miércoles, 27 de septiembre de 2023

Malditas pesetas

 

Hojas y flor del abrojo.


Hoy voy a hablarles de una pequeña planta que recibe el nombre científico de Tribulus terrestris y el común de abrojo, abreojo, gata o tríbulo, entre otros muchos. Es una planta rastrera, que se extiende horizontalmente y que rara vez se levanta del suelo. De los tallos salen hojas compuestas paripinnadas, es decir, formadas por un número par de hojuelas o pinnas, generalmente entre 10 y 14, de color verde oscuro y algo pilosas. La flor, aunque pequeña, es muy vistosa, formada por cinco pétalos acorazonados de color amarillo y diez estambres del mismo color.

Pero por lo que, realmente, se conoce a los abrojos es por el fruto, muy espinoso, con varias afiladas puntas, conocido en botánica como esquizocarpo. Esta es su cruel manera de propagarse: clavarse en un animal para, cuando se suelte de su piel o pelo, colonizar otro territorio distinto al de la planta madre.

Fruto del abrojo, en Arévalo conocido como peseta.

La palabra proviene del latín tribulus. Los romanos, que no eran tontos, cuando andaban descalzos, seguramente en más de una ocasión se clavaran los abrojos de esta planta, y dirían: “¡hostias, como duele!”, bueno, seguramente, dirían “¡por Júpiter, qué dolor!”, hasta que un patricio avispado se dio cuenta de que la gente no pasaba por zonas con abrojos, e ideó un arma disuasoria formada por cuatro puntas de hierro, dispuestas de tal manera que una de ellas siempre queda hacia arriba. Y con este sencillo invento seguro que ganaron batallas, pues los caballos o los soldados enemigos se abrirían los pies o las patas al intentar atravesar esta sencilla línea defensiva. 

Tríbulo o abrojo, inventado por los romanos.

Hoy en día, a este ingenio se le ha puesto explosivo, al pico que queda para arriba se le ha convertido en detonador y se le ha dado el nombre de minas anti persona, ¡qué cabrón!, no el patricio romano sino el que haya ideado este invento que tanto daño ha causado, causa y causará, pues el ser humano es de naturaleza destructiva, más que cualquier planta o animal, no le quepa duda.

Lo que no sabemos es si el nombre latino de tribulus se basa en la planta o en el arma, aunque lo más razonable sea que al arma se le denominara así por el parecido con los frutos de la planta. Hoy en día, el tríbulo o abrojo es un arma disuasoria. Se usan encadenados en algunos controles policiales para evitar el paso del vehículo al que se le ha dado el alto. También, había gente rara que se abría las carnes al azotarse con este tipo de artilugios.

Arctium lappa, conocido como lampazo o arrancamoños. Los frutos pinchudos se adhieren a la ropa o el pelo con más fuerza que el velcro.

Volviendo a la planta, hay varias especies que, para propagar sus semillas, se clavan o se adhieren al cuerpo de los animales, sean de pluma, pelo o ropa. Algunas de ellas son los lampazos, cadillos o arrancamoños (Caucalis platycarpos, Arctium lappa, etc). Pero, aunque molestos, no suelen causar dolor, como es el caso de planta que nos ocupa, que se clava literalmente en la piel o en las almohadillas de los animales.  Por este pequeño detalle es muy odiada por los dueños de perros y, de forma especial, por los ciclistas. Cuántas veces se ha truncado una excursión en bici porque esos frutos espinosos se han clavado en las ruedas. Reparar el pinchazo llevaba su tiempo: primero fijarse dónde se había clavado el abrojo, luego, desmontar la rueda, sacar la cámara y, si no había un charco cerca, escupir hasta que las burbujas te indicaran el lugar de la fuga aérea. Localizado el pinchazo, había que lijar la zona, echar pegamento de contacto, colocar un parche de goma y, por último, volver a montar la rueda e inflarla con la bomba.

Aspecto del abrojo con hojas, flores y frutos.

Otra solución era llevar la bici al taller del señor Emilio, situado en la plazuela del hospital o de Ángela Muñoz, donde ahora se abre el pasadizo de las Angustias. Aunque alguna vez había que buscarle en el bar Taller. No, amigo lector, no es que su taller tuviera un bar, sino que en dicha plaza había un bar llamado así, donde hoy está “Tu Boutique”. Allí, el señor Emilio, con su mono de trabajo de un color indeterminado por las innumerables manchas de grasa, acodado en la barra, con su chato de vino, hablaba afablemente con el señor Rufino, y consumía uno de los deliciosos pinchos de la señora África.  

Pero el nombre por el que, casi todos los que tenemos cierta edad, conocemos a esta planta es por peseta, ignoro el por qué, además no es generalizado, pues solo se llama así en pocas localidades castellanas. Lo cierto es que, esta planta, conocida por la ciencia como Tribulus terrestris, vulgarmente como abrojo y en Arévalo como peseta, que florece durante el verano y madura entre agosto y septiembre, muchos de los que hayan sufrido sus efectos en carnes propias, en alguna ocasión habrán gritado eso de ¡malditas pesetas!, y no precisamente porque padezcan de plutofobia.

Esquizocarpo del abrojo, en arévalo conocido como peseta.

Ahora bien, si usted, querido lector, alguna vez es víctima de las pesetas, antes de arrancarlas piense dónde las va a tirar, porque ese es el fin último de tan astuta planta.

En Arévalo, a tres de septiembre de 2023.

Luis J. Martín García-Sancho.

"Hay varias especies que, para propagar sus semillas, se clavan o se adhieren al cuerpo de los animales, sean de pluma, pelo o ropa". En la imagen anterior: Caucalis platycarpos, conocido como cadillo o carrucho. Los frutos se adhieren a la ropa o el pelo como el velcro.

Algunas imágenes de la planta de la "peseta".

Los tallos se extienden a ras de suelo, rara vez se levantan un palmo.

detalle de hojas y flor del abrojo, tríbulo o peseta.


Planta con hojas, flores y esquizocarpos.





4 comentarios:

  1. ¡Muy bueno, Luis! 👏👏👏

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  2. Muy interesante tu artículo. Los conocía y los sufrí pero no los había unido a las armas ni a las pesetas. La creatividad humana es casi infinita. Lástima que muchas veces sea para fabricar el mal.
    Gracias, Luis.

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    1. Gracias por tu comentario, Julio. Cierto, el ser humano es más destructivo que cualquier planta o animal.

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