Ayer,
como de costumbre, salí a aplaudir al balcón a las ocho de la tarde para
agradecer la labor del personal
sanitario frente a la pandemia del coronavirus.
He
resaltado en negrita personal sanitario
porque, durante los 43 días que ya dura el confinamiento, he salido cada día al
balcón a aplaudir a los médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, limpiadoras,
técnicos que cada día se enfrentan al enemigo invisible, aun poniendo en riesgo
su vida, y atienden a los enfermos de la mejor manera posible, incluso con una sonrisa,
ahora invisible tras las mascarillas. Y por extensión a los cuerpos y fuerzas
de seguridad del estado y voluntarios que hacen posible y efectivo el confinamiento.
Pues
bien, ayer salí nuevamente al balcón a aplaudir, como cada día y, para mi
sorpresa, me di cuenta que nadie de los que habitualmente aplauden lo hacía.
Permanecían asomados a sus ventanas y balcones, pero si aplaudir. Incluso desde
dos de aquellos balcones me hacían gestos, diciendo que no con el dedo para
que dejara de aplaudir. Ni mi mujer ni yo hicimos caso y aplaudimos la labor del personal
sanitario como siempre, con la misma intensidad y convicción.
Desconozco la iniciativa que se habrá lanzado para que ayer no se aplaudiera y, aunque la respeto,
no la comparto en absoluto. Si el motivo es político para criticar la labor del
gobierno o de cualquier otro estamento público, no me interesa. No en este
momento, no a las ocho de la tarde, momento en el que, desde hace ya 43 días y de forma solidaria, hemos aplaudido la labor del personal sanitario, de los profesionales íntegros que cada día arriesgan su vida
para intentar salvar la nuestra.
Ya
habrá tiempo de hacer política partidista y partidaria o crítica política en cualquier
otro momento, a cualquier otra hora por parte de todo aquel que así lo quiera.
Mientras
tanto, aunque mis vecinos me digan con el dedo que no lo haga, a las ocho de la
tarde, yo seguiré aplaudiendo y agradeciendo la labor del personal sanitario.
En
Arévalo, a 26 de abril de 2020, día 44 de confinamiento.
Luis
José Martín García-Sancho.
Totalmente de acuerdo, Luis. Pienso exactamente igual.
ResponderEliminarEstoy contigo, Luis José.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRespeto la cacerolada, por supuesto.
ResponderEliminarPero resulta que este movimiento está rompiendo la unidad que por fin teníamos cuando todos aplaudíamos a los sanitarios y a los que están ayudando en esta difícil situación.
¿Por qué no hacen la cacerolada a otra hora, pero a las 20:00 aplauden a los que están dando tanto?
No entiendo nada. Es muy triste. Se están cargando un movimiento justo, importante, de unión.
Es lo que pretenden, amigo Ángel.
EliminarEs muy triste sacar el odio en esta situación. O salimos juntos o no salimos. Y después, como bien dices Luis, tiempo habrá para críticas.
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