Ana la susurradora
El sigueinte texto es el
primer final de mi novela "Por la Senda de Tumut. La noche de Jara".
Antes de su publicación
decidí cambiar el último capítulo, por lo que este texto quedó inédito:
"Hoy he soñado con hombres oshacu exterminando a sus hermanos ucusus por no querer compartir con ellos esta tierra en la que nos encontramos desde la noche de los tiempos. He soñado con belfones que decían querer dominar la tierra, cuando todos sabemos que no podemos dominar lo que no nos pertenece o aquello que jamás podremos abarcar. Esto es imposible, ninguno de nosotros podrá jamás parir o engendrar a su madre. La tierra no es nuestra, nosotros somos de la tierra.
Por la senda de Tumut. Dibujo de Luis J. Martín
He
soñado con hombres como nosotros que hacían daño a su madre, la tierra. Que
construían grandes y altas cabañas de roca y barro. Que sus hogueras eran
tantas y tan grandes y producían tanto humo que hacían el aire irrespirable,
como cuando haces fuego en el fondo de la cueva. Que tal cantidad de humo
nublaba a nuestro padre, el sol, que tenía que brillar con tal intensidad para
acariciar cada día a su compañera, la tierra, que producía enormes incendios
que convertían el bosque de la vida en brasas y la hierba fresca en polvo.
He soñado que casi todos los animales
se morían por no tener qué comer o se marchaban a lugares lejanos donde el
hombre no pudiera hacerles daño. He
soñado que estos hombres ensuciaban el agua de los ríos y lagunas arrojando en
ellos todo tipo de inmundicias y los peces flotaban asfixiados. He soñado que
estos ríos y arroyos de aguas cristalinas eran envenenados y los hombres que
bebían de ellos morían con fuertes dolores.
He soñado con hombres que acababan con
todos los animales de la tierra, con todas las aves del cielo, con todos los
peces del agua. Hombres que acababan con todos los árboles del bosque. Hombres
que envenenaban la llanura, la hierba, las aguas y luego exigían comida,
bebida, aire fresco. Que se iban buscando otro lugar donde el sol no abrasara
los campos, donde los animales pastaran tranquilamente y repetían la misma
destrucción, la misma masacre.
He soñado que este hombre no aprendía
de sus equivocaciones, al contrario, imponía sus mismos errores a las gentes de
otros lugares que vivían en paz y armonía con su madre, la tierra.
He soñado que aquellos hombres que
destruían todo a su paso tenían lanzas más poderosas que el trueno con las que
mataban a todos los animales y se mataban entre ellos, sin motivo alguno. He
visto hombres que querían dominar a sus hermanos. He visto que algunos hombres
se intentaban revelar contra esa dominación, contra esta destrucción y eran
eliminados, matados, masacrados con sus lanzas del trueno.
Luego me he despertado, me he dado
cuenta de todo lo que he soñado y me he reído de lo absurdo y estúpido que
resulta este sueño.
¿Qué hombre es capaz de matar a todos
los clanes de una región y acabar con toda la caza?
¿Qué hombre es capaz de acabar con
todos los árboles del bosque de la vida?
¿Qué clase de hombre es capaz de
envenenar el agua del que bebe?
¿Qué clase de hombre puede acabar con
lo que le permite vivir?
Amanece.
La noche de Jara llega a su fin."
Fragmento inédito de La Noche de Jara (de
Luis J. Martín)
Portada de la novela
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