jueves, 27 de febrero de 2014

NOCHE DE LUNA


 
Caminaban muy juntos. Podría decirse que el silencio era absoluto. Sólo se oía el aire entre las ramas, el agudo silbido del autillo en la alameda y el croar lejano de algunas ranas.

Se ocultaron entre las retamas y se amaron con ímpetu. Fueron testigos un sapo asomado a una roña caída y un cárabo que, desde el árbol, giró la cabeza 180 grados para contemplar las cadencias amorosas de la pareja.

Sólo algunos leves jadeos rompieron el aparente silencio de la noche. Permanecieron unidos un buen rato. Descansando, pero vigilantes y tensos para no ser descubiertos.

La luna llenaba de negras sombras y luces tenues cada rincón. Se besaron lengua con lengua. Y sentados mirando a la luna, moviendo lentamente la cola, aullaron a dúo para que el aire propagara su amor.
Arévalo, 27/02/2014
Luis J. Martín

2 comentarios:

  1. Precioso relato, Luis. Y con sorpresa final, como los buenos cuentos de siempre.
    Ángel García Roldán

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