martes, 21 de mayo de 2019

CONTRA LA DESPOBLACIÓN: REPOBLACIÓN






- LA ESPECIE HUMANA Y EL TERRITORIO.

Luis José Martín García-Sancho.

Creced y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla. Dominad a los peces del mar, a las aves de los cielos y a todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Génesis 1:28)

Según esta percepción, común para varias culturas, la especie humana como centro del mundo o de la creación recibe el mandato divino de someter a la tierra y a todos los seres vivos que la pueblan a su antojo. De tal forma que no cortamos un bosque por pura necesidad de supervivencia sino porque podemos y queremos hacerlo. O no matamos a un determinado animal para comer sino, simplemente, porque nos molesta su presencia o porque nos divierte su muerte.
De la misma forma, si necesitamos agua disponemos de él sin límite ni control, sin pensar si con esa conducta acabaremos secando un río, una laguna o un acuífero, o si estamos comprometiendo muy seriamente el futuro a nuestros descendientes.
Quizás estas desafortunadas palabras bíblicas milenarias sean la culpa o la causa de la relación abusiva y de dominación que la especie humana mantiene sobre todo aquello que le rodea en la actualidad, provocando en multitud de ocasiones la muerte del entorno por agotamiento. Sometemos hasta tal punto el territorio en el que vivimos que acabamos dejándolo sin recursos vitales o esquilmándolos hasta el punto de comprometer muestra propia supervivencia.
Así, resulta evidente que la especie humana ha dejado su impronta a lo largo de los siglos en el territorio en forma de ciudades o pueblos, habitados o deshabitados, o diferentes construcciones tales como vías de comunicación, puentes, molinos, ruinas o despoblados, que forman ya parte de la cultura, del arte, de la historia, es decir, del Patrimonio. Pero este Patrimonio también lo forma el entorno en el que nuestra especie se desenvuelve, es decir el medio ambiente: la naturaleza que nos rodea y con la que nos relacionamos.

A nivel medioambiental, el programa LIFE, es un instrumento de la Unión Europea (UE) para financiar proyectos de conservación ambiental en su más amplio sentido, siempre dentro de los parámetros establecidos por la política y legislación comunitaria. Con estas intervenciones subvencionadas por la UE, se pretende revertir o suavizar la relación del hombre con la naturaleza, para que sea menos agresiva y lo más respetuosa posible. Y para que la relación de dominación que el hombre mantiene con su entorno sea a partir de ahora de colaboración en la que ambas partes salgan beneficiadas. Es decir, convertir la relación actual casi de parasitismo del hombre hacia el medio, en una simbiosis en la que el provecho sea común.
Pero el problema de despoblación sigue avanzando irremisiblemente a pesar de estas políticas de mejora ambiental y contra el cambio climático. Ahora mismo, la especie humana es también víctima de su forma de interactuar con el entorno que le rodea, con el territorio: La proliferación de regadíos, lejos de frenar el despoblamiento, ha esquilmado el acuífero del que se abastecen provocando su sobrexplotación al extraer del subsuelo un volumen de agua mucho mayor del que el propio sistema es capaz de reponer de forma natural. Esto ha supuesto que el agua que sale por los grifos de bastantes municipios no sea potable. Por otra parte, la mecanización y modernización de las explotaciones agropecuarias ha provocado la desaparición de los jornaleros o trabajadores por cuenta ajena.

A nivel político y por parte de las diferentes administraciones públicas, la falta de recursos presupuestarios y de creación de empleo, especialmente destinado a la juventud que ha crecido en el medio rural, ha provocado un lento pero constante éxodo hacia las ciudades:
La juventud abandona el medio rural porque el medio rural no tiene nada que ofrecer a la juventud.
La administración, y de forma especial la clase política, cada cuatro años prometen soluciones para frenar la despoblación y el envejecimiento del medio rural, pero esas soluciones nunca llegan, y muchos piensan que ya ni se esperan a esta altura de la película. Entonces, la falta de compromiso y de presupuestos por parte de la administración hacia el medio rural se hace cada vez más patente. Cuando la solución es cada vez más evidente:
Ya no se trata de frenar la despoblación con palabras huecas sino de comenzar la repoblación del medio rural con presupuesto.
Intentar frenar la despoblación como hace en general la clase política con buenas palabras, pero sin ningún hecho es como pretender frenar una hemorragia con tiritas cuando se necesita pasar por quirófano y suturar la arteria sangrante. El éxodo rural sigue siendo una hemorragia en nuestro entorno y los políticos ni siquiera tienen tiritas... ni las buscan.
Esta propuesta de repoblación, que parece una novedad, es tan vieja como la humanidad y se ha venido haciendo desde que el hombre es hombre. Ya en los siglos IX, X y XI, se concedían una serie de privilegios a los hombres libres que se encargaban de repoblar el territorio. Quizás el siglo XXI sea el momento de comenzar una nueva repoblación del territorio vacío o vaciado, ofreciendo una serie de privilegios a todos aquellos jóvenes que quieran repoblar el medio rural y residir en él de forma permanente. Privilegios en forma de viviendas, terrenos o locales gratuitos y libres de impuestos durante un largo periodo de tiempo, donde residir y ejercer una profesión que les permita vivir dignamente. Y hacerlo con las mismas comodidades y derechos que en cualquier ciudad, con los mismos servicios en tecnología y comunicaciones. Además, esta medida repobladora haría disminuir la enorme tasa de paro que sufren los jóvenes en las ciudades... Ahí tienen ustedes señores políticos: un dos por uno.
Por lo tanto, ya no se trata de frenar la despoblación sino de comenzar la repoblación del territorio rural para aliviar la tasa de paro juvenil.
San Cristóbal de Trabancos

Y que esta repoblación se convierta en una auténtica simbiosis con el territorio. Proyectos como el LIFE son, qué duda cabe, una herramienta útil para mejorar las condiciones medioambientales del medio rural y hacer más atractiva la repoblación del territorio. Pero se necesita la implicación directa de ayuntamientos, diputaciones, gobiernos regionales, central y europeo para que, todos a una, comiencen el mecanismo de repoblación con una oferta seria de empleo público, creando el puesto de trabajo de repobladora o repoblador.
Un repoblador/a con diferentes especialidades asociadas al mundo rural como, por ejemplo, agricultora, ganadero, artesana, albañil-constructor especializado en el mudéjar tradicional, comerciante, monitora de turismo rural, industrial especializado en la transformación y elaboración de los productos agrarios y ganaderos… y que goce de diversos privilegios tales como vivienda gratuita o totalmente subvencionada durante un periodo de tiempo y, en las mismas condiciones, el lugar donde ejercer su profesión ya sean tierras o locales. Con una exención temporal de los impuestos que graven su actividad profesional.
Como he dicho anteriormente esta propuesta no es ninguna novedad y ya se usó durante la repoblación de la cuenca del Duero en la baja edad media a través de las denominadas cartas de población o “Carta Puebla” que, a través de un documento de población de naturaleza pública, se otorgaban una serie exenciones o privilegios económicos a los repobladores del territorio, con la finalidad principal de asentar población en el territorio y, además, con hombres libres que no estaban bajo el yugo de un señor feudal. La Carta Puebla más antigua de la que se tiene constancia es la del municipio palentino de Brañosera, fechada en el año 824, es decir hace 1195 años. Con este tipo de iniciativas se repobló la Península Ibérica, dividida en varios reinos y condados, hace más de un milenio y fueron eficaces.
Parece que los administradores o políticos medievales eran más avispados que los políticos actuales y supieron utilizar sus recursos políticos y económicos para ocupar nuevamente un territorio que se había despoblado.
Dicen que querer es poder, la historia nos demuestra que se puede revertir la despoblación, hace mil años se pudo, ¿van a ser los políticos actuales menos capaces?, por favor no nos tomen por tontos, dejen de prometer soluciones cada cuatro años en periodo electoral, sin decir cuales o cuantas. Dejen de ningunearnos. Empiecen de una vez por todas a tomarse en serio el medio rural. Hemos dejado de creer en sus promesas vacuas: Ya no se trata de frenar la despoblación con palabras sino de comenzar la repoblación del medio rural con presupuesto.
Se puede hacer, porque nuestros antepasados, con muchos menos medios, ya lo hicieron.

En Arévalo, a veinte de mayo de 2019. 
Texto y fotografías: Luis José Martín García-Sancho.

Despoblado de Garoza

Pueblo abandonado de Villar de Matacabras.

Despoblado de Piteos





4 comentarios:

  1. Nuestro verdadero reto debe ser el de arrancar de raíz de sus poltronas a tanto politicucho mentiroso, ruin y corrupto y abonar el terreno con gente honesta y capaz. Necesitamos repoblares dispuesto a servir al bien común y no miserables que solo velan por sus espúreos y bastardos intereses.

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  2. Gracias por tu comentario Moisés. Se debe revertir la situación paro juvenil en las ciudades/éxodo rural.
    Se puede.
    ¿Se quiere?

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  3. Luis, has puesto el dedo en la llaga. La España 'vacía' es un tema complejo, con soluciones a largo plazo: infraestructuras para el comercio, transporte, escuelas, sanidad, cultura ocio, etc. que requieren inversiones elevadas, y con escaso rendimiento a corto plazo. Existe ya mucha literatura sobre el tema, y una cierta concienciación del problema a través de publicaciones en los medios. Desgraciadamente, los políticos suelen estar interesados en soluciones 'cortoplacistas', aparentemente más urgentes, que producen mayor éxito personal. Todo ello hace que el problema se agrave más y más a medida que pasa el tiempo.

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  4. Gracias, amigo/a anónimo/a, efectivamente, las soluciones cortoplacistas no son soluciones. Se necesitan mentes generosas que piensen en un servicio público a muy largo plazo. En el político actual la generosidad brilla por su ausencia, so son servidores públicos ni quieren serlo, solo buscan medrar y perpetuarse en o cerca del poder.

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