1.- LAS CHARCAS DEL ÁGUILA:
entrevista en radio Adaja: enlace:
http://www.radioadaja.es/fonoteca/2014-10-07/las-charcas-del-aguila
Charcas del Águila. Foto Luis J. Martín.
Muchos conocidos me dicen que tengo el gusto
estropeado al elogiar a mi tierra. De hecho, muy pocos asociarían La Moraña y
Tierra de Arévalo con biodiversidad. Es más, mucha gente opina sobre la
vaciedad de estos terruños, calificándolos como espacios desérticos, feos,
inhóspitos, sin atractivo. Suele decirse que para gustos están los colores y
aunque respeto esta opinión, no la comparto. Una visión fugaz de La Moraña,
puede dar esa sensación casi desértica. Cierto es que, a primera vista, estas
tierras parecen vacías y monótonas, pero hay que mirar para ver y andar para
recorrer.
1.- CHARCAS DEL ÁGUILA (Sanchidrián - Maello):
Descripción:
- Humedal artificial formado por 8 charcas creadas para
la extracción de áridos en el valle del río Voltoya entre los términos
municipales de Maello y Sanchidrián.
- 2 en Sanchidrián en la finca dehesa de Almarza
- 6 en Maello en la finca Peromingo
Este conjunto lagunar está dividido por el río Voltoya
que marca el límite entre los dos términos municipales de tal forma que en el margen derecho del
río se sitúan las seis charcas de Maello y en el izquierdo las dos de
Sanchidrián.
También está dividido por la autopista AP-6 y la carretera
NVI que separa a su vez las dos charcas de la Almarza en Sanchidrián quedando
una de ellas al este de estas dos vías y la otra al oeste.
Flora:
Al estar asociadas al río Voltoya en este paraje se
combina vegetación propia de ribera y de laguna: como sauces, fresnos, álamos o
chopos con sus arbustos acompañantes cono zarzamora, espino albar, saúco, rosal
silvestre, sauces arbustivos etc. y vegetación palustre propia de zonas húmedas
a medida que la charca se va asilvestrado tales como carrizos eneas de hoja
grande y pequeña y arbustos de sauce.
Además esta zona está rodeada tanto de masas de encinas más o menos
adehesadas, como de pinares y también por los campos de cultivo de la llanura, lo
que la da una variedad botánica indiscutible , creando diferentes ambientes de
gran valor ecológico.
Fauna:
Aves: Acuáticas. principalmente durante ambos pasos
migratorios y la invernada anátidas. Es una de las pocas zonas húmedas del norte de Ávila donde se pueden observar patos buceadores como el porrón comón y el porrón moñudo y, también presencia regular de fochas y somormujos. También se ven limícolas: Avoceta, cigüeñuela,
chorlitejos... En otoño invierno suele ser dormidero invernal de Cormorán Grande.
Cría: Colonia de Cigüeña blanca, garza real, somormujo,
ánade real, cuchara, porrón común, zampullín chico, focha común, carricero
común y tordal, y también cría en las proximidades cigüeña negra. Además rapaces como el águila imperial
ibérica, Milanos real y negro, aguilucho lagunero, águila calzada, ratonero,
cernícalo... Acuden a beber aves de la estepa cerealista como la ganga ortega.
También se pueden observar especies como la garza
imperial, martinete, avetorillo o águila pescadora.
Protección:
Esta zona húmeda está incluida en la ZEPA de los valles
del Voltoya y Zorita desde octubre de 2000 encontrándose la mayor extensión en la provincia de Segovia.
Peligros: alteración por urbanización y campos de golf.
Cómo
llegar:
N-IV Sanchidrián,
cruce hacia Muñopedro, a unos diez metros del cruce, camino a la derecha, otra vez a la derecha para tomar un camino que va paralelo a la AP6. A poco de pasar la zona de peaje atravesar la autopista por el túnel que sale a la izquierda. Nada más pasar el túnel tomar el camino
a derecha que va entre el río Voltoya y la AP 6. Asomarse en varias ocasiones a la loma
para ver las seis charcas de Peromingo, seguir entre el río y la AP 6, ahora por un sendero, hasta
llegar a la séptima charca que está entre el río y la autopista. A la octava es más complicado llegar porque está dentro del recinto de un campo de golf y tiene el acceso restringido, aunque antes, cuando la finca se dedicaba a la ganadería, era una de las más interesantes.
Como decía Machado, he andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas…, pero les aseguro que muchos de los mejores ratos,
los he pasado admirando la naturaleza de mi tierra. Nunca es tarde para conocer
o conservar nuestro entorno, lamentarse de lo que no se conoce o de lo que ya
se ha perdido, de poco o de nada sirve.
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