domingo, 14 de marzo de 2021

HOY HACE UN AÑO

 

Estepa cerealista en Tierra de Arévalo.


Hace un año que fuimos confinados por el estado de alarma que decretó el gobierno a consecuencia de la pandemia causada por el coronavirus, un ser vivo unicelular y microscópico que fue bautizado como COVID-19, causante de una de las peores tragedias de la humanidad.

Ese mismo día, el 14 de marzo, sábado por la tarde, salí al campo con la intención de ver avutardas y de recargar pilas para empezar el confinamiento con energía renovada.

Podría haber ido a cualquier otro sitio a ver corzos, águilas imperiales, anátidas o limícolas en cualquier humedal de la comarca pero, no sé por qué elegí ir a ver avutardas a las extensas llanuras cerealistas. Tal vez, tendrá algo que ver el que ha sido y es la especie silvestre a la que más tiempo y estudios he dedicado a lo largo de mi ya dilatada vida. 

No sé, algo se me removió por dentro y me dijo que quizás tardaría mucho tiempo en poder salir al campo libremente y, sin dudarlo, decidí ir a ver avutardas "por última vez". 

Tuve suerte, vi avutardas, hembras con algún pollo del año pasado, tan grandes o más que ellas, y varios grupos de machos con su plumaje de gala preparado para el cortejo, para "la rueda". Aunque era temprano para las ruedas su plumaje lucía espectacular. 

Pude hacer alguna foto, algún vídeo. 

Me volví a casa satisfecho, con la seguridad de que el confinamiento sería algo más llevadero con tan gratos y recientes recuerdos.

He aquí una pequeña muestra de las imágenes capturadas hoy hace un año.

Hembras de Avutarda (Otis tarda).

Machos de Avutarda (Otis tarda)


Estuve caminando con las avutardas por el "camino de Otar".


Pero también se dejaron fotografiar otras especies que aumentaron significativamente la paleta de colores donde untar el pincel que plasmaría el cuadro de mis recuerdos.

Perdiz roja (Alectoris Rufa)

Macho de cernícalo común (Falco tinnunculus)

Buitre leonado (Gyps fulvus)

Calandria común (Melanocorypha calandra)

No vi a ningún ser humano por aquellas llanuras, espléndidas, rebosantes de vida y así siguieron a pesar de nosotros.

Diez días después con esas imágenes o gracias a esos recuerdos escribí:


103: Confinamiento

 

En estos días de encierro

pensamos en la libertad perdida.

La casa, las cuatro paredes,

son los cuatro puntos cardinales

de un campo comprimido,

de una vida reducida y recluida.

Los recuerdos son vivencias

que te ayudan a vivir prisionero.

La ventana es cordón umbilical

con el mundo que continúa,

sin nosotros,

a pesar de nosotros.

 

En Arévalo, a veinticuatro de marzo de 2020.

Luis J. Martín.

 Vídeo relacionado:

Diferencia de tamaño entre un pollo macho del año pasado y varias hembras de avutarda:

 https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=2830472660369332&id=100002198772106




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