La Justicia en España y en las, llamadas, sociedades avanzadas o democráticas no es elegida por los ciudadanos.
El tercer poder del Estado, el judicial, es elegido directamente por los políticos o por los propios jueces. Lo que hace que, en determinadas ocasiones, se dude de su imparcialidad o independencia, que deben ser dos de sus características esenciales.
El pueblo debería elegir al poder judicial, a través de elecciones periódicas para la formación de los diferentes Tribunales Superiores de Justicia, entre varios jueces candidatos. Que nadie diga que el pueblo español no está preparado para elegir a los jueces que se merece. Más bien es al contrario, el poder Judicial no está preparado para que sea el pueblo el que elija.
Así la justicia también emanaría de la voluntad popular y sería más libre e imparcial.
Arévalo, a dos de marzo de 2016
Luis J. Martín
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