También hay listos estúpidos.
Si alguien que representa la ley, el orden
y la justicia social de un país, no paga sus impuestos y defrauda al Erario
Público, es decir a todos los ciudadanos a los que representa, qué duda cabe de
que se le podría denominar estúpido.
Pero si coge las maletas y se fuga a un
país sin tratado de extradición con el país del que se fuga, donde va a vivir a
cuerpo de rey con los montones de euros defraudados, timados, hurtados,
rateados, robados, en ese caso la tradición, tal vez injustamente, llama listo
al delincuente.
Si alguien que es una persona famosa, se
sirve de su fama y prestigio para anunciar o sumarse a una manifestación contra
las medidas adoptadas durante la pandemia del coronavirus Cobid-19, que ha
causado casi un millón de muertes en el mundo, para que la gente acuda de forma
masiva, sin mascarilla y sin guardar la distancia de seguridad, qué duda cabe
de que se le podría denominar estúpido.
Pero si la convocatoria la hace desde
miles de kilómetros de distancia, con el mar océano de por medio, sin la intención
de asistir a la manifestación que convoca o apoya, la tradición, a esta serie de
personas de aviesa locuacidad les suele llamar, tal vez injustamente,
listos.
No sé si son listos estúpidos o estúpidos
listos, lo que no cabe duda es que estas personas son listillos, pues se
aprovechan de su situación de privilegio, creando ilusión y falsas apariencias
entre la gente que les respeta o admira, para poder cometer sus
tropelías.
Propongo una nueva entrada en el
diccionario para este tipo de personas:
listúpido, da.
En Arévalo, a veintidós de agosto de 2020.
Luis J. Martín García-Sancho.
fotos de internet.
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