Muerte
de un bombero forestal.
Se veía venir.
Daniel Gullón Vara ha
muerto en el municipio zamorano de Losacio, en cumplimiento de su trabajo de bombero forestal. Era manguerista de un
camión autobomba, que reciben en nombre técnico de Charlie.
La mayoría de los medios de comunicación
se hacen eco de un hecho doloroso: la muerte en acto de servicio de un “brigadista”
en el incendio de Losacio, Zamora (luego explico el porqué del entrecomillado).
La muerte de un ser querido
siempre es dolorosa, especialmente si se produce de forma inesperada y en
cumplimiento de su trabajo de bombero
forestal. Por lo que, en primer lugar, quiero acompañar en el dolor a sus
familiares y a sus compañeros en este difícil y heroico trabajo. Aunque sé que
mi pésame servirá de muy poco.
¿Por qué no llamamos a las
cosas por su nombre?, antes he entrecomillado la palabra “bigadista” porque
creo, sinceramente, que no hace justicia a la persona fallecida, Daniel
Gullón Vara, ni a la
arriesgada profesión que estaba realizando en el momento de su muerte. Labor
que tiene un nombre que ni políticos ni medios de comunicación utilizan: bombero forestal. Ese es el término concreto
que define a la perfección lo que estaba haciendo Daniel Gullón Vara en el momento de morir. Estaba luchando
contra las llamas que le atraparon y le mataron, porque era un bombero
forestal.
En
cambio “brigadista” es un término muy genérico que se puede aplicar a varias
tareas que se realicen en equipo.
¿Por qué los políticos no se
refieren al fallecido en cumplimiento de su trabajo como bombero forestal?
¿No es hacerle de menos?,
¿no es faltar al respeto a la sufrida profesión de bombero forestal?, ¿no es faltar a la verdad?
¿De qué sirve un día de luto oficial en Castilla y León, si aquellos que lo declaran no reconocen la auténtica profesión que ejercía el trabajador de la Junta de Castilla y León en el momento que le sorprendió la muerte?
¿Por qué los medios de
comunicación se refieren también a Daniel Gullón Vara, fallecido en acto de servicio de bombero
forestal, como “brigadista”?
Daniel Gullón Vara murió intentando apagar un incendio, las llamas lo
atraparon, tenía 62 años.
Murió
intentando evitar que las llamas se extendieran a pueblos cercanos, a las propiedades
de las personas de esos pueblos, de la comunidad. Su trabajo de bombero
forestal consiste en eso, es muy arriesgado. Mientras la mayoría de las
personas huyen del fuego, estos profesionales se acercan al incendio todo lo
que pueden, trabajando en unas condiciones, nunca mejor dicho, infernales:
intensa radiación, temperaturas elevadísimas, humo, partículas calientes,
ardiendo… el infierno.
¿Se
llama, acaso, brigadista al técnico que dirige las labores, o al piloto de
helicóptero?
Como
ven ustedes me surgen muchas dudas y preguntas:
¿Es
de recibo que un bombero forestal trabaje directamente contra las llamas
a los 62 años de edad?
Un
bombero forestal de 62 años de edad, ¿no debería estar haciendo otras
labores de apoyo menos arriesgadas?
¿Por
qué no se habla más de la labor de los bomberos forestales?, profesionales
como la copa de un pino.
¿Por qué la administración los ningunea cuando, en realidad, debería tratarlos como héroes?
Lo
cierto es que la labor de bombero forestal, a pesar del elevado riesgo que conlleva,
es un trabajo precario y poco o nada reconocido. La mayor parte de los
trabajadores del sector son contratados como peones. Los contratos son
intermitentes, los tres meses de la campaña de verano y en septiembre a la calle. El sueldo durante la campaña, unos 1.100 euros al mes, luego nada. En estas condiciones es imposible conseguir una estabilidad laboral y familiar y cotizar lo necesario para alcanzar una jubilación digna y merecida. Eso, si tienen suerte de que antes no les sorprenda la muerte en acto de
servicio.
Quiero
acabar expresando mi reconocimiento a Daniel Gullón Vara, un bombero
forestal que trabajaba de manguerista en una Charlie y que murió en acto de
servicio. Reconocimiento extensivo a toda la profesión.
Debemos
mucho a personas como él.
En
Arévalo, a dieciocho de julio de 2022.
Luis J. Martín.
Los bomberos forestales en vez de huir de las llamas se acercan a ellas.
Estoy contigo Luisjo 👏🏼👏🏼
ResponderEliminarGracias, en especial por los bomberos forestales.
EliminarCompletamente de acuerdo
ResponderEliminarMuchas gracias por haber escrito está verdad tan justa ...!
ResponderEliminarGracias a ti por tu comentario. La única justicia posible sería que la administración reconociera al colectivo de bomberos forestales como tales, y los diera la estabilidad que cualquier profesional se merece en su vida laboral.
EliminarEspero que tú comentario llegue a las personas que deban de tomar medidas y no lo echen en olvido en cuanto se acabe el verano. Vergüenza los tenía que dar tener trabajando a personas durante tiempos parciales juagndose el tipo por ese dinero y luego no reconocerles como se merecen.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, con esa intención he escrito este artículo. El colectivo de bomberos forestales merece respeto, reconocimiento y estabilidad laboral.
EliminarGracias por tus palabras. Y mi más sentido pésame a la familia. Somos Bomberos Forestales
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Y, en especial, gracias a ti por arriesgar la vida en cada salida y gracias al colectivo de bomberos forestales de Castilla y León, por la labor que hacéis y en las condiciones en que la hacéis. Vuestro trabajo debería ser reconocido por la administración y la estabilidad laboral debería ser la justa recompensa por la tarea de interés público que desarrolláis, arriesgando vuestras vidas.
EliminarPara los apoltronados y sus voceros David tan solo es un número más. Pura estadística que olvidarán al día siguiente
ResponderEliminarNo se refieren a los bomberos forestales como tal porque de hacerlo tendrían que explicar qué son, qué hacen, cómo los tratan y la miseria que reciben por jugarse la vida para apagar los incendios de provocan los necios.
Gracias por tu comentario, Daniel no solo merece un día de luto oficial, sino el reconocimiento, por parte de la administración, al colectivo de bomberos forestales. No hacerlo es caer muy bajo a nivel humano y social.
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