miércoles, 1 de febrero de 2017

NO VER, NO OÍR, NO DECIR



Los tres momos sabios, en una gran parte del lejano oriente, es una norma moral, casi una filosofía. Entre el pueblo japonés durante la Edad Media el sentido de esta manera de pensar era, simplemente, dejarse dominar por el poder, un código de conducta que recomendaba prudencia para no ver ni oír la injusticia, así como no hacer pública ninguna protesta.
Pero no hace falta irse tan lejos para encontrar la misma corriente de pensamiento impuesta por las clases dominantes desde tiempos inmemoriales.  Aquí ha sido y es un recurso tácito, una norma no escrita. No hace tanto se imponía por el miedo, de tal manera que aquel que veía o escuchaba algo que no le convenía al poder establecido era castigado con dureza. Y no digamos si decía algo inconveniente para las clases dominantes, entonces el castigo se podía convertir en la muerte del que se había ido de la lengua e, incluso, de aquellos que le habían escuchado.
Esa conducta agresiva utilizada por aquellos que tenían el poder hacia los que se salían del tiesto, mantenida durante tanto tiempo, generó un miedo atávico que aún perdura en la actualidad. Desgraciadamente la frase de “ver, oír y callar”, todavía es de uso corriente y, lo peor de todo, que se usa como norma vital.
Pongamos algunos ejemplos concretos referidos a nuestro querido Arévalo para que nos orienten sobre lo que estamos explicando.
- Si pasas por el puente del Cementerio, no mires el estado ruinoso en el que se encuentra el viejo monumento mudéjar. Aunque una tercera parte de su estructura se haya caído ya al lecho del Adaja, para qué vas a mirar y llevarte un mal trago sobre el estado de un monumento importante de nuestra historia que fue una de las cinco puertas de la amurallada ciudad de Arévalo. No, no merece la pena, no mires.
RUINAS DEL PUENTE DEL CEMENTERIO O DE VALLADOLID.

- Si alguien te dice que el río Arevalillo podría tener agua de forma permanente o intermitente regulada desde el embalse de las Cogotas, no escuches. No, ni se te ocurra. Aunque te digan que beneficia al acuífero del que nos abastecemos, aquel con el que regamos nuestros cultivos o del que bebemos, cocinamos o nos lavamos. Aunque te digan, que aumentaría la biodiversidad de río y ribera, aunque te digan que se recuperarían lagunas y lavajos perdidos o que aumentaría la oferta de ocio y turística de la zona. Ni con esas, ni se te ocurra escuchar.
RÍO AREVALILLO SECO BAJO EL PUENTE DE MEDINA

- Aunque escuches o veas el estado de la nueva muralla de San Miguel que ha costado un millón largo de euros, no digas que se está tumbando, que se está agrietando, que se está retorciendo. No, no seas subversivo, ni se te ocurra, no lo digas jamás, según nuestros munícipes, decir algo tan evidente, perjudica la imagen de nuestra ciudad.
RUINAS DE LA NUEVA MURALLA DE ARÉVALO EN SAN MIGUEL.

Así que, ya sabes, si no quieres que te llamen antiarevalense, jamás mires a una ruina, jamás escuches a quien te dice que ese edificio o monumento es ruina, y por nada del mundo se te ocurra decir que el Ayuntamiento de Arévalo se ha negado a solicitar un caudal para el Arevalillo, o que se ha gastado más de un millón de euros para construir una muralla nueva que amenaza ruina, o que está dejando que se hunda uno de los tres puentes mudéjares de la localidad. No, por favor, eso nunca.
Como los tres monos sabios, cuando veas algo que no te agrada tápate los ojos, cuando escuches alguna crítica hacia ayuntamiento, iglesia o cualquier colectividad, tápate los oídos y, por supuesto, jamás se te ocurra ser tú el que critica. Si alguna vez tienes la tentación de decir una verdad incómoda para una determinada facción de la población, inmediatamente, tápate la boca.
Sigue los consejos de tres monos si no quieres ser tachado de antiarevalense.
Aunque por otro lado convendría que te preguntaras si en verdad eres más arevalense por no querer ver, no querer oír o no querer decir lo que realmente pasa en tu ciudad.


Publicado como editorial en el número 89 de La Llanura de Arévalo, en octubre de 2016.

Archivo fotográfico;
Arriba: séptimo ojo del puente del cementerio por su cara de aguas arriba. Se ha derrumbado parte del muro y el pretil.
Abajo: el mismo ojo por la cara de aguas abajo.
Este monumento está incluido en la Lista Roja del patrimonio, Nos preguntamos si el Ayuntamiento de Arévalo tiene alguna intención de salvarlo de la ruina total.

Arriba: río Arevalillo bajo el puente de medina.
Abajo: el mismo emplazamiento sin agua
Nos preguntamos por qué el Ayuntamiento de Arévalo se ha negado a solicitar un caudal ecológico para el río Arevalillo, necesario para el bien común.


Nueva muralla de San Miguel; la foto no está mal tomada, la muralla se está tumbando. 
Arriba: Restos de la muralla medieval de Arévalo en el Rincón del Diablo, como puede apreciarse, en un estado lamentable
Abajo: detalle de una de las profundas grietas de la muralla medieval de Arévalo en el Rincón del Diablo
Nos preguntamos si el millón largo de euros empleados en construir una muralla nueva en San Miguel, que se está cayendo, no hubieran sido más provechosos para arreglar este paño de muralla auténtica o en evitar la ruina del puente del Cementerio.



2 comentarios:

  1. Tremenda reflexión... pero ni una duda me cabe que prefiero que se me tache de "anti-loquequieran", que negar la evidencia y la estupidez humana.(lupus_lynx)

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