martes, 29 de julio de 2025

La Lagunilla de Espinosa de los Caballeros.

 



Hace unas semanas Aitor Arregui, alcalde de Espinosa de los Caballeros, puso en mi conocimiento la inundación de una antigua gravera, situada en el paraje conocido como “Lagunilla”, por si fuera de mi interés.

Sí lo fue.

La verdad es que desconocía que la mencionada gravera llevara inundada desde el 18 de enero de 2024, a causa de las abundantes precipitaciones caídas durante la borrasca “Juan”, que provocaron el desbordamiento del modesto arroyo de la Mora.

Ortofoto y localización de la Lagunilla inundando unas 5 hectáreas entre enero de 2024 y abril de 2025.

Según los veteranos del lugar, el espacio conocido como “Lagunilla”, fue un antiguo descansadero asociado a la vía pecuaria conocida como cordel de la calzada de Toledo o, también, Calzada Real; desde que en 1214 falleciera en Gutierre-Muñoz Alfonso VIII, rey de Castilla, durante un viaje que realizaba entre Burgos y Plasencia por esta vía. Tenía 58 años y, tan sólo dos años antes, en 1212 había salido victorioso de la batalla de las Navas de Tolosa frente a los almohades.

Situación de la Lagunilla entre la Calzada Real, el arroyo de la Mora y el pinar de Gramales.

Después de ser descansadero, en algún momento anterior a 1970, se convirtió en tierras de labor, concretamente en dos parcelas: Lagunilla y Valle, de 4,4 y 1,7 hectáreas respectivamente.

Parcelación de la gravera según el SIGPAC.

Posteriormente, durante los años 1988 y 89, coincidiendo con las obras del desdoblamiento de la carretera N-VI en la autovía A-6, se convirtió en una gran gravera de unas cinco hectáreas, con tres o cuatro metros de profundidad, cuyas arenas se utilizaron en la consolidación de la nueva calzada y pasos elevados de esta importante vía.

Después, la mencionada gravera se usó como plantación de chopos hasta el año 2008, que se vuelve a labrar la tierra o se deja largos periodos en barbecho, según el comparador de ortofotos históricas del PNOA (Plan Nacional de Ortofotografía Aérea) y el SIGPAC (Sistema de Información Geográfica de la Política Agraria Comunitaria).

Foto comparativa del PNOA, a la izquierda estado de la gravera como tierras en barbecho en 2023, a la derecha convertida en plantación de chopos, ortofoto tomada en 2004.

Al encontrarse este espacio lindero con el arroyo de la Mora, las abundantes precipitaciones caídas durante la borrasca “Juan” a mediados de enero de 2024, después de un mes de diciembre también muy lluvioso, provocaron que el arroyo de la Mora se desbordase e inundara por completo la antigua gravera, algo más de cinco hectáreas, con tres o cuatro metros de profundidad. Hecho que, seguramente, redujo la capacidad de inundación del arroyo y, actuando como llanura de inundación, amortiguó su capacidad destructiva.

En la imagen se aprecia el desbordamiento del arrollo de la Mora hacia la Lagunilla.

Con todo y eso, un arroyo de la Mora embravecido, se desbordó y provocó grandes socavones en la carretera del cementerio de Arévalo, el 18 de enero de 2024. Seguramente de no haberse llenado las cinco hectáreas de la Lagunilla, los destrozos habrían sido mayores y podría haber afectado a la autovía A-6.

Arriba: desbordamiento del arroyo de la mora en la carretera del cementerio de Arévalo el 18 de enero de 2024.
Abajo: socabón producido en la carretera del cementerio por el desbordamiento del arrollo de la Mora.

Y así, completamente inundada, ha estado la Lagunilla durante los dos últimos años, concretamente desde el 18 de enero de 2024, hasta que se seque, seguramente, durante el mes de agosto de 2025.

Durante este año y ocho meses ha acogido a una gran cantidad de especies de aves, anfibios, invertebrados y plantas asociadas al medio acuático. Por lo que la biodiversidad se ha disparado de forma palpable.

Yo he sido testigo de las últimas semanas, cuando contaba con algo menos de la mitad de su superficie inundada, y lo seré hasta su completa desecación. Con todo y eso el espectáculo natural ha sido muy gratificante y satisfactorio. Lo único que siento no haberme dado cuenta antes, porque la invernada y los pasos migratorios han debido de ser magníficos en cantidad de individuos y variedad de especies.

Aspecto de la Lagunilla en julio de 2024.

Aunque, como siempre por estos contornos, cualquier propuesta relacionada con utilizar el agua para algo distinto al regadío caerá en saco roto como una vulgar extravagancia, lo cierto es que una pequeña intervención en el arroyo de la Mora que permita utilizar las cinco hectáreas de la antigua gravera como llanura de inundación asociada, sería muy beneficiosa, no solo para la biodiversidad local, sino para evitar desbordamientos y destrozos futuros. Y también serían un aliciente para el creciente turismo rural y natural.

Diversas especies de anátidas y limícolas en la Lagunilla de Espinosa en julio de 2024.

Bastaría con hacer un azud de derivación desde el arroyo hasta la Lagunilla, para aprovechar el exceso de agua que pueda tener en épocas de elevada pluviometría. Y un drenaje hacia el arroyo que actúe como desagüe una vez conseguido el nivel de inundación deseado. Un observatorio, que permita estudiar a las aves sin molestar… ya sería la hostia.

Arriba y abajo: actuaciones posibles para usar la Lagunilla como llanura de inundación del arrollo de la Mora, con azud de derivación y drenaje de desagüe, observatorio para aves e isla para su descanso y reproducción.

A continuación, amigo lector, te ofrezco algunas imágenes de este humedal antes de que se seque y desaparezca por completo durante muchos años: momentos capturados sobre su valor paisajístico y su biodiversidad. Imágenes sobre el atractivo del espacio y una pequeña muestra de la vida que encierra, siendo mucho mayor aun la que podría llegar a atesorar para el disfrute y aprendizaje de todos los amantes de natura. Pero, como dije antes, por esta comarca ese saco siempre está roto. 

Lástima.

En Espinosa de los Caballeros, Julio de 2025.

Luis J. Martín.

Algunas imágenes tomadas en la Lagunilla de Espinosa de los Caballeros y entorno inmediato entre el 19 y el 27 de Julio de 2024:

Calzada real o cordel de la calzada de Toledo.

Chorlitejo chico en la la Lagunilla.

Chorlitejo grande en la Lagunilla.


Cigueñas blancas y ánades reales en la Lagunilla


Hembra y macho de aguilucho lagunero, especie reproductora en la Lagunilla.

Arriba: subadulto de águila imperial.
Abajo, águila calzada, sobrevolando la Lagunilla.

Arriba y abajo estado de la Lagunilla en julio de 2025. La inundación de la Lagunilla puede evitar que se aneguen granjas como la de la imagen.

Arriba y abajo estado de la Lagunilla en julio de 2025.

Arriba estado de la Lagunilla en julio de 2025.
Abajo: ánades reales y limícolas.

Arriba y abajo estado de la Lagunilla en julio de 2025.

Arriba: aviones zapadores en la Lagunilla
Abajo: Cugüeñas blancas, anátidas y limícolas.

Arriba: Andarríos chico.
Abajo: Andarríos grande en la Lagunilla en julio de 2025.

Arriba: Milano real posado en el pinar de gramales, junto a la Lagunilla.
Abajo: Pinar de Gramales contiguo a la Lagunilla. 
Abajo: conejo en el pinar de gramales.

Arriba y abajo, avefrías en la Lagunilla.

Arriba, polla de agua, reproductora en la Lagunilla.
Abajo: ánades reales y algún limícola.

Arriba y abajo, ánades reales. 

Alcaudón común en el pinar de Gramales contiguo a la Lagunilla.

Arriba localización de la Lagunilla de Espinosa de los Caballeros. Junto al pinar de Gramales, el arroyo de la Mora y la Calzada Real.
 
Arriba: trazado actual modificado del arroyo de la Mora.
Abajo: antiguo trazado del arroyo de la Mora.
Abajo: Desbordamiento del arroyo de la Mora en enero 2024, como se ve, las aguas vuelven a su antiguo cauce. El agua tiene memoria, aunque al hombre se le olvide.

Fuente de las fotos aéreas: GMaps, SIGPAC y PNOA.
El resto de imágenes son propiedad de Luis J. Martín: © LJM





jueves, 3 de julio de 2025

El ave de fuego.

 




 

El presente artículo se lo dedico a mi amigo Juan Carlos, sólo él y yo sabemos por qué y con eso nos basta a ambos.

Toda la etimología del flamenco nos lleva a fuego.

Se podría decir que proviene del término flama (llama) de donde derivan otras palabras relacionadas con el fuego como flamear o inflamable.

Su nombre latino, Phoenicopterus roseus, está también relacionado con el fuego, pues la primera mitad de Phoenicopterus significa púrpura o rojo escarlata y la segunda alas, algo así como alas color escarlata o alas de fuego, y roseus es rosa por el color predominante de su plumaje, a excepción de las alas extendidas que muestran un color rojo (de las coberteras) y negro (de las rémiges) como una flama, como una llama, y patas fucsias y pico fucsia y negro.

También Phoenix hace referencia, o deriva del ave fénix, ser de la mitología griega que resurgía de sus propias cenizas y que en la cultura egipcia era un ave que se creó a sí misma del fuego del árbol sagrado del templo del dios Ra.

Sea como fuere en la cultura popular al flamenco se le relaciona con el fuego o, más bien, con el resurgimiento de la vida después de la muerte, que no es otra cosa que el concepto de muerte y resurrección para la vida eterna en el paraíso, creencia en la que coinciden muchas de las religiones actuales. Pues muchos de los lugares donde aparecen los flamencos a lo largo y ancho de este mundo se pueden considerar paradisiacos para un mero espectador.

Comparto con todos ustedes unas imágenes del flamenco rosa (Phoenicopterus roseus), tomadas durante la segunda quincena de junio en varios humedales alicantinos: Salinas de Santa Pola, Salinas del Pinet, Clot de Galvany y el Hodo. Espero que disfruten de ellas tanto como yo he disfrutado al tomarlas.














El baile del flamenco al volar.









En Santa Pola, 17 al 26 de junio de 2025.

Fotos y textos: Luis J. Martín. © LJM