lunes, 2 de junio de 2014

ENTRE ELCHE Y SANTA POLA

Torre Tamarit, salinas de Santa Pola, Alicante.
 
 
Texto y Fotos: Luis José Martín García-Sancho.
 

El sureste español siempre se asocia a un espacio seco o semidesértico, pero lo cierto es que en el sur de alicante, entre Elche y Santa Pola se encuentran tres zonas húmedas de gran importancia socio ecológica, se trata de las Salinas de Santa Pola (1), el humedal de El Hondo (2) y el Clot de Galvany (3). Es indudable la importancia socio económica que tienen las dos primeras para una comarca donde las precipitaciones brillan por su ausencia.

1: salinas de Santa Pola, 2: El Hondo, 3: Clot de Galvany, 4 Dunas de la Marina y Guardamar.

Las salinas de Santa Pola se localizan en el espacio que ocupó una antigua albufera mucho más amplia. Pero la colmatación natural a través de las mareas o los aportes del río Vinalopó, que atraviesa el humedal antes de su desembocadura y, especialmente, la ingeniería humana con los aterramientos producidos en el siglo XVII, han ido ganando espacio al mar para tierras de cultivo creando una zona húmeda seminatural que puede encharcarse o desecarse a través de varios canales de llenado o drenaje que conectan multitud de balsas poligonales de las que se extrae sal natural tras su desecación por evaporación. Las salinas son parque natural desde 1988 y tienen una extensión protegida de 2570 hectáreas entre los términos municipales de Santa Pola y Elche.
Salinas de Santa Pola


El Humedal de El Hondo o El Fondo, es otra zona húmeda de gran extensión creada por la mano del hombre como embalse para proporcionar agua a los regadíos y huertos de la comarca. El agua procede de uno de los dos brazos del río Vinalopó y, especialmente, del bombeo que se efectúa desde la desembocadura del río Segura, a unos 8 kilómetros de distancia. El enclave es parque natural desde 1988 y ocupa una extensión de 2495 hectáreas entre los términos municipales de Elche y Crevillente. Aunque es parque Natural su explotación es privada perteneciendo a la Comunidad de Riegos de Levante.
Embalse de El Hondo


El Clot de Galnany (clot se puede traducir como Hoyo) es un humedal de 366 hectáreas, por su extensión, mucho más modesto que los dos anteriores. Se trata de una zona húmeda que se encontraba degradada y que ha sido recuperada y puesta en valor en los últimos años. Se encuentra entre las urbanizaciones de Arenales del Sol, perteneciente a Elche y Gran Alacant, perteneciente a Santa Pola. Tiene un gran valor al encontrarse entre dos zonas costeras densamente urbanizadas que han destruido uno de los biotopos de dunas litorales más importantes del levante español. Es paraje natural municipal protegido desde 2005.
Clot de Galvany
 
A estos espacios naturales hay que unir una de las zonas costeras menos alteradas de la comunidad valenciana, donde aún se respeta la franja de dunas naturales que se extiende entre las playas, prácticamente vírgenes, y el interior. Un interesante espacio que forma un biotopo muy curioso y valioso que, por desgracia, no ha sido respetado en el litoral mediterráneo. La presencia de estas dunas y playas alejadas de los circuitos turísticos proporcionan a la zona una mayor biodiversidad de especies de flora y fauna. Se extienden desde el sur de Santa Pola hasta La Marina y Guardamar de Segura, estando las primeras incluidas en el parque natural de las salinas de Santa Pola y las de la Marina y Guardamar (4) son Lugar de interés comunitario LIC.

dunas

En estas zonas húmedas todavía podemos encontrar algunas de las especies de aves más amenazadas y escasas de nuestra fauna como son la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris) y la malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala) y, también la focha cornuda (Fulica cristata), calamón (Porphyrio porphyrio), gaviota de audouin (Larus audouinii) garza imperial (Ardea purpurea), garcilla cangrejera (Ardeola ralloides), avetorillo (Ixobrychus minutus), morito (Plegadis falcinellus) o zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis).

Gaviota de adudouin

Garza imperial

Zampullín cuellinegro

Por las largas y casi desiertas playas podemos ver corretear al corerrelimos tridáctilo (Calidris alba) o zambullirse al charrancito (Sterna albifrons) al charrán común (Sterna hirundo) o al charrán patinegro (Sterna sandvicensis)


Correlimos tridáctilo


En la época reproductora es fácil observar el celo de muchas especies, en el caso de los charranes, conocidos como golondrinas de mar, el macho ofrece a la hembra su pez recién capturado, si esta acepta, se produce el vínculo de pareja al que seguirán las cópulas y la nidificación. Curioso y grácil es también el celo de la avoceta (Recurvirostra avosetta) en el que el macho empieza a moverse en torno a la hembra, que tiene el pico algo menos curvado hacia arriba. En un momento determinado la hembra adopta una postura estática con el cuello estirado y paralelo al agua. El macho, después de moverse junto a los dos flancos de su compañera se sube a su dorso en difícil equilibrio, en un escaso segundo se produce la cópula y acaba todo hasta la próxima, porque repetirán la operación en varias ocasiones.

Celo de avoceta


 Avoceta con pollo:
 

Curiosas son las persecuciones que el macho de malvasía cabeciblanca dedica a los competidores cuando está intentando conquistar, casi acosar, a su hembra. Con la cola erguida y cabeza por delante sale como un bólido a expulsar a otro macho que intenta acercarse. Después se pavoneará otro rato delante de su hembra con la cola completamente vertical.

Forman interesantes colonias reproductoras charranes, charrancito, avoceta, cigüeñuela (Himantopus himantopus), gaviota picofina (Larus genei), gaviota reidora (Larus ridibundus), gaviota patiamarilla (Larus cachinnas), canastera (Glareola pratincola)…

Cigüeñuela
 
Gaviota picofina

Gaviota reidora

Gaviota patiamarilla

Durante la época de celo las aves se vuelven un poco más confiadas y se dejan acercar un poco más cuando se entregan a sus artes amorosas. Así, el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), el tarro blanco (Tadorna tadorna), porrón común (Aythya ferina), focha común (Fulica atra), Vuelvepiedras (Arenaria interpres) o las huidizas y desconfiadas ardeidas como la garza real (Arcea cinerea) o la garceta común (Egretta garzeta) se dejan acercar un poco más.

Chorlitejo patinegro

Tarro blanco macho

Porrón común

Focha común

Vuelvepiedras

Garceta común
            


   Casi todas las especies de aves se esfuerzan en la cría de sus pollos. Resulta especialmente curioso el comportamiento del somormujo lavanco: el nido es una pequeña plataforma flotante que utilizan sólo para la incubación. En cuanto los pollos eclosionan empiezan a subirse al dorso de uno de los progenitores que se convierte en una especie de nido flotante. Allí son cebados con las pequeñas capturas del otro progenitor y, también, de allí son desalojados con un pequeño aleteo e inclinación de espalda cuando el padre o la madre que hace las veces de nido, decide bucear en busca de alimento.
Incluso una de las aves más numerosas y llamativas de este espacio como es el flamenco (Phoenicopterus roseus) aunque no llegue a reproducirse de forma habitual sí se le puede observar en el ritual de apareamiento donde el baile colectivo de cuellos estirados, despliegue de alas y pasos sincronizados supera al más renombrado de los coreógrafos. Podría decirse que, incluso, bailan al alimentarse puesto que suelen mover ritmicamente las patas para agitar el fondo mientras buscan con el pico sumergido los mutrientes que quedan en suspensión.
Flamenco alimentándose junto a una avoceta

Flamencos jóvenes
 
En resumen: Si el sureste español es árido, este espacio es un vergel de biodiversidad, un oasis de vida. Donde hombres y animales aprenden a convivir.







 
En Arévalo, a 29 de mayo de 2014

 

 

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