sábado, 26 de septiembre de 2020

DESDE LA RAMA DE ESPINO

 

Una noche vino el día

desde la rama de espino.

El sol se quedó enganchado

entre tu huerto y el mío.


Y se hizo el día eterno,

cerca de pueblos vacíos,

eterna luz de rastrojos,

muertos, vivos y perdidos


Miramos quitameriandas,

de pétalos ennegrecidos

por la luz del sol de noche,

con los ojos encendidos.


Y maduraron los frutos

de zarzamoras y endrinos,

escaramujos, saúcos,

majoletas y durillos.


Cambroneras apretadas

cornejos enrojecidos

enebros, cárdenas bayas,

dorada luz del membrillo.


Nadie se quedó en el campo.

Ni en tu huerto, ni en el mío,

donde el sol quedó enganchado

en la rama del espino.


En Arévalo, a veintiséis de septiembre de 2020.

Luis J. Martín.

 


 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario