Ribera del Arevalillo en Arévalo
Cada vez que respiras
lo siento en mi pecho.
Comenzaste a saltar
sin brincar.
Te pusiste delante de mí
y no te vi.
Paseabas a mi lado
sin avanzar.
Desnudas ramas de chopo
son tu vestido de invierno,
las yemas del fresno
son promesa,
la vida escapa...
y espera.
Subido a un olmo
veo pasar bandadas
de estorninos negros
en primavera
que silban en los tejados
y bajan a la alameda
y beben el agua
de la ribera.
Cada vez que respiro
siento tu aliento,
si tú respiras
lo siento en mi pecho.
En Arévalo, a diez de diciembre de 2016.
Luis José Martín García-Sancho
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