Chema, un ornitólogo de altos vuelos.
A sus 54 años, José María García Jiménez, “Chema”, es todo un referente en el
estudio de las aves, especialmente, en Ávila. Y no me equivoco ni un ápice al
decir que es uno de los más expertos ornitólogos, ya sea a nivel local,
regional o nacional. Aunque él prefiere ser considerado un pajarero.
Nació en Gallegos de Altamiros en 1966 y
aunque se fue a vivir a Ávila con solo un año, ciudad en la que reside
actualmente, no ha perdido su vínculo con el pueblo, donde ha plantado decenas
de árboles, mantiene los pequeños huertos de su padre y conserva los muros de
piedra.
Profesionalmente, es técnico auxiliar de
carreteras y, por tanto, personal fijo de la consejería de Fomento de la Junta
de Castilla y León. Pero, en sus ratos libres, su verdadera pasión son las
aves. Según dice, cuando era joven voló
en parapente durante varios años para saber interpretar el vuelo de las aves
veleras.
Cuenta, que el gusanillo del campo se lo
inculcó su abuelo, que era un furtivo de los de aquellos tiempos. Los programas del Hombre y la Tierra de Félix
Rodríguez de la Fuente y varios amigos con los que compartía inquietudes de
infancia y juventud, le hicieron cambiar el tirachinas por los prismáticos.
Fue socio fundador de ADECAB, mítica
asociación que, durante casi dos décadas, se dedicó al estudio y la defensa de
los ecosistemas abulenses. También perteneció a ADENEX y a la Sociedad Española
de Herpetología. Actualmente es miembro de la Sociedad Española de Ornitología.
Desde el año 2009 censa de forma
prácticamente continua las lagunas de El Oso, uno de los parajes naturales más
destacados de La Moraña, con un prestigio a nivel internacional fuera de toda
duda. El primer año por encargo de la fundación Global Nature para el
Ayuntamiento de El Oso, con nuestro común amigo Pepe Rodríguez. Después, como él dice, por inercia, para el
blog del que es editor: “Aves Acuáticas
de La Laguna de El Oso (Censos Quincenales de La Laguna de El Hoyo, El Oso,
Ávila)”. Salvo contadas excepciones, ha
realizado censos de la laguna del Hoyo, cada quince días y durante un periodo de
once años, los cuales publica puntualmente en su blog, al que ayuda a
mantener M. Cruz González. En estos censos han participado de forma puntual la
flor y nata de la ornitología abulense.
Ha publicado varios artículos sobre sus
trabajos de campo. El último es: La
Grulla Común (Grus grus)
migración e invernada en la laguna del Hoyo, El Oso, Ávila. 2010-2020. II
jornadas nacionales sobre grulla común en España. Pero tiene otras
publicaciones sobre anfibios y reptiles, milano real, buitre leonado y
vertebrados muertos por causas no naturales. Además, ha participado como
colaborador en decenas de publicaciones. Por poner dos ejemplos cercanos: “Guía de las aves de La Moraña y Tierra de
Arévalo” o “La avutarda en Ávila y
Madigal-Peñaranda”.
Chema dedica a las aves todo el tiempo
libre que le permiten sus obligaciones familiares o laborales. Y dice que lo
que más le ha decepcionado en su relación con natura es la destrucción
progresiva de sus hábitats. Reconoce que su afición le ha aportado momentos
inolvidables, muchos amigos y algún que otro coscorrón con otros colegas.
Confiesa que, con la experiencia vivida, no volvería a hacer ciertas cosas,
pero que eso ahora no tiene sentido, pues si no las hubiese hecho no habría
llegado hasta aquí, a lo que es actualmente. “El balance, por supuesto, es positivo. y disfruto como un niño con
zapatos nuevos saliendo al campo y haciéndome constantemente preguntas de por
qué este pájaro hace o viene o va”.
A nivel personal, he de reconocer que he
tenido la inmensa suerte de contar con su colaboración en varios trabajos de
campo y, desde que nos conocemos, que ya ha llovido y se ha secado, con su
grata amistad, lo que nos ha llevado a compartir momentos inolvidables en plena
naturaleza.
En Arévalo, a 31 de octubre de 2020.
Luis J. Martín.
(Publicado en La Llanura número 138, de noviembre de 2020)
Fotos de Pepe Rodríguez y LJM: Luis J. Martín.
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