Una
persona que no era política, sin saber por qué, se subió a un púlpito y exclamó
en alta voz:
- Os
prometo que habrá aire para todos. Que podréis inspirar todo el que queráis sin
condición de ricos o pobres. Que el aire inflará por igual vuestros pechos para
que no muráis asfixiados.
La gente
comenzó a agruparse a su alrededor.
- Os
prometo –continuó- que cuando salga el sol saldrá para todos. Que cualquiera
podrá sentir su calor. Que hombres y mujeres, niños y ancianos, sin excepción,
notaréis su luz.
Un rumor
comenzó a crecer entre los presentes.
-
Os prometo que cuando llueva –prosiguió gritando-, podréis sentir el agua en
vuestras caras, siempre que no llevéis paraguas.
Uno de
los presentes comenzó a escribir frenéticamente en su tableta:
- Pérez,
reúna urgentemente al consejo asesor. Convoque también al expresidente, aunque se
aburra. Con la siguiente orden del día: “Idear contadores individuales de aire
respirado, intensidad de sol recibido y volumen de agua por milímetro cuadrado
de piel”. Esto va a ser la bomba, con la excusa de la crisis podremos proponer
a los de arriba que todos deben pagar un canon variable según la cantidad de
aire respirado, intensidad de sol percibido, o volumen de agua recibida de
forma natural. No nos habíamos percatado de que estos privilegios los recibe el
pueblo llano de forma totalmente gratuita y a eso no hay derecho Pérez, no hay
derecho. Están utilizando algo que por rango y poder sólo a nosotros pertenece.
Pues somos los elegidos. Si lo quieren, que paguen y si no, que se mueran.
- Por cierto Pérez -continuó escribiendo el de la
tableta-, convendría proponer en el consejo asesor que hablar de la manera en
la que se expresa el fulano sea delito. No sea que se nos suban a las barbas.
Le adjunto vídeo para que se lo remita urgentemente a los de arriba para que
procedan a su identificación y obren en consecuencia. Una cosa más Pérez, no encargue
caviar para el almuerzo del consejo que estoy hasta los huevos de huevas,
pida mejor langosta. Y reserve vuelo en preferente, no me joda.
La metáfora es absolutamente acertada. Es el reflejo de la sociedad en que vivimos, y los pilares del sistema no ha cambiado demasiado a pesar de los siglos. En la cumbre la pirámide, gentes sin escrúpulos, espabilados, ladrones, jetas y sinvergüenzas, que han llegado arriba arrastrandose y medrando. Por debajo, los currantes, que dedican su vida a pagar impuestos, que creen en la libertad, la democracia y la justicia. Bueno, algo hemos mejorado. En la Edad Media los señores feudales robaban directamente a sus súbditos y vasallos, matando y aniquilando a quien se rebelase. En la actualidad, seguimos tributando a los poderosos. A cambio, nos dan unas migajas: sanidad, pensiones, educación, carreteras... y nosotros les damos las gracias por su altruismo y filantropía. Los tiranos del siglo XXI se disfrazan de democrátas, hombres justos y sabios, mientras vacían las arcas públicas, engordan sus cuentas corrientes y se llevan millones de euros a paraísos fiscales, para asegurar su futuro cuando los derechos y el bienestar que hemos alcanzado, desaparezcan y los ciudadanos normales se queden en la calle, sin pensiones, sin trabajo, sin sanidad. No es ciencia ficción... Ya está ocurriendo.
ResponderEliminarCierto, está ocurriendo, delante de nuestros ojos. Mientras, los de arriba nos dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Y nos quitan, delante de nuestros ojos, lo que tardó muchos años en forjarse: la sociedad del bienestar, mientras nos recuerdan que ese pretendido bienestar sólo está reservado para quien lo pague. Cuando es lo que hemos hecho toda la vida: pagar y callar.
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