No lo sabía, os lo aseguro.
Desconocía que desde la concejalía de medio
ambiente de Arévalo se tuviera planeado hacer un jardín botánico con especies exóticas
en las cuestas del Arevalillo.
Desconocía que la pista abierta en la peligrosa
ladera situada bajo San Miguel fuera a acoger una plantación de especies
foráneas realizada por varias decenas de escolares de Arévalo.
Desconocía y desconozco, porque no he visto los
informes o los estudios previos, que el Ayuntamiento de Arévalo tuviera pensado
abrir una pista en una de las cuestas más inestable del Arevalillo, donde en
los últimos años se han producido varios corrimientos de ladera.
Desconozco, igualmente, si para abrir esa pista
se ha contado con la Confederación Hidrográfica del Duero al encontrarse a
menos de 50 metros del cauce del río Arevalillo.
Desconozco si, al encontrarse en suelo rústico
protegido, se ha informado del proyecto de la pista a la Junta de Castilla y
León por si fuera necesario un estudio de impacto ambiental simplificado.
Desconozco si se ha realizado el proyecto de
ingeniería pertinente para este tipo de terrenos con una acusada pendiente y
suelo inestable.
Desconozco, igualmente, si para que prospere la
plantación de especies exóticas se va a recurrir a algún tipo de aclimatación o
de crear un ambiente que reproduzca sus condiciones naturales.
Mi ignorancia llega a tal extremo que
desconozco si para realizar la citada pista y plantación se han utilizado los
servicios técnicos municipales para que, tanto los trabajadores, como los
plantadores voluntarios no corrieran riesgo alguno o para que las conducciones
de alcantarillado que bajan al colector principal no sufrieran daños.
Desconozco si los taludes producidos por la
excavación del camino corren riesgo de erosión o corrimiento, si la vegetación
arrancada y amontonada a ambos lados de la pista abierta va a ser retirada o va
a quedarse allí seca afeando el entorno, si los escombros y vidrios sacados
durante la excavación se van a quitar o se van a abandonar peligrosamente en la
ladera. Ramas secas... vidrios cóncavos... una combinación parecida a dar un bidón de gasolina y un mechero a un pirómano.
Desconozco si para plantar 64 árboles era
necesario abrir una pista con maquinaria pesada por una ladera inestable.
Estas han sido las especies autóctonas
plantadas:
Pino piñonero (Pinus pinea)
Encina (Quercus ilex)
Almendro (Prunus dulcis)
Estas son las especies no presentes en el
Arevalillo pero presentes de forma natural en 50 km a la redonda:
Quejigo (Quercus faginea)
Estas son las especies alóctonas:
Pino silvestre (Pinus sylvestrtis)
Haya (Fagus sylvatica)
Secuoya (Secuoia sp.)
Ginkgo biloba.
Pensé que las cosas no se hacen porque sí, porque
me da la gana, por cojones, con un puñetazo en la mesa. Pensé que las
actuaciones municipales tendrían sus estudios, sus proyectos, sus justas
adjudicaciones.
Veo que no, que es muy aleatorio, demasiado. Caprichoso
incluso. Se talan pinos centenarios, singulares y representativos de nuestra tierra
sin motivo, sin informe previo. Y se plantan especies alóctonas, foráneas,
exóticas, sin ton ni son, caprichosamente. Para ello, si hay que abrir con
maquinaria pesada una pista en una ladera de acusada pendiente e inestable, se
abre y punto, sin más, sin estudios ni informes.
No sé dónde llegará este camino emprendido por
el Ayuntamiento, no me voy a meter en asuntos legales, solo he tratado temas
naturales y medioambientales.
Pero, sinceramente, creo que este no es el camino.
Arévalo, 29 de abril de 2017
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