Adela
tiene ocho años.
Ha
roto el pantalón por la rodilla.
Isabel
tiene 28 años, es tía de Adela.
Van
juntas a la mercería a comprar una pegatina.
Piden.
El tendero saca el surtido de pegatinas. Las miran, las pasan tranquilamente. La
mayoría representa deportes tales como tenis, surf, fútbol, vela, béisbol,
automovilismo…
-
Son todas de chico –dice Isabel-, no hay casi de niña.
Adela
mira las pegatinas sin decir nada.
Isabel
separa una carta en la que hay flores, frutas, una mariquita y una mariposa.
- El
roto es muy pequeño –dice Isabel-. Esta de la fresa seguro que lo cubre.
Adela
no dice nada, pero se le van los ojos a una en la que un balón se estrella en
la red. Solo ella sabe que se ha hecho el roto metiendo un golazo en el recreo.
La han felicitado hasta Marta e Iván que son los que más goles meten.
-
Cóbrame esta de la fresa –dice Isabel al tendero.
Mientras
el tendero cobra ve la cara de fastidio de Adela.
Luego recuerda que en una
ocasión similar preguntó a la madre que si jugar al fútbol, al tenis o conducir
un coche son actividades solo reservadas para el hombre.
También recuerda que aquella
madre se enfadó y le recriminó que él no era quien para decir cómo
educar a su hija.
Así
que calla y da la vuelta y las gracias a Isabel.
En
Arévalo, a 22 de septiembre de 2016.
Luis
José Martín García-Sancho
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