miércoles, 17 de julio de 2019

OPOSICIONES JUSTAS: PLC.





Mi abuelo paterno, que era una persona sensata y curtida por la edad, cuando algo o alguien era lo contrario a lo que contaban, solía apostillar “PLC”, por ejemplo: que hablaban de fulano como una persona decente, cuando él sabía que no lo era, te miraba con aire socarrón y decía en tono irónico: “Sí, fulano es el tío más decente del mundo”, seguía una corta pero intencionada pausa acompañada de un guiño de ojo, y añadía “PeLeCé”, luego te hacía un gesto con el dedo para que te aproximaras y te susurraba al oído: “Por Los Cojones”.

Opositora u opositor es la persona que concurre a unas oposiciones, siendo estas el conjunto de pruebas selectivas en que los aspirantes a un puesto de trabajo, generalmente en la Administración pública, muestran su competencia, que es juzgada por un tribunal.
Voy a poner el ejemplo de una persona opositora al Cuerpo de Maestros de Educación Primaria e Infantil. En sus manos estará la docencia de niñas y niños de entre tres y doce años, delicada etapa en la que nuestros hijos, nietos, sobrinos se están formando para convivir y desarrollarse como personas en el mundo actual. Es un periodo crucial y, por lo tanto, debería estar en las manos y en el buen hacer de los mejores profesionales de la enseñanza.
Para una persona que se tome en serio el papel de opositora, la vida es muy dura. La rutina se impone, todos los días son iguales, horas de estudio, de consultas, de preparación de trabajos materiales o de diferentes pruebas. Mientras sus amigos, familiares, parejas, compañeros, se divierten o se relajan, para ellas no hay tregua posible, ni distracción aconsejable. De hecho, muchas de las personas opositoras que rompen su rutina, un día, un solo puto día, después se sienten culpables, como si hubieran cometido una grave falta contra su futuro. Suelen ser seis días de intenso y monótono trabajo y uno de descanso y desconexión, cosa que no llegan a conseguir, pues ni descansan al cien por cien como sería lo aconsejable, ni desconectan de sus estudios pues mentalmente van dando vueltas a lo que llevan días, semanas, meses o años preparándose a conciencia.
A la comprensión y memorización exhaustiva del largo temario se suma la búsqueda y estudio de legislación nacional y autonómica relacionada con todas las facetas de la docencia, bibliografía publicada sobre la educación en sus diversas especialidades, supuestos prácticos variados en los que se puedan dar todo tipo de situaciones en las aulas o fuera de ellas para tratar de buscar la mejor manera de solucionarlas o llevarlas a buen término, siempre de manera correcta y, a ser posible, con los protocolos de actuación previstos.
A parte de esto, la persona opositora ha de preparar una programación que consiste en detallar todas las unidades didácticas a desarrollar durante un curso completo con sus objetivos a cumplir, legislación en la que se basa, materiales utilizados, recursos didácticos, criterios de evaluación… es decir todo lo relativo al día a día del docente y alumnado en el centro educativo.
Todo esto, como ya se ha dicho, ocupa a la persona opositora meses o años donde el nerviosismo y la incertidumbre es moneda común. Cualquier trabajador sabe que su esfuerzo es reconocido con un salario mensual. En cambio, el opositor no sabe si tantas horas de trabajo diario van a servir, siquiera, para lograr un puesto de trabajo que les permita vivir, independizarse, tener un futuro para el que se han formado.



Por si esta carga psicológica fuera poco, luego está el asunto de las interinidades. La cosa tiene gracia, por denominarla de alguna manera no ofensiva. La administración las llama, y así las convoca, como oposiciones de “turno libre”. En las que aquellas personas que han acabado su carrera recientemente y que, por lo tanto, jamás han trabajado, compiten en desigualdad de condiciones con aquellas personas que sí han trabajado como interinos, es decir cubriendo una baja por enfermedad, paternidad, maternidad, o vacantes por traslado, excedencia, jubilación o defunción. Y digo en desigualdad de condiciones porque a pesar de llamarse de turno libre, las pruebas selectivas tienen dos fases muy diferenciadas:
- Fase de oposición en la que, al menos hay tres pruebas: un tema del amplio temario a desarrollar por sorteo. Uno o dos supuestos prácticos. Y finalmente la programación, en la que la persona opositora debe defender oralmente la programación de un curso entero y, además explicar detalladamente una de las unidades didácticas de entre tres elegidas al azar. Momento en el que los miembros del tribunal pueden realizar todo tipo de preguntas.
Hasta aquí podríamos hablar de igualdad de condiciones para todas las personas opositoras, pero falta una segunda fase.
- Fase de concurso: donde se puntúan todos los méritos que pueda aportar la persona opositora ya sean cursos, diplomaturas, licenciaturas, máster, idiomas, publicaciones… hasta un máximo de cuatro puntos. Y también, y he aquí la gran cabronada para los que realmente se presentan en turno libre, la experiencia laboral en la que se computa el tiempo trabajado en forma de puntos, donde los interinos de largo recorrido, muchas veces, alcanzan los doce puntos. Es este el gran agravio comparativo, la descomunal cabronada, la enorme farsa, la desmesurada injusticia de meter en el mismo saco a los interinos con las personas que realmente concurren en turno libre, con las ilusiones a flor de piel, con ganas de trabajar, con ideas frescas y actuales para desarrollar con sus alumnos.
Porque en miles de ocasiones se da el caso, amigos lectores, que un interino que jamás ha aprobado una oposición o, en el mejor de los casos, ha sacado un aprobado raspón, se coloca por delante de un opositor que ha aprobado con muy buena nota, incluso con una puntuación de ocho o nueve o, en ocasiones, incluso más. Pero como se computan los años trabajados en forma de puntos y hay gente interina que lleva haciendo sustituciones y cubriendo vacantes diez o veinte años, toda su vida laboral, se coloca por delante de la brillante persona opositora que aprueba con buena nota.
Esta es la mayor cabronada que se puede hacer a una persona que lleva preparándose para un puesto de trabajo años, es decir aprobar la oposición, pero sin plaza. A este opositor u opositora al Cuerpo de Maestros, cuya motivación muchas veces es vocacional, que ha aprobado con buena nota, pero sin plaza le queda el consuelo agridulce de entrar en bolsa de trabajo. Su esperanza es la de estar en un buen lugar de partida. Así que esta persona que ha aprobado sin plaza, que ha sacado una buena nota, se consuela pensando que estará entre el puesto veinte o treinta de la bolsa de trabajo y que muy pronto le llamarán para hacer una sustitución o cubrir una vacante, pero, su gozo en un pozo, de nuevo la cabronada de un sistema que es concebido de forma cruel e injusta desde su nacimiento, hace que el elevado número de interinos con experiencia laboral se coloque por delante y le releguen al puesto mil y pico.

Y entramos en una tercera fase que no viene en la convocatoria oficial pero perfectamente orquestada: 
- Fase de desánimo: Así, van pasando las semanas, los meses. La persona opositora que ha aprobado por méritos propios con buena nota, pero sin plaza pide todos los destinos que van saliendo semanalmente: plazas que quedan vacantes por una u otra razón. Cada semana desciende unos cuantos puestos en la lista de la bolsa de trabajo y se acerca un poco más a su objetivo: trabajar. Pero en un momento determinado del curso, se da cuenta de que en lugar de bajar puestos los sube… ¿qué está pasando?, se pregunta. La respuesta no es otra que los interinos que estaban realizando una sustitución de dos o tres meses han vuelo a la bolsa y, como siguen teniendo mayor puntuación por sus diez, doce puntos de experiencia laboral, se colocan nuevamente delante de la persona opositora que ha aprobado la oposición con buena nota, pero sin plaza. Ahora, la brutal cabronada se convierte en indecencia. Y les da por pensar: “¿cómo voy a tener experiencia laboral si no me dejan trabajar, si me ponen en el mismo saco que a los interinos?”. Y a muchos el desánimo, el desencanto, les hace tirar la toalla, abandonar... para la ceguera de la administración, un problema menos.
Esta es la cuestión, señores administradores de lo público, sean ustedes consejero, ministro, presidente o monarca, el sistema de oposiciones a turno libre está viciado desde el principio y deben concurrir de forma separada personas interinas y personas sin experiencia laboral.
- Primero: Se deben regularizar a todos los interinos que demuestren que valgan para la docencia, es decir para dar clases a niños en la crucial edad de aprender a vivir comprendida entre los tres y los doce años, haciéndolos una prueba selectiva en exclusiva para ellos y, a partir de ahí:
- Segundo: Una vez regularizados los interinos, todas las vacantes que vayan saliendo anualmente ofertarlas en nuevas oposiciones a turno realmente libre para que sean cubiertas por aquellas personas opositoras con ilusiones que hayan aprobado pero que nunca han trabajado.
- Tercero: Una vez regularizados los interinos, todas las vacantes y sustituciones que vayan saliendo a lo largo del curso cubrirlas de forma interina con los que han aprobado sin plaza las nuevas oposiciones de turno libre. Y a estos regularizarlos de forma cíclica.
Así, sí serían oposiciones realmente justas y libres, y trabajarían las personas que demuestren mejores aptitudes y actitudes para la docencia.
Este es el dato, 130.000 docentes de la enseñanza pública no universitaria son interinos, trabajan sin una plaza fija en las aulas y cambian de centro hasta varias veces al año. La pregunta es bastante clara y creo que muchos nos la hemos planteado más de una vez: ¿por qué hay tantos interinos en la enseñanza?, ¿por qué no se regularizan esas plazas interinas anualmente?, ¿a quién puede interesarle que el 25% de los profesionales de la docencia estén en la precaria situación de interinidad, es decir, que uno de cada cuatro maestros no tenga su plaza en propiedad y tenga que ir cambiando de puesto de trabajo y de vivienda una o dos veces al año? Lo lógico, lo decente, lo justo sería regularizar anualmente al mayor número de interinos y convocar oposiciones en turno realmente libre con todas las plazas que queden vacantes para que los nuevos opositores o los que han aprobado sin plaza, pero con buena nota, puedan optar, por fin, a un puesto de trabajo vocacional.
Por otra parte, lo cierto es que tantos años de trabajo interino, precario e inseguro cansan al docente más paciente y llegan oírse comentarios de interinos de largo recorrido tales como “a mí ya ni me gustan los niños”. Lamentable que por culpa de un sistema defectuoso e injusto se lleve a profesionales a estos extremos de desencanto.

Siempre se ha dicho que en las oposiciones obtienen un puesto de trabajo los mejores de forma justa, pero lo cierto es que, tal y como están planteadas en la actualidad, las oposiciones al Cuerpo de Maestros, ni son justas, ni trabajan los mejores.

Si esto lo oyera o leyera mi abuelo paterno añadiría de forma socarrona y guiñando un ojo: “Actualmente, las oposiciones al Cuerpo de Maestros son justas PeLeCé ”.

En Arévalo, a diecisiete de julio de 2019.
Luis José Martín García-Sancho.






13 comentarios:

  1. Muchos interinos de esos a los que defines como "interinos de largo recorrido" han pasado por el mismo calvario años atrás, aprobando sin plaza, incluso en varias ocasiones, y quedándose fuera del mercado laboral por falta de experiencia. Sería muy injusto excluir a esos PROFESIONALES 5, 10 ó 15 años después de haber aprobado uno o varios procesos selectivos porque ellos ya demostraron en su día su valía para el desempeño de la función docente. Y fíjate lo injusto que es el sistema que esos interinos de largo recorrido también compiten en inferioridad de condiciones respecto a los novatos pues tienen que compatibilizar su trabajo y sus obligaciones familiares con sus estudios.
    Si queremos que el sistema sea justo empecemos dando plazas a quien ya aprobó procesos selectivos años atrás y luego empecemos a aplicar lo que comentas porque muchos interinos de largo recorrido fueron los opositores brillantes del pasado y son excelentes profesionales de la enseñanza.
    Un saludo.

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  2. Gracias por su comentario, lector anónimo o lectora anónima.
    Supongo que habrá leído el artículo completo pues la primera medida que apunto es regularizar las plazas de interinos, pero solo entre los interinos. Porque no me negará usted que el interino se merece gozar por fin de un puesto de trabajo estable y no ir cambiando una o dos veces al año de lugar de trabajo e incluso de vivienda.
    Lo injusto, porque así pasa y así ha pasado a muchos de los que ahora son interinos, es que una persona opositora que apruebe con un ocho o un nueve no pueda obtener plaza ni hacer sustituciones porque los interinos suman la cifra de 130.000 y les superan ampliamente en puntos por sus años trabajados.
    Poner en el mismo saco o en la misma prueba a opositores e interinos que no opositan, repito, es un sistema injusto. Y no porque lo hayan sufrido previamente los 130.000 interinos que hay, deja de serlo.
    Así que primero, regularizar a los interinos realmente válidos y luego convocar anualmente las vacantes en turno realmente libre en el que todos los opositores y opositoras compitan en igualdad de condiciones, es decir, en justa competición.

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  3. Quiero incidir un poco más en el primer comentario, el hecho de que la enorme cifra de interinos que hay en la actualidad haya pasado por el mismo calvario, como reconoce, no invalida sino que refuerza aún mas esta reflexión. Ningún organismo público "sano" puede contar con semejante tasa de interinos, de empleos precarios ¡¡¡El 25%!! eso es insufrible para el propio interino y frena la entrada de nuevos y buenos profesionales.
    La única explicación que encuentro para que la Administración esté interesada en que uno de cada cuatro maestros sea interino es porque se ahorra el salario y la seguridad social de uno de cada cuatro funcionarios en los periodos vacacionales. Y esta indecencia, a parte de ser muy injusta, debería ser ilegal. Para una empresa normal lo es.

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  4. En primer lugar, gracias por darnos voz a muchos de los nuevos opositores a los que no nos dan la oportunidad de trabajar.
    Lógicamente hay que señalar también que años atrás, el sistema de acceso no estaba tan complicado como está ahora para la gente sin puntos. Antes entrabas con una nota medianamente buena. Hoy día, con un 9,5 de nota final en el examen,no se obtiene plaza sin experiencia y para trabajar de interino te mandan a un puesto que ronda al 1000 en la bolsa (sacando esa nota).
    La experiencia es fundamental, al fin y al cabo es aprendizaje. No obstante,lo que no se puede permitir es que una persona que suspende un proceso de oposición que consta de exámenes para los cuales debería o tendría que estar preparado, por su gran experiencia, suspendan y que, aún así, pasen por encima a personas con una muy buena nota. NADIE ha empezado a trabajar aprendido y con puntos,nadie, y ahora es prácticamente imposible hacerlo en muchas especialidades, aún sacando una excelente nota final.
    Los nuevos opositores también queremos empezar una vida estable y construir un futuro para el cual nos hemos esforzado en tener y que vemos que no llega por un sistema totalmente injusto y obsoleto. Invertir en dobles grados, menciones y algún que otro máster es la única solución para nosotros ya que no siempre se nos da la oportunidad de ir de un sitio a otro rascando puntos de experiencia.

    Nuevamente, gracias por este post tan lleno de verdad para los que nos encontramos en esta situación.

    Un saludo.

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  5. Gracias por tu comentario, anónimo o anónima 15:30. Este artículo lo he escrito pensando, especialmente en los nuevos opositores, los que nunca han trabajado, a los que les piden experiencia para entrar en el sistema pero es el propio sistema el que no les permite trabajar ni tener la estabilidad necesaria para vivir con tranquilidad y crecer como personas. También pensando en el gran número de interinos que tienen que cambiar cada año de vivienda, incluso, dos veces.
    Cierto es también que hace 10, 20 o 30 años no era tan difícil entrar en el sistema, cosa que ahora es prácticamente imposible por el elevadísimo número de interinos que el propio sistema ha ido creando de forma totalmente consciente e intencionada. Es un sistema viciado porque los que lo dirigen lo han permitido.
    Llega el momento de cambios, esta injusticia no se puede mantener.

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  6. Por si sirve mi opinión...El sistema de oposiciones docentes es un entramado muy bien planificado y manipulado. Se lleva luchando años, manifestaciones,quejas, contenciosos, juzgados, grupos on line con miles de miembros...y no se consiguen cambios. Muchos intereses, entre ellos las academias-empresa y la misma Admin...que manipula a su manera, para que el 80% de las plazas sean para interinos con experiencia, que pasaron antes por lo mismo. Temas obsoletos, subjetividad etc etc. En Madrid se aplicó con el PP que entraran primero los que aprobaran, dejaron a cientos de interinos que ya habían aprobado antes en la calle...tampoco es justo. Típico aprobar una oposición hace que estés bien preparado para trabajar en la escuela.Una buena formación inicial y permanente y personas con empatia y ganas de trabajar don claves y eso no lo mide el sistema de oposición,así que es más "seguro" ir metiendo a interinos que al menos ya están fichados. si Dificil solución, que deja poco margen de maniobra..mas que entrar en la "rueda del hamster" de la oposición.Cuanto mejor conozcas como funciona la rueda, mejor te irá (emocionalmente) y antes entrarás en ella.

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  7. Gracias por tu comentario OrientaMariola, claro que sirve tu opinión. Lo ideal sería un sistema de ingreso al Cuerpo de Maestros que combinara conocimientos y práctica, una especie de MIR aplicado al magisterio, como ha apuntado Julio Collado Nieto en otra red social. Reproduzco su comentario porque me parece interesante:
    “A ver si logramos un MIR para la docencia, se combina la teoría y la práctica y se evalúan por Equipos Tutoriales muchos más aspectos que el contenido teórico de la Oposición actual y su "sabia" exposición oral. La actitud en el trabajo real es tan importante como la aptitud o conocimientos teóricos sobre programación y sobre el saber exponerlos oralmente.”

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  8. Soy interino aburrido. Aprobé en 1996 y 2000,sin plaza. Ya no estudio, mi cabeza no puede competir con los dieces de las nuevas generaciones y mi experiencia supongo que no importa para los nuevos. Nunca me han expedientado. Me consta que los alumnos me aprecian. Llevo 25 años en esto tan complicado de la enseñanza, en secundaria. Soy interino de los denominados pata negra. Ahora qué hacemos? Me mandáis a la mierda?

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  9. Los nueves y dieces de las nuevas generaciones en 1996 y 2000 entraban a trabajar, HOY NO, al menos de inmediato. ¿Ahora qué hacemos? ¿Nos vamos a la mierda?

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  10. Tampoco entraban. Pregunta por las opisiciones MEC del 96. Y pregunta por la criba que se hacía en el primer examen.
    Creo que no solucionaremos nada nunca porque entre nosotros tampoco hay unión. De eso se encarga el sistema: divide y vencerás (interinos viejos,de mediano recorrido, nuevos, lumbreras, mediocres.... peleados entre nosotros) Y desde hace más de treinta años una tasa elevadísima de interinidad(salimos más baratos).
    No volveré a decir nada, que intuyo mal ambiente.

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  11. Gracias por tu comentario, puedes decir lo que quieras, para eso es un blog abierto, lo que no parece justo es que interinos y novatos vayan por el mismo camino, se deben se regularizar, tal como digo los interinos que demuestren su valía y a partir de ahí, vacantes y sustituciones ofertadas en igualdad de condiciones anualmente, llámese MIR o como sea, con eso los nuevos y nuevas se aseguran experiencia.

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