Hace
unas semanas Aitor Arregui, alcalde de Espinosa de los Caballeros, puso en mi
conocimiento la inundación de una antigua gravera, situada en el paraje conocido como
“Lagunilla”, por si fuera de mi interés.
Sí lo fue.
La verdad es que desconocía que la mencionada gravera llevara inundada desde el 18 de enero de 2024, a causa de las abundantes precipitaciones caídas durante la borrasca “Juan”, que provocaron el desbordamiento del modesto arroyo de la Mora.
Según los veteranos del lugar, el espacio conocido como “Lagunilla”, fue un antiguo descansadero asociado a la vía pecuaria conocida como cordel de la calzada de Toledo o, también, Calzada Real; desde que en 1214 falleciera en Gutierre-Muñoz Alfonso VIII, rey de Castilla, durante un viaje que realizaba entre Burgos y Plasencia por esta vía. Tenía 58 años y, tan sólo dos años antes, en 1212 había salido victorioso de la batalla de las Navas de Tolosa frente a los almohades.
Después de ser descansadero, en algún momento anterior a 1970, se convirtió en tierras de labor, concretamente en dos parcelas: Lagunilla y Valle, de 4,4 y 1,7 hectáreas respectivamente.
Posteriormente,
durante los años 1988 y 89, coincidiendo con las obras del desdoblamiento de la
carretera N-VI en la autovía A-6, se convirtió en una gran gravera de unas
cinco hectáreas, con tres o cuatro metros de profundidad, cuyas arenas se
utilizaron en la consolidación de la nueva calzada y pasos elevados de esta
importante vía.
Después, la mencionada gravera se usó como plantación de chopos hasta el año 2008, que se vuelve a labrar la tierra o se deja largos periodos en barbecho, según el comparador de ortofotos históricas del PNOA (Plan Nacional de Ortofotografía Aérea) y el SIGPAC (Sistema de Información Geográfica de la Política Agraria Comunitaria).
Al encontrarse este espacio lindero con el arroyo de la Mora, las abundantes precipitaciones caídas durante la borrasca “Juan” a mediados de enero de 2024, después de un mes de diciembre también muy lluvioso, provocaron que el arroyo de la Mora se desbordase e inundara por completo la antigua gravera, algo más de cinco hectáreas, con tres o cuatro metros de profundidad. Hecho que, seguramente, redujo la capacidad de inundación del arroyo y, actuando como llanura de inundación, amortiguó su capacidad destructiva.
Con
todo y eso, un arroyo de la Mora embravecido, se desbordó y provocó grandes
socavones en la carretera del cementerio de Arévalo, el 18 de enero de 2024.
Seguramente de no haberse llenado las cinco hectáreas de la Lagunilla, los
destrozos habrían sido mayores y podría haber afectado a la autovía A-6.
Y así,
completamente inundada, ha estado la Lagunilla
durante los dos últimos años, concretamente desde el 18 de enero de 2024, hasta
que se seque, seguramente, durante el mes de agosto de 2025.
Durante
este año y ocho meses ha acogido a una gran cantidad de especies de aves,
anfibios, invertebrados y plantas asociadas al medio acuático. Por lo que la
biodiversidad se ha disparado de forma palpable.
Yo he sido testigo de las últimas semanas, cuando contaba con algo menos de la mitad de su superficie inundada, y lo seré hasta su completa desecación. Con todo y eso el espectáculo natural ha sido muy gratificante y satisfactorio. Lo único que siento no haberme dado cuenta antes, porque la invernada y los pasos migratorios han debido de ser magníficos en cantidad de individuos y variedad de especies.
Aunque, como siempre por estos contornos, cualquier propuesta relacionada con utilizar el agua para algo distinto al regadío caerá en saco roto como una vulgar extravagancia, lo cierto es que una pequeña intervención en el arroyo de la Mora que permita utilizar las cinco hectáreas de la antigua gravera como llanura de inundación asociada, sería muy beneficiosa, no solo para la biodiversidad local, sino para evitar desbordamientos y destrozos futuros. Y también serían un aliciente para el creciente turismo rural y natural.
Bastaría con hacer un azud de derivación desde el arroyo hasta la Lagunilla, para aprovechar el exceso de agua que pueda tener en épocas de elevada pluviometría. Y un drenaje hacia el arroyo que actúe como desagüe una vez conseguido el nivel de inundación deseado. Un observatorio, que permita estudiar a las aves sin molestar… ya sería la hostia.

A
continuación, amigo lector, te ofrezco algunas imágenes de este humedal antes
de que se seque y desaparezca por completo durante muchos años: momentos
capturados sobre su valor paisajístico y su biodiversidad. Imágenes sobre el
atractivo del espacio y una pequeña muestra de la vida que encierra, siendo
mucho mayor aun la que podría llegar a atesorar para el disfrute y aprendizaje
de todos los amantes de natura. Pero, como dije antes, por esta comarca ese saco
siempre está roto.
Lástima.
Luis J. Martín.
Cigueñas blancas y ánades reales en la Lagunilla
Arriba: subadulto de águila imperial.
Arriba y abajo estado de la Lagunilla en julio de 2025.
Arriba estado de la Lagunilla en julio de 2025.
Arriba y abajo estado de la Lagunilla en julio de 2025.
Arriba: aviones zapadores en la Lagunilla
Arriba: Milano real posado en el pinar de gramales, junto a la Lagunilla.
Alcaudón común en el pinar de Gramales contiguo a la Lagunilla.
Arriba localización de la Lagunilla de Espinosa de los Caballeros. Junto al pinar de Gramales, el arroyo de la Mora y la Calzada Real.
Abajo: Desbordamiento del arroyo de la Mora en enero 2024, como se ve, las aguas vuelven a su antiguo cauce. El agua tiene memoria, aunque al hombre se le olvide.