miércoles, 9 de mayo de 2012

LAS PRESAS DE VALÍN

 por: Julio García Díaz.

Estamos asistiendo en estos últimos tiempos a una ofensiva mediática que está lanzando el actual presiente de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), José Valín. Una y otra vez insiste machaconamente a quien quiera oírle (leerle) en la necesidad que tiene la cuenca del Duero de aumentar en capacidad de regulación. Ni que decir tiene que en el lenguaje que maneja y con unos conocimientos técnicos obsoletos, regulación solo quiere decir una cosa: que se necesitan más presas y más grandes. Aunque se le pregunte por otras cosas, él vuelve una y otra vez por sus fueros, erre que erre, que lo que verdaderamente hace falta son más presas y más grandes.

Decía en el anterior escrito que Valín es un personaje singular que cultiva una falsa apariencia de erudito bonachón, bajo la que se esconde un corporativista fanático, tan pagado de sí mismo como ignorante de la actualidad en materia de gestión y administración pública del agua. Es de los que piensa que cualquier gota de agua que se escapa al mar es una pérdida irremediable, y su mejor destino es el regadío. Su única sensibilidad es la agraria y la "cultiva" sin medida. Parece que sigue siendo el Consejero de Agricultura de la Junta de Castilla y León, Consejería con la que mantiene una actitud servil que poco sirve al interés general de los españoles.

Esta actitud es muy peligrosa, ya que le pagamos por representar unos intereses distintos, con una visión más integrada, económica y moderna, y mucho más "ecosistémica", aunque dudamos que sepa incluso de qué va el concepto. Pero no vamos a hablar aquí de la Directiva Marco del Agua ni de como ha de ser una política del agua del siglo XXI. Vamos a hablar aquí del que parece ser el punto fuerte de este señor: las presas, y en concreto de tres de ellas, las dos conocidas como presas del Valdavia en Palencia y la de Villagatón en León. Empezaremos por ésta para seguir un orden cronológico.

La presa de Villagatón, se encuentra en el municipio del mismo nombre, en León, en la cabecera del río Porcos, un afluente del río Tuerto. Se construyó por iniciativa de la Consejería de Agricultura y Ganadería con anterioridad a que desempeñase responsabilidades en ella el señor Valín. Pero durante todo su mandato, primero como Director General de Estructuras Agrarias y después como Consejero, un periodo de tiempo muy dilatado de nada menos que 11 años, FUE INCAPAZ DE PONERLA EN EXPLOTACIÓN y así sigue hasta nuestros días. Se convirtió en un monumento a la estupidez, el primero de una lista que no va a llegar a ser larga porque la crisis no lo va a permitir.

Respecto de las otras dos, las llamadas presas del Valdavia, estas sí que han estado bajo su administración desde las primeras fases hasta que su construcción estaba iniciada, momento en el que le quitó el puesto de Consejero su archienemiga política (aun siendo ambos del PP), Silvia Clemente, la Consejera que más que de Agricultura y Ganadería lo es de "nuevas tendencias en materia de moda por la cara a costa del común" (asunto facturas Corte Ingles). Después de 4 años, y tras dilapidar un montón de millones de euros (las cifras reales no se conocen) el resultado es desolador. La presa del arroyo Villafría está terminada y abandonada lo que supone una amenaza a la seguridad de las personas, máxime si tenemos en cuenta que se trata de una presa de materiales sueltos. La del arroyo de Las Cuevas, está iniciada, habiéndose ejecutado la galería de hormigón y parte del aliviadero. Por lo demás, con un movimiento de tierras que afecta a prácticamente todo el valle, el aspecto que presenta es desolador. En ambos casos se han destruido dos hermosos valles y se han desconectado irreversiblemente dos interesantes y antes llenos de vida tributarios de la cabecera del río Valdavia. 

¿Y Cómo es que hemos llegado a este estado de cosas? Pues muy sencillo, primero porque la Junta de Castilla y León ya no tiene dinero para terminarlas y ponerlas en explotación. La falta de cálculo y la imprevisión han conducido a la necesidad de acometer unos modificados para los cuales no hay dinero. Pero es que además, debido a un recurso contencioso-administrativo interpuesto por la asociación AEMS-Ríos con vida, una asociación de reconocido prestigio en materia de conservación de los ecosistemas fluviales, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha dictado sentencia en el sentido de invalidar la concesión que las amparaba administrativamente y ello por un chapucero procedimiento de evaluación de impacto ambiental. La pena es que la vía penal no prosperara, ya que  se había detectado una presunta falsificación de los datos del estudio de impacto ambiental que había presentado la Junta, pero al final, eso no se pudo demostrar. No obstante gracias al buen hacer de AEMS, en vía contencioso-administrativa ganaron a la Junta por goleada. Siendo el resultado actual, que tenemos una presa prácticamente hecha y otra a medio hacer que no van a entrar en explotación por motivos económicos y legales hasta dentro de varios años. O tal vez no lo hagan nunca.

Estas son las credenciales en materia de presas del decimonónico Valín, ese gran "ingeniero hidráulico", como le gusta definirse. Ahora que se ha hecho con el puesto de su vida, ser presidente de la CHD, nos quiere convencer que va a poder hacer todo aquello de lo que ha sido incapaz en el desempeño de otros puestos de mayor responsabilidad. No obstante, todo parece indicar que en el fondo esto es una pose de cara al sector agrario, para tenerlos tranquilos y de su parte. Como bien se jacta en decir en todas las entrevistas, el va a iniciar la regulación adicional de no se sabe cuantos ríos, pero siempre se cura en salud advirtiendo que desde que se inician los trámites hasta que se inician las obras pueden pasar hasta ocho años. Si contamos con que Valín tiene 64 años, aunque permaneciese en el mismo puesto hasta la edad máxima de jubilación para los funcionarios reenganchados, 70 años, no tendría que dar cuentas a nadie por incumplir los plazos. Esto si que es zorrería política de gran calibre, por mucho que ahora vaya de "técnico".

Bastante tiene por delante Valín con Castrovido, una presa funesta en Burgos, innecesaria, que va a suponer la destrucción irreversible de un río, el Arlanza y que ya va por su cuarto modificado, habiendo pasado de los 70 millones de euros iniciales a muchos más de 200, lo que ya se hubiera convertido en un escándalo en cualquier otra tierra menos complaciente y resignada con este tipo de fraudes que en Castilla y León (la "Tierra de Sabor" ). 

Julio García Díaz.

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