Texto y fotos: Luis José Martín García-Sancho
“Dicen que el gamusino se esconde en los pinares, tiene largas piernas
como los troncos, brazos y dedos como las ramas y cuerpo regordete como las
copas de los pinos para pasar inadvertido. Pero no tengáis miedo, nunca ataca, sólo
observa, es el protector del bosque. A ver quien es el primero que ve uno”.
Esto
les decía a mis hijos cuando les llevábamos las primeras veces al pinar, pero
al poco tiempo David decía: Creo que los gamusinos no existen, porque no vemos
ninguno. “Gusino”, balbuceaba María señalando con el dedo y negando con la
cabeza. David, inquieto como nadie, se alejaba a subirse al árbol torcido. Su
hermana María, que empezaba a andar, a duras penas le seguía, tropezando con
tamujas, ramas y piñas caídas. David subía a María al tronco tumbado y se
perdía por las ramas altas. María quería seguirle, pero si apenas sabía andar,
difícilmente podría trepar tras él.
Volvían
los dos arañados por las cortezas del pino y manchados de resina. Pero no
importaba, la ropa era la apropiada para mancharse. Para ellos, eso de vestir
de domingo, era ponerse la ropa de ir al campo.
David subido al "pino torcido" del pinar de Arévalo
Posteriormente,
en el colegio, esta disposición para subirse a los árboles, les valió el mote
de mono y mona, y así les conocen aún. Por otra parte, esta actitud también les
ha servido para conocer, respetar y valorar los pinares cercanos a Arévalo y al
bosque en general. Recuerden, el hogar del gamusino.
Lo cierto es que en esta
comarca altamente deforestada, curiosamente tenemos muy poco apego al árbol, lo
destruimos, ignoramos o menospreciamos. Vivimos de espaldas al bosque, como
gamusino inexistente, sin entender que es nuestro benefactor. Porque, no les
quepa duda, que los escasos espacios arbolados que nos quedan en La Moraña, a
todos benefician. Vamos muy deprisa, queremos correr más que el tiempo. Cuando
se tala un pinar maduro estamos destruyendo un hábitat que ha tardado entre 80
y 100 años en formarse.
Pinar de Arévalo
Muchos se preguntarán qué
beneficio pueden reportarnos cuatro pinos añosos, agrietados y llenos de viejas
cicatrices provocadas al haber sido resinados reiteradamente en el pasado:
Bien, aparte del beneficio obvio, y ya de por sí importante, que nos proporciona
cualquier planta al ser productora de oxígeno o el ocio de meriendas y paseos o
el económico en forma de madera, resina y frutos ¿Qué otro beneficio nos reportan
los pinares de La Moraña?
Los bosques de la comarca
se extienden mayoritariamente por el corredor
de los ríos Adaja y Arervalillo, que discurre, como todos sabemos, desde el
sur hacia el norte de la comarca, al encuentro del Duero. Acompañando a los
sotos de estos ríos, se encuentran los pinares de pino resinero y, en menor
medida, de piñonero. En la zona de contacto entre sotos y pinares se da la
mayor biodiversidad de toda la comarca.
Corredor del Adaja.
Este corredor natural es
utilizado por la flora y fauna como una carretera verde para sus
desplazamientos entre el norte y el sur de la Cuenca del Duero, lo que le
confiere una importancia única y excepcional, especialmente en una zona tan
deforestada como la que nos ocupa. Este notorio valor biológico de los bosques
de la comarca, si les parece, lo dejamos para otra ocasión pues, dada su
importancia, merece un comentario mucho más extenso.
Pero centrémonos más: ¿Qué
beneficio proporcionan los pinares a las personas?
Estos pinares del corredor
del Adaja y Arevalillo se extienden sobre antiguas dunas continentales, con un
porcentaje de finas arenas superior al 90%. Pero no sólo sujetan el terreno
para evitar la erosión, estas masas
arboladas asentadas sobre suelos arenosos son la mejor zona de recarga del acuífero
de los Arenales que, como les comentaba en mi anterior intervención, se
encuentra preocupantemente contaminado y al borde de la sobreexplotación.
Pinar de Palacios de Goda
La enorme importancia hidrogeológica de los
pinares de la comarca radica en que, al estar asentados mayoritariamente sobre
duna continental, toda el agua caída en forma de lluvia, nieve, niebla o
escarcha, es retenida por las tamujas de los pinos y pasa al acuífero casi en
su totalidad, pues apenas existe la escorrentía es estos terrenos arenosos y
arbolados, y además es agua limpia al ser filtrada por las arenas sin mezclarse
con productos agrarios peligrosos.
Mientras que en las
tierras de labor, una buena parte del agua se pierde por las acequias y cunetas,
acabando en los ríos por escorrentía y el volumen que se filtra al acuífero
puede contaminarse al entrar en contacto con abonos orgánicos, inorgánicos y
pesticidas, en los pinares casi toda el
agua es absorbida por las arenas como una gigantesca esponja y pasa al acuífero
limpia.
Por eso, dado el estado
lamentable y preocupante de “nuestro embalse” acuífero de los Arenales, sería
conveniente proteger todas estas masas de pinares del corredor de los ríos
Adaja y Arevalillo asentadas sobre arenas. Por tratarse de la única zona de
recarga del acuífero con aguas limpias, es decir, estos pinares aportan al
acuífero agua de calidad y en cantidad. Recuerden: Agua = Vida.
Gotas de agua retenidas por las tamujas en un día de niebla.
Hasta ahora he presenciado
como un mero espectador la política forestal de la Junta de Castilla y León, comprobando
como concedían Declaraciones de Impacto Ambiental favorables a proyectos
destructores del escaso bosque morañego y de sus beneficiosas arenas, por el
simple hecho de situarse en montes de titularidad privada.
Ahora estoy convencido de
que la Junta de Castilla y León puede y debe realizar Declaraciones de Impacto
Ambiental desfavorables a proyectos tanto particulares como públicos que puedan
perjudicar las pocas masas forestales que nos quedan y las importantes arenas
sobre las que se asientan. Especialmente porque sólo el 3,3% de la superficie de La Moraña es forestal.
Cuantificando esta escasez, de 150.000 ha. que ocupa la comarca, sólo 5.000 son
arboladas y, de estas, 800 corren el riesgo de desparecer por una urbanización
autorizada desde la Junta.
Urbanización ilegal de Villanueva de Gómez
Lo cierto es que los
acuíferos se encuentran cada vez en peor estado: Al borde de la sobreexplotación
y contaminados por arsénico y nitratos. Por otro lado necesitamos a los pinares
porque nos proporcionan agua potable. Por ello, aunque sólo sea por puro
egoísmo o afán de supervivencia, seamos inteligentes: Pidamos a Junta de
Castilla y León y Confederación Hidrográfica del Duero que protejan adecuadamente los pinares del corredor de los ríos Adaja y
Arevalillo, por ser la mejor área de recarga del acuífero de los Arenales con
agua de calidad y en cantidad.
En Arévalo a seis de
octubre de 2009.
Artículo publicado en el nº 5 de "La Llanura de Arévalo" en octubre de 2009.
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