Río Adaja entre Tiñosillos y Gutierre-Muñoz
Texto y fotos: Luis José Martín García-Sancho
Agua
es igual a Vida, lo afirmo rotunda y categóricamente. O lo que es lo mismo sin
agua no hay vida.
Andan
locos los de la NASA buscando agua en los polos lunares y en Marte, para poder
equipar estaciones permanentes en estos lugares y que sea posible la
supervivencia de las personas, animales y plantas que allí se pudieran llevar.
Permítanme
que califique esto de solemne estupidez. No tenemos bastantes problemas con
nuestra agua planetaria que nos gastamos montones de dinero en intentar adivinar
si aquella sombra captada por la sonda espacial es hielo o roca.
Seamos
coherentes señores. El agua, nuestra agua, requiere toda nuestra atención y cuidados
pues es un recurso imprescindible, aparentemente abundante pero limitado, por
lo que puede llegar a convertirse en un recurso escaso si no tomamos medidas
adecuadas.
No
hace falta irse a ningún planeta o satélite, no hace falta irse al desierto
para comprender lo necesaria y vital que es el agua para la vida, cualquier
tipo de vida, incluida por supuesto la humana. Miremos a nuestro alrededor, decenas
de municipios morañegos tienen problemas con el suministro de agua potable.
Como pueden comprobar, La Moraña no es la Luna pero empezamos a tener problemas
con la calidad de nuestra agua.
Tradicionalmente
el agua potable se ha extraído del subsuelo, concretamente del acuífero de los
Arenales. Este acuífero lo forman aguas fósiles y se ha ido formando a lo largo
de cientos de miles de años, quizás millones, no lo sé, que a mí en cuanto me
sacan de mis 48 años, que son los que cumplo, ya me pierdo.
Noria en Tiñosillos
Los
seres humanos vamos demasiado deprisa, queremos correr más que la propia
Naturaleza. Es decir, lo que tarda en formarse un montón de años nosotros lo
queremos explotar en un instante y encima se nos hace largo. Diez, veinte,
cuarenta años en la vida del ciclo de las aguas no es más que una gota en el
inmenso océano. Pero estamos haciendo más daño a nuestras aguas en los últimos
cuarenta años que en el resto de la historia de la humanidad.
Lo cierto es que en estos
últimos años hemos sacado más agua de este milenario acuífero que la que entra,
bien sea para regadío, bien sea para consumo humano u ocio. No contentos con
ello, hemos llenado los campos de productos nitrogenados ya sea en forma de
purines, excrementos o abonos.
¿Qué se ha producido con
esto?: Dos graves problemas:
En primer lugar, al sacar
más agua de la que entra, el nivel de la
capa freática disminuye. Esta disminución en el volumen del agua, produce el aumento
de la concentración del arsénico, peligroso elemento que se encuentra de forma
natural en el subsuelo. Dada la toxicidad del arsénico el aumento de su
concentración en las aguas hace que estas no sean potables, ni para beber ni
para guisar, ni para lavar los alimentos que se van a consumir crudos.
En segundo lugar, al
disminuir el volumen de las aguas del acuífero y seguir arrojando a los campos
las mismas cantidades de productos nitrogenados (abonos, purines, excrementos) se
produce el aumento de la concentración de nitratos en el agua, lo que las
convierte igualmente en aguas no potables.
Para que nos hagamos una
idea el agua del acuífero es para los morañegos nuestro embalse. Si en un
embalse arrojamos mierda y sacamos más agua de la que entra, llega el momento
en que esa agua se contamina y pierde sus propiedades de generar vida. Pues más
o menos eso es lo que hacemos con nuestro “embalse”, el acuífero de los Arenales.
Se puede y se debe
intentar evitar esto mediante el control efectivo de los productos nitrogenados
arrojados por los campos, el control y la limitación de las extracciones y por
último, la recarga del acuífero, es decir que vaya aumentando el nivel de la
capa freática.
El acuífero se puede
recargar de varias formas. Una de ellas es a través de las precipitaciones, por
el agua que se infiltra hacia el subsuelo. Para ello juegan un papel
importantísimo las superficies arboladas, pero esto, si les parece, lo dejamos
para otra ocasión, pues dada su importancia, merece un comentario mucho más extenso.
Río Arevalillo entre Tiñosillos y Nava de Arévalo.
Otra forma es a través de
los cauces de los ríos. Por ello los cauces regulados son un flujo constante de
agua hacia el acuífero a través de las infiltraciones que se producen por los
lechos arenosos de nuestros ríos, especialmente Adaja y en menor medida
Arevalillo, Voltoya, Zapardiel o Trabancos.
El Adaja, al estar
regulado desde la presa de las Cogotas, filtra agua al acuífero durante todo el
año, pero de forma insuficiente porque el equilibrio hídrico es negativo. Es
decir, el río introduce al acuífero una cantidad mucho menor que la que nosotros
sacamos.
Pero, ¿y el Arevalillo? Si
este río pudiera tener una cantidad de agua constante por su cauce, lo que se
denomina un caudal ecológico, la recarga del acuífero se multiplicaría por dos.
Como todos sabemos el
canal del regadío de las Cogotas en su camino hacia la balsa de Nava de
Arévalo, atraviesa el río Arevalillo. Pues bien, desde esta balsa se podría
regular un caudal ecológico permanente
para el río Arevalillo. Con esta medida saldríamos ganando todos, pues el
acuífero se vería sensiblemente beneficiado y la vida en su conjunto ganaría en
calidad y en cantidad, pues las riberas se poblarían enseguida de plantas y
animales, lo que haría que la biodiversidad de este río y de la comarca
aumentase significativamente ¿Para que irnos pues a Marte y gastarnos una
millonada de dinero en intentar generar vida pudiéndola mejorar aquí?
Desagüe del canal de las Cogotas al río Arevalillo en Nava de Arévalo
No es por alarmar, pero
para prevenir hay que ponerse en la peor de las situaciones ¿Qué haríamos en el
caso de que una gran sequía acabe con las reservas del embalse de las Cogotas, y
con el acuífero contaminado tal y como está?
Seamos inteligentes, pidamos a la Confederación Hidrográfica del
Duero que recargue el acuífero desde el río Arevalillo, proporcionándole un
caudal ecológico.
En Arévalo, a seis de agosto
de 2009
Artículo publicado en La Llanura de Arévalo, en agosto de 2009.
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