sábado, 22 de octubre de 2011

OTOÑO


Estaba extasiado mirando al sol poniente.
Los colores proyectados encendían nubes que antes fueron blancas. Convertían en filón de oro la pequeña chopera del arroyo.


Sobre su cabeza cientos de grullas volaban en uve hacia la laguna. Sus alegres gritos rompían el silencio de la tarde. Parecían felices por haber alcanzado un lugar de descanso. Mientras, el potente graznido de la hembra de azulón, celebraba el encuentro.
Olía a menta.
Sonrió.
¿Quién ha dicho que el otoño es triste?

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