRE PATRIOTISMO


BRAULIO Y PATRIOTISMO.

Le llamaron a voces, le hicieron bajar del olmo para preguntarle:
- Dinos Braulio, ¿tú eres patriota?
Braulio les contestó desde una de las ramas más bajas pero sin acabar de descender:
- ¿Patriota decís?, pues sí, claro que soy patriota. Todo lo patriota que pueda ser en nuestra querida España un republicano ecologista, creyente en la inexistencia de dios y contrario a la tauromaquia. Por lo demás, sí, soy bastante patriota.
Al escuchar que las murmuraciones subían de tono, Braulio ascendió nuevamente al cielo de su olmo.



(Foto de Alexander Rodchenko)

En Arévalo, a seis de septiembre de 2017.
Luis José Martín García-Sancho.


martes, 19 de septiembre de 2017

MALA PRAXIS SOBRE EL ARBOLADO URBANO


PODAS COMO TALAS.

Luis José Martín García-Sancho.

Finales de septiembre, ya se acerca el paro vegetativo de las plantas leñosas, época señalada para realizar trabajos de mantenimiento en el arbolado urbano, es decir, podar ramas colgantes, enfermas o secas.
Desde hace años en Arévalo se practican por sistema dos de las podas consideradas por los especialistas más severas y dañinas para la vida y el normal desarrollo del árbol: El terciado y el desmochado. Ambos métodos dejan al árbol sin ramas. Estas prácticas, en la mayor parte de los casos, son completamente innecesarias y desproporcionadas. 
Aunque el trabajo de campo se ha realizado en Arévalo, estas malas prácticas sobre el arbolado urbano se llevan a cabo cada temporada en otros muchos municipios.

- En el terciado se corta toda la copa eliminando la totalidad de las ramas principales, dejándolas a un tercio de su longitud. El árbol toma la apariencia de tenedor, perchero o candelabro.
Arce y plátano de sombra terciados. Calle de San Juan

- En el desmochado se corta toda la copa a la altura del tronco, dejando al árbol sin ninguna de sus ramas principales, solo se deja el tronco como un cilindro.
Álamo que ha sido desmochado hace tres temporadas. 
En el centro de la foto se aprecia el tronco cortado. Paseo de la Alameda

Ambos métodos no son aconsejables por los especialistas ya que debilitan el árbol y, en el futuro, pueden provocar la caída de ramas.
Un árbol bien podado debe conservar su forma primitiva, su forma natural, la propia de la especie. Por eso, a la hora de plantar el arbolado urbano, es muy importante elegir y planificar bien el tipo de especies que son compatibles con una determinada calle, plaza o parque. Por ejemplo, en calles estrechas no se deben plantar árboles que desarrollen una gran copa, ni tampoco pegados a ventanas o fachadas en plazas o parques. Recordemos que el árbol es un ser vivo que no para de crecer.
Si se eligen árboles ornamentales de flor se debe tener en cuenta que las ramas solo florecen a partir del segundo año. Por lo que, si por sistema se elimina cada año todo el ramaje con terciados o desmochados, como se viene haciendo en Arévalo en los últimos años, esos árboles jamás darán flor.
Diferencia entre dos prunos en mismo día del mes de mayo de 2017.
El de la izquierda no había sido podado. Florece normalmente.
El de la derecha había sido podado con la técnica del terciado. No florece. Parece un perchero.
diferencia entre prunos con todo su ramaje y prunos terciados en otoño. 


Una particularidad de podas abusivas, como el desmochado al que son sometidos de forma periódica chopos y álamos en Arévalo, es que producen hojas exageradamente grandes y el rebrote desmesurado de tronco y de raíz. El árbol para sobrevivir genera hojas aberrantes por su enorme tamaño, gran proliferación de ramas finas y débiles y rebrotes de raíz en exceso. Todo ello indica debilidad.
Estos son algunos ejemplos de mala praxis en el mantenimiento de arbolado urbano:
Chopos desmochados la pasada temporada en Arévalo, solo dejaron el tronco sin ninguna rama.
Tres chopos desmochados la pasada temporada en el paseo del Poniente.

Los rebrotes de raíz, son un símbolo de debilidad. Si la parte aérea es insuficiente para realizar la vital función clorofílica, las raíces comienzan a generar brotes aéreos para que el árbol sobreviva.
Rebrotes procedentes de las raíces de chopos desmochados.

En circunstancias normales los rebrotes de raíz no se producen. Solo cuando la parte aérea  del árbol está enferma o es podada en exceso, las raíces vivas e intactas, se ven obligadas a generar brotes aéreos que sustituyan al ramaje perdido en los desmoches.

Las podas severas, como el terciado o el desmochado, debilitan al árbol y lo obligan a producir hojas desmesuradamente grandes para poder sobrevivir. Al contrario de lo que piensa la gente, estas hojas grandes, de tamaño antinatural, no son un indicador de la fortaleza y buena salud del árbol, al contrario, muestran debilidad e intento desesperado por sobrevivir.
En la foto siguiente se muestra la diferencia de tamaños de hojas entre chopos no podados y chopos que fueron desmochados la pasada temporada.
Un árbol sano no podado o bien podado jamás produce estas hojas tan grandes.

El porte normal de un chopo o un álamo es de copa alargada, parecido a la llama de una vela. Las podas, solo en el caso de que sean necesarias, deben saber mantener el aspecto original y natural del árbol, entre otras consideraciones porque así son más resistentes al aire y es más difícil que se produzca la rotura o el desgaje de alguna de sus ramas.
Porte y forma natural de un álamo urbano, este árbol jamás ha sido podado. 
Su fronda y porte son magníficos.

En las siguientes fotos se aprecia la diferencia en el porte y salud de álamos desmochados y no desmochados. La diferencia no solo radica en la belleza de un árbol que apenas ha sido tocado que se aprecia a simple vista, sino también en lo que no se ve como la salud del árbol y de su ramaje.
Véase la diferencia de porte y follaje entre álamos que han sido desmochados

Aquí se aprecia la diferencia en el porte entre álamo que nunca ha sido podado (izquierda)
y álamo que fue desmochado (derecha)


Últimamente, a la mayor parte de los árboles grandes de plazas y calles de Arévalo se los tercia prácticamente cada año, es decir, se cortan todas sus ramas principales dejándolas a un tercio de su longitud, se quedan con la apariencia de un tenedor, de un perchero. Para sobrevivir un árbol terciado en la siguiente temporada  debe producir una gran cantidad de ramas para sustituir el volumen de copa que poseía antes de la poda, volumen que es, ni más ni menos, el que demandan sus raíces ¿Qué pasa?, donde antes había una rama principal fuerte y sana, ahora han salido diez o veinte ramas más flojas que las primitivas, pues la unión de estas nuevas ramas con el tronco o el muñón de la rama principal siempre será más débil y frágil que el de una rama principal intacta. En algunos casos estas ramas quedan colgantes o péndulas y el viento las puede hacer caer al suelo con mucha facilidad.

Plátano de sombra brutalmente terciado en el mes de agosto,
su apariencia es la de un perchero.

Por lo tanto, la creencia de que con el terciado o el desmochado “se da nueva vida al árbol, se le revitaliza”, como en alguna ocasión ha manifestado el concejal responsable de parques y jardines, es totalmente falsa. Al contrario, con estas podas se debilita al árbol, las ramas crecen demasiado juntas y mucho más débiles que las primitivas. Además, al cerrarse la fronda con tanta rama impide que llegue la luz al interior de la copa y es mucho más fácil que prosperen infecciones y enfermedades, algunas de ellas relacionadas con los hongos.
Este plátano de sombra fue terciado la temporada pasada. Debido a esta mala praxis se produce una excesiva proliferación de ramas fruto de una poda abusiva. 
Donde antes había una sola rama grande y fuerte ahora hay más de quince débiles. 
DETALLE DE LA FOTO ANTERIOR: NUMERACIÓN DE RAMAS:
En esta foto vemos como después de un terciado, donde antes había una sola rama principal fuerte, han salido 21 ramas más pequeñas e inestables.

En la foto anterior vemos como después de un terciado, donde antes había una sola rama principal fuerte, han salido 21 ramas más pequeñas e inestables. Estos terciados o desmochados debilitan al árbol y el ramaje se hace mucho más inestable, débil y potencialmente peligroso. Esta mala praxis no favorece al árbol y, además, alguna de estas ramas puede llegar a desgajarse, lo que supone un mayor peligro para la población. No cabe duda alguna en que prácticas como el terciado o el desmochado aumentan el riesgo de caída del ramaje. En un árbol no podado o bien podado jamás se produce tal proliferación de ramas.

Lo ideal es mantener las ramas principales de los árboles en toda su longitud y podar solo aquellas que estén secas, enfermas, débiles o perjudiquen al vecindario, al dañar ventanas, tejados o fachadas. Una labor correcta en el mantenimiento del arbolado urbano jamás debe suponer el debilitamiento del mismo o la pérdida de sus características naturales en cuanto a porte, forma y tamaño.

La poda debe respetar los tiempos del ciclo de la vida. El momento más adecuado es otoño e invierno que es cuando el árbol realiza su paro vegetativo. Además, así se respeta a especies de fauna que durante la primavera y el verano utilizan o necesitan a los árboles durante el vital periodo de la reproducción.
Este año y en años anteriores se ha podado el arbolado urbano fuera de época y sin respetar el periodo de nidificación de las Aves. Según la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad. En el Artículo 54 dice: “Queda prohibido dar muerte, dañar, molestar o inquietar intencionadamente a los animales silvestres, sea cual fuere el método empleado o la fase de su ciclo biológico. Esta prohibición incluye su retención y captura en vivo, la destrucción, daño, recolección y retención de sus nidos, de sus crías o de sus huevos, (…)” 
Desde la concejalía de medio ambiente, se ha ordenado la poda de arbolado urbano en plena época de nidificación de varias especies de aves que lo utilizan para construir sus nidos, entre otras: verderón (Carduelis chloris), pardillo (Carduelis cannabina), jilguero (Carduelis carduelis), pinzón (Fringilla coelebs), verdecillo (Serinus serinus), gorrión (Passer domesticus), mosquitero (Phylloscopus sp) o tórtola turca (Streptopelia decaocto). Lo que ha producido la pérdida de algunos nidos y la muerte de varios pollos.
Nuevamente, una mala praxis municipal que incumple claramente la Ley de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, por lo que desde el Ayuntamiento se debe tener mucho más cuidado con este tipo de actuaciones bárbaras y respetar los tiempos marcados por la Ley.
Podas en la plaza de San Pedro durante el mes de mayo que perjudicó la nidificación de varias especies de Aves.
En muchas ocasiones, demasiadas, se realizan actuaciones sobre el arbolado urbano desproporcionadas y a destiempo: ¿Por caerse una rama se desrama totalmente al árbol?, en Arévalo sí: Morera de la plaza Isabel de Barcelos y plátano del parque de San Francisco por citar sólo dos ejemplos:
Morera de la plaza Isabel de Barcelos desprovista de todo su ramaje al haberse roto una rama.

Plátano del parque de san Francisco brutalmente terciado tras la caída de varias ramas.


La caída de ramas suele producirse en momentos de fuerte aire y tormenta y en la mayoría de los casos se debe a una mala praxis, por poda previa incorrecta, como las descritas anteriormente. La gran proliferación de ramas que producen el terciado o desmochado del árbol en cuestión genera gran cantidad de ramas débiles que es más posible que se rompan o se desgajen durante fuertes rachas de viento.

Las herramientas con que se realizan los trabajos de mantenimiento del arbolado urbano deben ser desinfectadas para evitar el contagio de enfermedades entre diferentes pies. De tal manera que, una vez terminado el trabajo de poda o recorte en un árbol, la herramienta, sea motosierra, serrucho o tijeras, debe ser desinfectada antes de utilizarla en otro árbol. Así se evita o se dificulta el contagio. Esto es de primero de jardinería.
En cambio en Arévalo, esta desinfección no se lleva a cabo, la poda del arbolado se realiza sin desinfectar las herramientas después de trabajar en cada árbol, por lo que diferentes tipos de enfermedades, especialmente las relacionadas con hongos, se contagian entre los diferentes pies podados. Muchos de los plátanos de sombra están enfermos porque han sido contagiados con las herramientas de poda.
Plátano de sombra infectado tras haber sido podado. Las hojas que deberían ser verde intenso muestran este aspecto blanquecino sedoso debido al hongo.


La tala consiste en apear el árbol, coartarle por su base, derribarle. Es, por tanto, una actuación radical que no tiene marcha atrás ya que su misión es la de eliminar el árbol en cuestión.
En Arévalo se están talado árboles de forma innecesaria, se hizo en la avenida de Severo Ochoa y Malvinas cortando 27 pinos negrales centenarios, singulares y sanos y se ha vuelto a hacer el el parque de San Francisco con un centenario ailanto.
Este es el tocón del ailanto del parque de San Francisco. Informadores extraoficiales dicen que era necesario talar porque era muy viejo, se estaba muriendo y era un peligro potencial.
Fijaos en los círculos verdes, ¿parecen unos hierbajos?, ¡ah no! son pequeños ailantos, parece que no estaba tan enfermo. El ailanto centenario del parque de San Francisco que fue talado en agosto, sigue vivo y rebrotando de raíz. 


Una política que también tiene muchos adeptos en materia de talas es la de la reposición positiva y, a ser posible, multiplicada por diez: Cortan un árbol centenario, valioso, representativo del lugar que ocupa... "No pasa nada que nadie se preocupe en su lugar vamos a plantar diez, así que salimos ganado, donde antes había uno ahora habrá diez"... Aunque estos diez sean foráneos y representativos del paisaje de las Molucas. Pero eso sí harán saber a toda costa que han quitado un arbolucho "feo y enfermo" y han puesto diez arbolitos preciosos. ¿Acaso no hemos salido ganado?
Un árbol centenario, ya está aclimatado, tiene una gran superficie de copa y es capaz de crear un microclima bajo su fronda, regula por tanto la temperatura, produce una gran cantidad de óxigeno y depura el aire, ni uno de los arbolitos repuestos, ni diez, ni veinte suplirán la labor medioambiental que ya estaba realizando el árbol talado.
Los que hacen estas políticas de resaltar lo foráneo eliminando lo autóctono mediante una actuación tan radical como la tala, suelen calificar de radicales a los que les critican defendiendo lo autóctono, que es más barato, está más aclimatado y es auténticamente nuestro. En fin... el mundo al revés.
Tanto la tala como la poda severa, terciado y desmochado, a parte de debilitar al árbol como se demuestra en el presente trabajo, eliminan o reducen drásticamente la fronda arbórea urbana, lo que produce el aumento de las temperaturas estivales. Ante las olas de calor que sufrimos, y que se espera que sean cada vez más frecuentes y prolongadas, una política municipal y urbana que acabe con el ramaje arbóreo a través de talas injustificadas o podas abusivas, es poco menos que irresponsable y peligrosa. Pero en Arévalo y en muchos otros pueblos y ciudades, parece que se ha declarado la guerra contra el arbolado urbano, pues cada año se poda "a muerte" y de forma excesiva, innecesaria. Una cosa es aclarar el ramaje, en casos concretos de ramas que afecten a fachadas o tejados, y otra muy distinta lo que el Ayuntamiento de Arévalo hace cada año.

Un pueblo puede sentirse orgulloso de su patrimonio cultural, sus monumentos, su arte, su historia, pero también de su patrimonio natural, sus paisajes, su orografía, su flora, su fauna. Qué duda cabe que el arbolado forma parte del patrimonio natural y éste también forma parte de su historia. El Arbolado urbano, entonces, forma parte del patrimonio de Arévalo, es un bien común que suaviza las temperaturas, retiene la humedad atmosférica, produce una parte del oxígeno que nos permite vivir, purifica el aire, crea microclimas más agradables que son buscados y frecuentados por las gentes del lugar, además aumenta el valor de las casas. Por tanto, como bien común que es, no pertenece al Ayuntamiento, sino a todo el pueblo, a todos los vecinos, a la colectividad. La misión del Ayuntamiento no es la de destruirle, perjudicarle o maltratarle, sino la de conservarle para que todos podamos disfrutar de él.

En Arévalo, a diecinueve de septiembre de 2017.
Fotos y textos de Luis José Martín García-Sancho.






miércoles, 13 de septiembre de 2017

LOS MURALES DE SEGUNDO BRAGADO


El pasado año en julio de 2016 visitamos a Segundo Bragado para que nos enseñara sus pinturas murales. Desde entonces ha seguido trabajando en su obra pictórica – literaria, ya que muchas de sus pinturas van acompañadas de bellos textos. Hoy nos enseña su nueva obra a varios miembros y amigos de la Alhóndiga, asociación a la que pertenece con orgullo y sin tapujos.

Aquí vemos a Segundo Bragado posando junto a una de sus obras que mejor le definen en su faceta de cazador, pero como él mismo dice, amante de la naturaleza: “A lo mejor ahora en lugar de coger la escopeta cogería la cámara de fotos o los prismáticos”. Nos dice.
En este nos cuenta que se ha querido auto retratar con su primer perro y su primera escopeta. El texto dice así:
"Después de 57 años tras las patirrojas.
(1957-2014)
¿Depredador?... ¿Naturalista?
“Los inicios”
El Primer perro. La primera escopeta."


Este bello y colorido mural se lo dedica a la migración de las aves:
En el texto: “Ánsares y grullas en cuña”. Por la formación que toman al volar durante sus vuelos migratorios, nos dice.

 El siguiente se lo dedica a uno de sus perros, a uno de sus compañeros de campo. “Toda una vida juntos”. Pone en el texto.
El siguiente se lo dedica a la mitología griega a través de un cuadro del museo del Prado “La caída de Ícaro”. Aquel joven que se hizo unas alas de cera para acercarse al sol y tanto se acercó que se derritieron y cayó al vacío.

 El siguiente es un cuadro que le impresionó mucho por su significado: “La libertad dirigiendo al pueblo”.
Y nos dice que la libertad solo se consigue de dos formas: Por la imaginación o por la revolución.

El siguiente representa un horno tradicional de leña con el texto: “Pan candeal, bota vino y cochinillo”. Poco más hay que decir, porque con poco se dice mucho.
El siguiente, "como el perro y el gato", se lo ha dedicado a su gata blanquita que, con sus ojos azules, es la reina de la casa, confiesa.

En el siguiente, segundo nos explica cómo conoció el barrio de San Pedro cuando era niño y joven. Lo ha dibujado en color almagre que nos explica que es color óxido, aunque las ideas de este creador no están nada oxidadas, no, en absoluto.
Lo titula “Arévalo desde la loma. Margen derecho del río Adaja”
“Almagre” 


El siguiente es la silueta de Arévalo a contraluz, una bella obra por sus formas, dimensiones, luces y colores. (Skyline, dicen ahora los que se dan de entendidos)
Con el siguiente texto: "Con este atardecer en color sepia sobre Arévalo, culmino estos murales dedicados a Cervantes en el IV centenario de su muerte. Y bajo el título “En un lugar de La Moraña”. En su más íntima relación con Arévalo y su comarca.
La Literatura, la Historia, la huella monumental, la caza en sus distintas formas de ejercerla, la gastronomía, el arte ecuestre… Todo ello en una visión de acercamiento pictórico y literario a la inmortal obra del Quijote.
Octubre de 2016."

El siguiente mural se lo dedica al convento extramuros de Madrigal.
Con el siguiente texto: “Madrigal, Convento extramuros. Última morada de Fay Luis de León.  
Como un viejo galeón del siglo XVIII emerges cada mañana de la penumbra, y luego navegas por un mar de espigas y amapolas. Tienes el casco abierto, los mástiles rotos, las velas rasgadas, te falta timón y capitán, pero te sobran trinquetes.”

El siguiente lo dedica nuevamente a la caza, esta vez prehistórica: “Hombres primitivos cazando.”


El siguiente al toro:

Algunos momentos de la visita:

En torno a una mesa de pino, 
con viandas, pan y vino...
De izquierda a derecha: 
Luis J. Martín, Segundo Bragado, J. Fabio López, Juan C. López y Javier S. Sánchez.

Segundo Bragado nació en 1937, a sus 80 años nos confiesa que sigue escribiendo y dibujando, sigue activo en su faceta creativa, lo cual nos lo demuestra en múltiples colaboraciones tanto en revista La Llanura, como en los diversos actos culturales en los que participa de muy buen grado. Arévalo necesita mucha gente como Segundo.

Arévalo, a diez de septiembre de 2017.

Fotos: Luis J. Martín.

Enlaces relacionados:


martes, 12 de septiembre de 2017

MUCHO, POCO, NADA

Plaza del Arrabal de Arévalo

Después de comer le apetece dar un paseo. Recuerda que mientras aparcaba en el lateral de la iglesia de Santo Domingo ha visto una callejuela que se abría a la ribera del Adaja justo por detrás del ábside mudéjar.
Coge la cámara y una libreta del coche. La calleja no solo se abre al río sino a la gran llanura. El otoño está espléndido, un amarillo casi dorado domina en todas las choperas. Mientras hace una foto le viene un tufillo sospechoso, las manchas en muro y suelo confirman su sospecha. Se asoma a la empinada cuesta que, casi vertical, cae sobre la alameda. Un surtido de plásticos, vasos y botellas de todo tipo le avisan de que allí se hace botellón. Empieza a anotar en la libreta: Arévalo, cuestas de Foronda, la juventud debe divertirse para socializar. Pero si para divertirnos dañamos, destruimos, afeamos o ensuciamos, en algo nos estamos equivocando. Solo el necio ensucia el lecho donde duerme o la casa que habita.
Ahora se encamina a la plaza del Arrabal. Observa las originales columnas de uno de los soportales, todas distintas. Curioso conjunto porticado, anota. Se acerca a uno de los comercios donde un cartel anuncia una campaña de recogida de firmas para solicitar un caudal ecológico para el río Arevalillo. En otra puerta otro cartel hace saber al visitante que Arévalo necesita una casa de la cultura. Anota nuevamente: La cultura es el camino que nos conduce a la libertad. Arévalo parece tener inquietudes culturales que, por lo visto, no son aprovechadas por el consistorio. Lástima. Gran ceguera municipal.


Terminado el recorrido por la plaza se encamina hacia la calle de San Juan. Le han hablado de la fonda del Comercio y tiene curiosidad por conocer el palacio en el que se desarrolló dicha actividad hostelera hasta el año 2007. Pero se lleva un gran chasco. El magnífico palacio renacentista de Valdeláguila es un edificio desolado al que le faltan varias ventanas y en el que las múltiples grietas indican el inicio de su ruina. Anota nuevamente y se asoma hasta la loma del Arevalillo por el rincón del Diablo.
Sobre el Arevalillo ve el mudéjar puente de los barros de un solo ojo. Las últimas lluvias le revelan porqué se le llama así. El agua caída por el camino de bajada ha arrastrado gran cantidad de barro anegando buena parte de la calzada del puente. Se gira a la derecha y descubre un lienzo de muralla medieval de factura mudéjar. ¡Explendido! , piensa. Pero al fijarse un poco más descubre que está parcialmente derrumbada y con múltiples, profundas y peligrosas grietas que avisan de que a tan ilustre monumento le queda muy poco tiempo de vida, por su avanzado estado de ruina. Torna a anotar y a fotografiar y prosigue el paseo.
Muralla sur en el Rincón del Diablo.

Ahora se dirige hacia la iglesia de San Miguel con la esperanza de ver un retablo del que le han hablado. Pero está cerrada. Se gira nuevamente hacia el Arevalillo. Los colores otoñales de la Alameda son eclipsados por una construcción de hormigón de nueva factura. Parece que quiere recrear una muralla pero se fija mejor y ve que la pretendida muralla está inclinada y presenta un patente desplome. Se queda atónito, no puede comprender como se puede gastar una gran cantidad de dinero público, seguramente más de un millón de euros, en una neo muralla ruinosa, mientras se deja caer una muralla auténtica, monumental e histórica.
Con cierto sabor agrio baja al puente de Medina. Ni una sola acera conduce al puente, no entiende como un monumento de tal envergadura puede tener un acceso tan difícil y peligroso ya que hay que bajar por la propia carretera (1). Se asoma al río desde el ojo central, nada ni gota de agua. Recuerda el cartel sobre la solicitud de caudal ecológico. También ha leído algo sobre unas grandes grietas en la calzada. Las busca y las encuentra tapadas por cemento. Al fijarse más ve que, como la grieta se sigue abriendo y ha sido nuevamente tapada con silicona gris. Anota: se intenta tapar lo evidente, se sigue agrietando el puente.
Neo muralla sobre el puente de Medina


Se acerca al castillo, lo rodea y baja hasta la junta de los ríos por un sendero. Según se va acercando un hedor va creciendo. Al llegar a la altura de la depuradora ve la causa: una gran tubería vierte agua al Arevalillo sin depurar (2). Las aguas grisáceas del vertido no llegan a mezclarse con las del Adaja color caramelo. Río abajo una garza camina en actitud de pesca. No le ha visto así que permanece inmóvil tras un sauce. Unos metros antes de llegar a la desembocadura emite un agudo graznido y desparece río arriba. No le han gustado las aguas grises de la depuradora, piensa. Y anota lo que ha visto junto a una frase del investigador japonés Fukuoka “La cultura verdadera nace en la naturaleza, es simple, humilde y pura”.
Continúa remontando el Adaja por un sendero que parece haber sido desbrozado recientemente hasta llegar a otro gran puente mudéjar que en su día conducía a Valladolid. Pasa por sus ojos, lo rodea, lo recorre por arriba por abajo. No entiende como un monumento tan magnífico pueda estar en tan lamentable estado de ruina. Se puede decir que una tercera parte de su estructura se ha derrumbado. Mientras tanto otro puente nuevo y paralelo a este observa la ruina de su antecesor. No llega a entender cómo la desidia o la ignorancia de un pueblo deja hundir semejante puente. Mientras anota de nuevo en su libreta se le viene a la memoria una frase del mejicano Sergio Pitol: “La cultura es una lucha contracorriente”.
Séptimo ojo del puente de Valladolid

Después de hacer nuevas fotos anota en su libreta las conclusiones del paseo: Arévalo tiene cultura, inquietudes, arte, historia, monumentos y está rodeado de naturaleza exuberante. El potencial de Arévalo es MUCHO, pero de POCO sirve si NADA se hace al respecto.

En Arévalo, a 29 de octubre de 2015.
Luis José Martín García-Sancho.

Publicado en el número 78 de La Llanura de Arévalo, en noviembre de 2015.
(1) Reciemente se ha hecho la acera izquierda de bajada al puente de medina, aún queda por hacer la derecha.
(2) La depuradora ha tenido problemas puntuales de depuración, cuando se han estropeado las bombas.
Otras fotos relacionadas con el texto:


 Cuestas de Foronda ensuciadas por los restos de botellón.