martes, 13 de febrero de 2018

EN LA ALAMEDA DEL RÍO



Ahora,
Nunca es
Ahora.
Hemos estado cien veces
en esta hermosa alameda
nos hemos dado mil besos
bajo los esbeltos chopos
que con sus altivos troncos
van atrapando aire fresco
vistiéndolo con sus ramas
cada mañana en el alba
o en el atardecer dorado.
Aquí te prometí un jardín…
que nunca te di.
Tenemos tantos jardines
como amaneceres haya,
para llenarlos de plantas,
de sueños y de quimeras
y de vida al fin tranquila,
reposada.
Ni soy tuyo, ni eres mía,
somos los dos como el viento
que libre agita las ramas
de los álamos cautivos
y aunque pretendan cogerlo
para sentirse más libres
entre sus dedos escapa
y va acariciando el trigo
por estos campos ancianos,
tanto al norte como al este
donde están nuestras simientes,
ahora mirando a la playa
lejos de un cauce vacío.
Te quiero cuando te callas,
cuando me hablas te amo,
los silencios acompañan
y las palabras agradan,
con los ojos nos hablamos
sin tener que pronunciarlas,
que son ya muchos los años
para entender el lenguaje
con que el viento habla a los chopos
en este bosque tan vivo.
Como al aire que respiro,
te quiero cuando te marchas,
cuando regresas te amo
paseando aquí contigo,
y siempre tu vuelta espero
para darnos de nuevo
en la alameda del río,
un beso,
aquel beso,
todos los besos.


Arévalo, a veintiocho de enero de 2017.
Luis José Martín García-Sancho.


Fotos: Luis J. Martín

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