El fin de semana del 18 y 19 de
julio estuve en Alicante, disfrutando unos días de descanso. Hacía siete
meses que no veía a mi hija. Ganas teníamos.
Aproveché unos ratos para
acercarme al Clot de Galvany, un
humedal recientemente recuperado que pertenece al municipio de Elche. Nunca
había estado en el mes de julio. Me gustó.
A pesar de tener la cámara estropeada pude sacar alguna foto medianamente buena, es decir, regular. Pero es igual, comparto con todos ustedes.
Entre las aves habituales, tras el periodo reproductor, pude ver el plumaje en eclipse del macho de ánade azulón (Anas platyrhynchos). Muy pronto recuperará sus tonos irisados y radiantes.
El buceador porrón común (Aythya
ferina), aún conservaba sus colores, aunque algo más apagados.
Acompañado por la focha común (Fulica atra)
Una de las joyas del humedal es
la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris).
Una especie en peligro de extinción que tiene en los humedales alicantinos una de sus mejores poblaciones reproductoras.
En la foto anterior vemos un
pollo de cerceta pardilla acompañado por su madre. Una esperanza para el futuro
de la especie, poder reproducirse con tranquilidad.
Esta pequeña anátida, al no ser
una especie buceadora, consigue su alimento hurgando en el fondo de las lagunas,
con la popa en alto.
También la malvasía cabeciblanca (Oxura leucocephala), igualmente
anenazada, tiene población reproductora. En la foto anterior, una hembra.
El morito (Plegadis falcinellus) con sus tonos irisados, de la familia de los ibis y espátulas, también está bien representado.
Arriba: somormujo lavanco (Podiceps
cristatus).
Abajo: zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis) con la curvatura de su
pico ligeramente apuntando hacia arriba.
Las pollas de agua (Gallinula chloropus) de toda la vida, ahora conocidas con el nombre de
gallineta común, al parecer menos malsonante, también se ven por todas partes. Su población goza de buena
salud.
Tres imágenes del fumarel cariblanco (Chlidonias hybridus),
Las ardeidas, es decir, aves de la familia de las garzas, tienen una
buena representación en Clot de Galvany.
En la imagen anterior podemos
ver a la garcilla cangrejera (Ardeola
ralloides), en dos etapas de coloración, el plumaje dorado es de un
adulto reproductor, el pardo y listado de un joven.
Una estilizada garceta común (Egretta garceta), enseña sus calcetines verdes a una cerceta pardilla
(Marmaronetta angustirostris).
Ganas le tenía al martinete (Nyctycorax nyctycorax) y a sus ojos del color de la sangre, le
había visto varias veces pero nunca se había puesto a tiro de mi cámara. Ahora
que la tengo estropeada, lo ha hecho y he capturado algunas imágenes testimoniales. Arriba y abajo.
Al avetoro (Botaurus stellaris) es otra especie en serio peligro de extinción y casi imposible de ver. De hecho solo
le había visto una vez de forma fugaz en Delta del Ebro, hace ya tantos años
que ni me acuerdo.
En la imagen anterior le pueden ver en su
postura característica cuando quiere pasar inadvertido, con el pico mirando al
cielo para parecer una de las cañas por las que suele moverse.
De plumaje mimético suele pasar
desapercibido entre los cañaverales.
A veces, hace auténticas acrobacias para sujetarse a las cañas que le sirven de apoyo, y desde las que
suele pescar.
El Clot de Galvany es un humedal que se encontraba muy degradado, al estar rodeado de urbanizaciones que han ido creciendo de forma descontrolada durante
las últimas décadas, especialmente durante el bum urbanístico de finales del
siglo pasado y principios de este.
Afortunadamente, este importante espacio natural ha sido recuperado utilizando el agua depurada
de las urbanizaciones que lo asfixiaban. Todo un ejemplo en materia de
conservación y puesta en valor de los humedales, repudiados durante
mucho tiempo en una España que los veía como un obstáculo para un desarrollo
salvaje, incontrolado y desmesurado.
Otro ejemplo son las antiguas salinas de Alicante, recuperadas
hace pocos años utilizando agua depurada de varias urbanizaciones. En la foto
se aprecia un grupo de Zarapitos reales (Numenius arquata), junto a una bandada de gaviotas reidoras (Larus ridibundus), en las salinas de Alicante.
En uno de los observatorios
del Clot de Galvany coincidí con una pareja de ornitólogos ingleses, estaban
contentos por las especies que podían ver y por lo relativamente fácil que
resultaba su observación. Me preguntaron que de dónde era. Al contestarles, me
preguntaron por El Oso, habían oído y leído sobre él. Tenían pensado pasar unos
días durante el invierno por el interior, no les entendí muy bien si en alguna casa rural o en
auto caravana. Quedé en envíales algunas direcciones de casas rurales por el
entorno. Me preguntaron por otros humedales cercanos a El Oso. Les conté que el
señor de las aguas de la zona no es muy partidario de que se recuperen zonas
húmedas o se implemente el turismo ornitológico en La Moraña, pero no me
entendieron. Quedé en explicárselo por escrito cuando les enviara información.
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