viernes, 14 de febrero de 2020

EL JOYERO DE CARLA




El uno de febrero pasado, Moisés González Muñoz me envió por WhatsApp los tres primeros capítulos de su segunda novela “El joyero de Carla” de forma promocional.
Los leí.
Me gustaron.
Le propuse un trato. Un trueque a la antigua usanza: yo le enviaba ni novela “Por la senda de Tumut” y, a cambio, él me enviaba una de las suyas “Candiles para Lucía” o “El joyero de Carla”.
Como no tenía novelas en papel me envió las dos en PDF ese mismo día y a los dos días por Correos, un libro en papel de “El joyero de Carla” correspondiente a una edición que no se había puesto a la venta por contener algunas erratas.
La primera: “Candiles para Lucía”, es una novela autobiográfica donde el autor cuenta su vida desde la niñez a la adolescencia por diversos pueblos de la Ávila rural de los años 60 y 70 del pasado siglo, dependiendo siempre de la escuela que le hubieran adjudicado a su madre, Eutimia Muñoz. Pasando por diferentes pueblos del Valle de Amblés, Valle del Tiétar, Gredos y, finalmente, Terrassa, después de una etapa interno en el Diocesano, o recluido según define Moisés a esta estancia. Aunque para él su auténtico pueblo fue y siempre ha sido donde nació, Salobralejo, en el centro del Valle de Amblés.


Vista del valle de Amblés desde el Castro de Ulaca, con Salobralejo en el Cuarto superior izquierdo.

Amistades, juegos, familia, paisajes, costumbres, labores, se suceden a lo largo de una amena y rica narrativa, propia de alguien que sabe lo que cuenta, por la sencilla razón de que lo han vivido.
Un resumen de aquella época: “En los años 70, la dictadura ya comenzaba a flaquear en algunos aspectos sociales, pero en otros, como en la enseñanza, aún campaba a sus anchas y los libros eran un fiel reflejo de lo acontecido en esas décadas. El imperante Nacionalcatolicismo marcaba bien de cerca los contenidos y recuerdo que el libro de Geografía e Historia desprendía un tufillo que demostraba muy a las claras cual era la ideología del régimen.”
La lectura de “Candiles para Lucía” debería ser obligatoria para ese "selecto" grupo de políticos y técnicos que deciden sobre la vida en el medio rural y su futuro, con soluciones contraproducentes que van desde cerrar ambulatorios y escuelas, hasta solicitar que Ávila sea declarada desierto demográfico… acciones que únicamente demuestran su desierto mental, ideológico y social y su incapacidad para solucionar los problemas cotidianos de una buena parte de la rural, despoblada y envejecida Castilla.

Pero vayamos a su segunda novela, que es la que actualmente está promocionando a lo largo y ancho de la geografía española:

EL JOYERO DE CARLA

Autor: Moisés González Muñoz.



Su segunda novela “El joyero de Carla", es la historia de Javier, contada por su bisnieta Carla. Describe, con maestría y amena literatura, la España rural y urbana, en un recorrido de casi cien años, en los que se suceden algunos de los acontecimientos más trágicos para miles de personas que sufrieron, primero, los abusos por parte de los caciques, luego, aires de libertad que solo quedaron en eso, aires, y después la dura represión, la persecución, la humillación, el exilio… Por último, el intento de rehacer vidas y recuperar amores perdidos. Con su lectura hacemos un largo y detallado recorrido por una España rural, urbana, castellana, emigrante, campesina, industrial.
Moisés capta y describe muy bien, con una literatura clara, concisa y sin ambages, los tiempos y las vidas de los protagonistas, debido seguramente, por un lado, a su experiencia personal de joven perteneciente al mundo rural abulense en los años sesenta y setenta y, por otro, como emigrante con toda su familia a la industrial Terrassa. Vivencias descritas, anteriormente y de forma magistral, en su primera y autobiográfica novela “Candiles para Lucia”. Obra a la que hace un guiño al introducir en el hilo narrativo de su segunda novela a alguno de sus personajes y, también, por compartir algunos espacios comunes.
Los convulsos años descritos, pasan por la dictadura de Primo de Ribera, la segunda república, que abrió una puerta a las esperanzas de miles de campesinos, truncadas de forma brutal por la guerra civil, que devolvió y aumentó los privilegios a los mismos de siempre: políticos, eclesiásticos, caciques, tiranos, muchos de ellos personas sin escrúpulos, resentidos, con ganas de venganza, la cual se perpetuó durante cuarenta años, e incluso, a día de hoy aún se mantiene.
En la persona de Javier, un niño abulense del valle de Amblés, que crece con miedo a “el señorito”, narra de forma soberbia, cruda y real, la vida y sufrimientos de una buena parte de la población rural abulense, de una España que quiso evolucionar con las, casi siempre mal contadas, libertades de la segunda república y que, los mismos de siempre, impidieron con la peor de todas las violencias: la rebelión militar, la guerra, la lucha fratricida, la muerte, la represión, la humillación, el sometimiento.
Sí, vencieron, como diría Unamuno, porque les sobraba fuerza bruta, pero no convencieron.
De una deseada evolución en libertades y derechos sociales de la segunda república, se pasó a una evidente involución tras la guerra. Años después, en la década de los 60, el retroceso social era más que patente con respecto a otros países que habían sufrido también el azote de la guerra:
Castilla seguía inmersa en la misma precariedad, el atraso y el abandono institucional de los últimos siglos.”. Y así seguimos ahora pero con mucha menos población.
He de decir que leer "El joyero de Carla" ha sido una experiencia positiva y gratificante. Primero, porque he disfrutado con su lectura y segundo porque he aprendido de sus personajes, de sus paisajes, de la sociedad descrita y de los sentimientos que consigue hacerlos percibir como propios.
La dedicatoria personal de Moisés González Muñoz escrita a mano en la página tres de su novela, prácticamente es un resumen:
“Para Luis José.
Ochenta años después,
los de siempre,
vuelven a blanquear 
el fascismo.”

Así como su primera novela se la dedicó a Lucía, su primera nieta. Esta se la dedica a Carla, su segunda nieta. 

En Arévalo, a doce de febrero de 2020.
Luis J. Martín.


Moisés González Muñoz, en el centro, junto a Juan Carlos López y José Fabio López de la Alhóndiga.




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